Capítulo 2. Charlie

1.1K 144 10
                                    

Las luces de la alcoba se encontraban apagadas y solo era iluminada por aquella que conseguía filtrarse por la gran ventana que daba al balcón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las luces de la alcoba se encontraban apagadas y solo era iluminada por aquella que conseguía filtrarse por la gran ventana que daba al balcón. Helsa miraba de cerca cómo Octavia sacaba de un cajón el enorme libro que, entre otras cosas, permitía el paso al mundo de los vivos.

–¿Es aquí donde tu padre guarda ese libro? –cuestionó incrédula al ver la facilidad con que Octavia se hacía con él–. Un día de éstos, alguien con acceso a este cuarto va a robárselo con facilidad.

–¿Como lo hacemos nosotras ahora? –Helsa suspiró con fastidio.

–No lo estamos robando Octavia, lo tomamos prestado. Hace tiempo que quiero darle una lección a esa pseudo-princesa y ahora que ha roto con mi hermano quiero aprovechar la situación. –Entonces miró molesta hacia la ventana–. Ojalá pudiera eliminarla con mis propias manos, sin embargo la sola idea de hacer enojar a Lucifer es algo que no puedo manejar.

–Bueno, vayámonos antes de que mi padre nos encuentre –agregó la hija de Stolas mientras caminaba en dirección a la puerta con el pesado libro aferrado a su pecho.

Después de cubrir aquel objeto, ambas consiguieron salir de la vivienda del gran Stolas para subir al vehículo que esperaba a la entrada por Helsa y que las llevaría a la residencia de esta.

Helsa tenía preparado todo con detalle: el resto de su familia se encontraban fuera por lo que pidió al servicio no ser molestada para así, una vez arribara Charlotte Magne, bajo la mentira de que Seviathan había solicitado hablar con ella acerca de lo de su ruptura, la llevaría al despachó y allí la arrojaría por el maldito portal.

–¿Al menos trajiste lo que te pedí? –preguntó Octavia con su habitual expresión de inconformidad.

–Sí, aquí está. –Helsa sacó de su bolso un frasco más grande que su mano, el cual contenía un fluido color carmesí–. Espero que de verdad la necesites porque fue una molestia conseguirla, ya no se diga conservarla.

–Claro que es necesaria. Sin esa sangre de pecador no podríamos abrir el portal. –Helsa la miró con curiosidad.

–¿No me habías dicho que con pedazo de tiza bastaba? –preguntó.

–Sí, si el que va a atravesar el portal es un IMP. Para la realeza del infierno, pasar al otro lado es mucho más complicado y las consecuencias son infinitamente peores.

–Ya, ya, no tienes por qué ponerte tan intensa. Solo la enviaremos al mundo humano a que sufra un rato y después la traeremos de vuelta. Como cuando encierras a alguien en un casillero por algunas horas, no pasará nada.

Se hizo el silencio por un instante hasta que la demonio búho preguntó:

–¿Y ya tienes pensado a qué parte vamos a enviarla? –Una sonrisa maliciosa se dibujó en los labios de Helsa.

–Quiero un lugar con mucho fango. De solo imaginármela revolcándose en el lodo ya me siento medianamente satisfecha.

~♤~

Hubo una vez en Nueva Orleans (Charlastor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora