►Díada◄

Formar/Calor

Palabras del día: Formar/Form, Calor/Heat 

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—No llores, no saben lo que dicen...

Quería decirle lo que pensaba, pero era tan malo formando lazos con otras personas que prefirió callar y simplemente acercarse en silencio.

Esa mañana, Ben había llegado a la Academia con renovado ánimo tras su último intento fallido de hablar con la chica que tanto le gustaba. Creyó que ese sería su día y tendría mejor suerte, pero se llevó la sorpresa que sus amigos Phasma y Hux habían llegado antes que él para jugarle una broma pesada.

«—Vienes de la nada, eres nada —» Dijeron cuando un balde de agua fría le cayó encima a la joven. Ella había salido corriendo, huyendo de la burla de los demás; ni siquiera quería tener cerca a sus amigos.

Odiaba verla así, triste y sola, aguantándose las lágrimas evitando las miradas curiosas. Así que, tragándose su timidez, Ben se sentó a su lado y esperó a que ella lo notara.

—¿Qué quieres? —era consciente que no lo recibiría de buena manera, aun así su tono indiferente le dolió.

—Lo lamento, ellos solo saben molestar...

Finalmente, Rey lo miró con sus avellanados ojos enrojecidos por el llanto; el muchacho contuvo la respiración pensando en que decir. Lo vio fijamente, tratando de averiguar cual era su intención; era un tanto extraño que se preocupara repentinamente de ella.

—¿Porqué tanto interés? ¿Viniste a burlarte también? —atacó.

—No quise decir eso...

—¿También soy nada para ti? —interrumpió, herida.

—¡No! Quizá vengas de la nada, seas nada —la tomó suavemente de los hombros tranquilizándola —Pero no para mi. Para mi eres todo.

Ambos abrieron muy bien los ojos ante las palabras. La chica no podía creerlo, ¿en verdad significaba algo para él? En cambio, Ben quiso golpearse por su imprudencia, ella se había quedado callada mirándolo con un nuevo brillo en sus orbes.

—¿Es verdad? ¿tú no planeaste la broma? —preguntó incrédula.

—Jamás te haría algo así, Rey. En verdad me importas, tal vez demasiado diría yo.

La joven se levantó un poco de su asiento y lo abrazó con mucha fuerza, era lo más lindo que había escuchado de su parte; el chico tardó en corresponder, pero aceptó gustoso la calidez de su gesto.

—Eso significa... ¿qué estoy perdonado? —sonrió un poco.

—Claro que sí, Ben.

Se quedaron disfrutando de la compañía de otro hasta que el timbre tocó y se fueron al salón tomados de las manos, no les importó lo que dijeran los demás, así sabrían que con ellos nadie se metería.

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¿Qué tal a todos? Sí que me demoré, ¿verdad? Lo sé, pero que mejor forma que seguir con los microfics con la última palabra de junio y la primera de julio. Espero les haya gustado y apoyen quizá con una estrellita o un comentario, me gusta leerlos.

Se despide Solana. Adiós.