64th Street [c.h.]

Capítulo 27

Apoyo mis manos sobre la barandilla del balcón, tengo la piel tensa por estar en el frío cubierta solo por una camiseta de Calum. Las vistas desde aquí son preciosas. Me lo imaginaba como un chico solitario viviendo en un piso sencillo, pero lo que me he encontrado ha sido todo lo contrario.

Mis ojos repasan el pequeño jardín de punta a punta y lo bien cuidado que está me hace dudar si tendrá o no a un jardinero contratado. Unos arbustos bien podados separan la zona de esta casa de la de los vecinos, que tienen un terreno más amplio y puedo adivinar que hay varios niños en la familia, ya que hay unos columpios y un par de bicicletas tiradas sobre el césped sin cuidado ninguno.

Giro mi cabeza noventa grados para mirar al frente y centrarme en como, a pesar de que continúan habiendo calles más adelante, todo se ve perfectamente dado que la colina empieza a bajar. Filas de casas se van sucediendo una tras otra hasta que al final el verde lo cubre todo creando una llanura y puede verse un pequeño río entrometerse en medio del paisaje.

Las yemas de unos dedos se deslizan por la cara exterior de mi muslo, erizándome aún más la piel y levantando la camiseta a medida que ascienden lentamente. La mano de Calum se aferra a mi cadera, jugando con el borde de mi ropa interior, a la vez que deja un beso en mi hombro y me susurra un 'buenos días' al oído, clavando posteriormemte sus dientes en la piel de mi cuello justo antes de la mandíbula. Suelta un suspiro y sus brazos se mueven de nuevo para rodearme por mi cintura y sujetarme contra su cuerpo. Dejo caer mi cabeza sobre su hombro y él me mira, mis ojos se bloquean mirando los suyos y siento que estoy hipnotizada, mi cuerpo no responde. Me gira suavemente con una mano y su cuerpo me presiona contra la barandilla, mi corazón se acelera como respuesta pero sigo sin poder moverme, baja su cabeza y sonríe para luego conectar sus labios con los míos apenas unos segundos y alejarse despues de morder mi labio inferior.

Su mano derecha se aferra a la mía y me lleva a dentro de nuevo, sacándome del frío. Me dice que me siente en una de las banquetas altas de la cocina mientras él calienta café para los dos, a pesar de que le he pedido leche.

"Has dormido poco" me contesta. "Necesitas despertar."

Dejo escapar una carcajada burlándome de su intento de doble sentido. El timbre del microondas suena y lo abro mientras él coge algo de una de las alacenas, una nube de vapor me da en la cara al abrirlo y me río sola por lo bajo. Lo dejo todo sobre la mesa, suponiendo que vamos a desayunar ahí, pero él las agarra y le sigo cuando se va al salón con las dos tazas en la mano y un paquete bajo un brazo. Gira la mesita de café de forma que no quede entre la televisión y el sofá, luego enciende la tele, poniendo la película que ambos estábamos viendo ayer antes de quedarnos dormidos y la avanza hasta dónde nos habíamos quedado. Nos sentamos en la alfombra azul de pelo apoyandonos en la parte baja del sofá y pasa un brazo por mis hombros acercándome a él mientras con la otra mano sujeta el asa de porcelana. Los dos nos centramos en la pantalla pero al fin y al cabo me desconcentro y el aburrimiento llega. Decido usar la ventaja de que soy la única con una mano libre para comerme las galletas mientras él no puede. Calum deja escapar un quejido y abre la boca indicándome que también quiere. Entonces me acuerdo de cuando jugaba con mi primo pequeño al darle su comida y cuando está a punto de cogerla con los dientes la alejo entre risas.

"No acabas de hacer eso" dice finjiendo estar entre indignado y enfadado.

"Sí, lo acabo de hacer" le rebato riéndome.

Se separa de mí, deja su café aún por la mitad en la mesa y yo alejo el mío porque presiento que va a intentar algo ahora. Me empuja sin mucha fuerza con su hombro pero aún así me pilla por sorpresa y me inclino hacia el lado por el impulso, antes de que pueda enderezarme él está encima de mí, sujetándome ambos brazos a cada lado de mi cabeza.

"Quiero mi galleta."

"Ahora no puedo dártela" contesto poniéndome nerviosa por lo cerca que está, nunca me acostumbraré a esto.

"Tengo una idea bastante buena."