"Sky..."
"No."
"¿Qué?"
"Shhh"
Sé que cuando hablemos acabaremos discutiendo, así que intento aprovechar al máximo el momento de paz en el que estamos ahora. Hago un poco más fuerte el abrazo como queriendo acercarme a él aún más pero no es posible. Siento una de sus manos acariciar mi pelo y enrollarse en las puntas a la altura de mi cintura, tira de ellas para que me separe y me quejo con un gruñido. Escucho su risa y sonrío en un acto reflejo. Su mano asciende por mi espalda hasta la altura de la nuca y me obliga a mirarle a los ojos, pero los cierro con la suavidad del beso que deja en mi frente.
"Tenemos que hablar" susurra mientras los dedos de sus ambas manos se enredan entre los míos. Mi sonrisa se borra al instante y mi cabeza da vueltas intentando encontrar un principio por el que empezar.
"Yo... Calum..." las palabras no me salen, dejo mi cabeza caer y me trago las lágrimas.
"Tranquila" me dice dándome un apretón suave en la mano derecha.
"Estas semanas han sido una mierda" un comienzo precioso sin duda. Pura ironía para quien no lo haya notado. "Te echo de menos, demasiado, he vuelto al trabajo para intentar olvidarme de los problemas pero al final del día cuando vuelvo al apartamento siguen estando ahí. Mis padres me odian, mi marido no puede firmar los papeles del divorcio porque está fuera del país por un montón de meses... pero lo que más me duele es el hecho de estar lejos de ti. Cuando hablamos la vez que acabamos discutiendo me parecía que había tomado la decisión correcta, pero el dolor se está comiendo todo mi ser, un poquito más cada día. Me he dado cuenta de que esa decisión ha sido la peor que he tomado desde hace muchos años. Te echo de menos, Calum, te necesito cerca. Te quiero."
"Sky..." su voz está ronca y hace una pausa antes de seguir. "Te he echado de menos cada maldito segundo desde ese día, tenía que aguantarme al llegar a casa para no salir corriendo a buscarte. Han sido las semanas más duras que he tenido desde que mi madre no está conmigo. Pero quería que te tragases el orgullo, cuando pasó la primera semana pensé que te había perdido, ni una llamada ni un mensaje... Mi mundo se me caía encima Sky. Te necesito cerca, no me vuelvas a hacer esto."
"Nunca" susurro más para mí que para él, pero se que me ha oído.
"Te quiero" susurra antes de chocar sus labios contra los míos.
Todo empieza suave pero toma intensidad muy rápido. Se puede sentir la desesperación que los dos acumulábamos tras estar tanto tiempo separados. Pero todo se corta cuando la melodía de mi móvil interrumpe antes de que podamos llegar a algo más. Me acerco a la mesa y abro el bolso, veo el nombre de Mihaella en la pantalla y maldigo para mí repetidas veces. Y contesto porque sé que no va a dejar de llamar hasta que lo haga.
"Podríamos quedar hoy y..." oigo su voz chillar emocionada al otro lado.
"Lo siento pero estoy ocupada" la corto antes de que siga.
"¿Cómo que estás ocupada?" suena bastante ofendida. "Ya puedes dejar lo que sea que estás haciendo porque ahora mismo vas a abrirme la puerta y me vas a saludar."
"No estoy en casa Miha..." digo saliendo al pasillo para que Calum no escuche.
"¡Pues vienes!"
"Es que no puedo, ¡joder!"
"¿Pero dónde estás?"
"Con Calum" dijo bajando la voz por si las moscas.
"¿Y para qué me contestas, subnormal?" Dice antes de colgar. Juro que a veces no la entiendo.
Suspiro y vuelvo a la cocina. Calum está sentado en la mesa comiendo mientras sujeta con la mano libre el periódico.
"Pensé que te iba a llevar más tiempo."
"No te preocupes" me río. "Que aproveche."
"Gracias."
Dejo el bolso en la encimera y meto el teléfono dentro, me quedo despaldas finjiendo estar buscando algo mientras me tranquilizo un poco y pienso en lo que ha pasado antes de que mi amiga me llamara. Me ha dicho que me quiere y que me necesita cerca. Mi corazón sale disparado a correr la maratón de nuevo y contengo un suspiro. Me giro y me apoyo en la encimera como él había hecho hace un rato. Me giña un ojo mientras mastica el último bocado.
Te va a volver loca.
La vocecita en mi cabeza tiene más razón que nunca. Calum se para a mi lado y deja el plato y los cubiertos en el lavaplatos.
"Ahora vengo" me dice saliendo de la cocina.
Como no tengo nada que hacer mientras le espero, me remango la camisa y cojo la esponja, echo jabón y creo que me he pasado cuando hace demasiada espuma al frotar el plato. Me río bajito y procuro no hacer un estropicio. Cuando estoy a punto de abrir el agua para aclarar todo, un cuerpo choca suavemente contra el mío, provocándome un escalofrío, y abre el agua él, sacándome el tenedor de las manos. Cuando todo está limpio intento girarme pero soy incapaz por la presión que está ejerciendo cotra mí. Sus manos, aún mojadas, se cuelan debajo de la tela negra de mi camisa y siento sus dientes mordiendo el lóbulo de mi oreja derecha y luego la piel en su camino hacia mi cuello. Mi cuerpo se debilita y cuando creo que no puedo aguantar más, se separa y me giro, sus labios atacan los míos, mis manos van directamente a su cuello y a su pelo mientras él hace presión sobre mi cintura para levantarme y dejarme sentada en el trozo de encimera que hay antes del fregadero. Siento el agua empapar la tela de mis pantalones pero no creo que duren mucho más tiempo puestos.
"Eres como una píldora de la felicidad" dice mientras desabrocha los dos primeros botones de mi camisa, tira delicadamente de ella y baja la cabeza para luego morder la piel sobre mi clavícula.
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64th Street [c.h.]
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