#CalP-Confinadas en París P.13

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Nota: quizás haría falta alguna jarrita o el ventilador, o ambos... depende...

Día 37

Camino abrió un ojo y bostezó apenas. Luego volvió a bostezar más abiertamente, estirándose. Le dio un beso en la frente a Maite que reposaba desnuda a su lado y se acercó a la puerta luego de colocarse la bata de noche. Luna dio un par de vueltas rozando la piel de sus piernas y ella la acarició para ver como luego se dirigía hacia su cuenco de comida, maullando en una demanda muy pública y altisonante.

-Ya, ya – rezongó con la voz algo ronca mientras fue al dispensador de pienso y le dio su ración del día, cambiándole el agua por una más fresca. La escuchó ronronear mientras la acariciaba y Luna solo se dedicaba a comer. Sonrió y se marchó en la dirección por la que había venido. Se asomó al estudio y allí había demasiado jaleo, mucho más de lo habitual, pero, contrario a disgustarle, eso la hizo sonreír un poco más. Avanzó paso a paso levantando algunas prendas del suelo alrededor del sofá, la camiseta de Maite fue la última. Olió su perfume en ella y cerró los ojos, recostándose en el sillón que el día anterior había sido el escenario de unos de esos momentos de encanto que le ofrecía la mujer con la que pasar cada día entre 4 paredes no era un castigo, sino todo lo contrario.

"-Entonces, cásate conmigo".

Camino se mordió el labio al recordarlo. Se tapó con la bata de su mentora y mujer, la misma con la que ella la había intentado arropar justo antes de aquella frase.

"Camino se quedó sin aire al oír a Maite decirle aquello. Tanto que tragó saliva un par de veces y pestañeó más de lo normal antes de preguntar con la voz un poco más aguda.

-¿Qué? – su sonrisa se dibujó por completo, pero la voz le temblaba y los nervios hicieron mella en sus manos.

Maite se incorporó y la observó – Lo siento, no quería asustarte – le tomó las manos – escuche qué harías lo que sea por mí y pensé que... - se pausó un momento pensándolo – fue una tontería, lo siento.

-¿Estabas bromeando? – preguntó Camino mientras se le olvido que hacia un momento no podía parar de sonreír – porque si estás bromeando me resultaría muy cruel...

-¡No! – Maite le tomó el rostro y sostuvo su mirada – yo no estoy bromeando, si quiero casarme contigo, pero la tontería fue decirlo así y por utilizar tus propias palabras como garantía – suspiró – perdóname por decirlo de esta forma, por manifestar mis deseos de una forma tan abrupta.

Camino se dio cuenta, entonces, que Maite había actuado por impulso y que pensaba que la había agobiado. La abrazó con fuerza.

-Me asustaste – le dijo entonces – pensé que decir algo como eso era un juego para ti.

-Pero ¿cómo va a ser un juego? – Maite se separó de ella y le besó la frente – no podría jugar con algo como eso, con nuestro futuro – suspiró – yo tuve miedo de haberlo dicho por impulso y muy pronto – confesó – ni siquiera tengo un anillo, ¿qué clase de proposición es esta? – la voz surgió como una queja contra sí misma y lo que consideraba un paso mal dado por impaciencia.

-Esa clase de proposición que se hace por impulso en medio de un estudio de pintura entre dos personas que se aman como nosotras nos amamos – Camino apoyó su frente contra la de Maite – pregúntamelo de nuevo, por favor.

-Quiero, pero no sin anillo, así tan solas, en un mundo tan raro como en el que nos toca vivir – le expuso la morena – quiero que sea especial, que sea delante de nuestros seres queridos para que sean testigo de cuánto te quiero o, cuando menos, en el mundo en el que vayamos a vivir siempre.

#CalP Confinadas en París [MAITINO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora