#CalP-Confinadas en París P.11

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Quizás jarrita, quizás... allá vamos!


Día 31

-No puedo – dijo Camino entrando al estudio dónde Maite intentaba darle forma a un nuevo boceto que le habían pedido para una revista especializada en expresionismo – no puedo hacerlo.

-¿Qué no puedes, amor? – la morena dejó lo que estaba haciendo y se acercó a ella con preocupación.

-No puedo escribirte, no puedo ponerme con ello – le mostró la carta que ella había escrito el día anterior y que no había conseguido una respuesta todavía.

Tomó la carta de las manos de Camino – Amor, sabes perfectamente que hacemos esto para distendernos, no es una obligación.

-Pero quiero, quiero mucho poder escribirte – expuso la joven.

-Lo sé, pero no estás en el humor correcto y lo entiendo – Maite se sentó en su silla y tiró de su chica para que se sentara sobre sus piernas – la noticia de Alonso es preocupante y este asunto que parece de nunca terminar... – manifestó mostrando ligero disgusto que suavizó al encontrarse con los ojos cansados de Camino – no me mires así que me estoy sintiendo una inútil sin poder tranquilizar tu malestar.

-Creo que es una idea hermosa – dijo Camino mostrándole la carta.

-Muy tonta, más bien – comentó Maite – quizás sea hermosa, pero el momento no era el adecuado.

-Pero me fascina la historia de Aragorn y Arwen, bueno, todo lo que ha creado Tolkien para contar una historia fascinante como "El Señor de los Anillos" – aventuró la chica.

-Mira, no le des más vueltas – Maite tomó la carta – cuando estés con ánimo la respondes, ¿vale? – se levantó empujando levemente a Camino y la colocó sobre la mesa más cercana – por ahora concéntrate en lo que realmente quieres y puedes – le pidió a su pequeña – el montaraz y futuro rey no se va a ir a ningún lugar hasta que no reciba su respuesta.

-¿Me lo prometes?

-Te lo aseguro – las dos sonrieron y Maite acarició el rostro de su alumna - ¿qué quieres hacer?

-Llamar a Ildefonso, enterarme de la salud de Alonso – contestó la chica.

-Pues hazlo – Maite le sonrió y le dio un beso en la nariz viendo como Camino hacía una mueca – no te detengas y has lo que quieras hacer, avecilla mía.

-¿Tú crees que no le molestará que llame así sin más? – cuestionó su novia.

-¡Que va! Estará feliz de que te preocupes por él y su abuelo – le dio una palmadita en el trasero y la empujó afuera – ve y habla con él, envíale mis saludos.

Camino recorrió el pasillo de regreso hasta la sala y pilló su móvil. Se sentó y luego de unos segundos se rindió a la evidencia. Quería llamar y saber así que debía hacerlo. El teléfono era el último en las llamadas recientes así que con unos pocos toques estuvo ya contactándose.

-Hola – la voz de Ildefonso sonó casi de inmediato y Camino escuchó el sonido clásico del ordenador mientras se disponía a saludarlo.

-Ilde, hola – aventuró rápidamente – soy Camino.

-Camino – al chico la voz le cambió de timbre al oírla – que gusto poder hablar contigo, llevo queriendo hacerlo desde ayer, pero me podía la vergüenza – confesó – es una suerte que hayas tenido mayor arrojo que yo, al final resulta que soy un poco cobardica.

#CalP Confinadas en París [MAITINO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora