Capítulo 3. Encuentro

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La sonrisa de aquel ser lo tomó por sorpresa y pese a que no lo dejó entrever más allá de su imperturbable sonrisa, terminó soltando una leve risa con sus labios sellados

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La sonrisa de aquel ser lo tomó por sorpresa y pese a que no lo dejó entrever más allá de su imperturbable sonrisa, terminó soltando una leve risa con sus labios sellados. Vaya que la situación no dejaba de ponerse interesante.

–Insisto en que debería apartase de ese punto si no quiere resultar presa fácil de los caimanes, my dear.

Charlie se apresuró a incorporarse para avanzar hasta quedar frente a él y poder mirarlo con detenimiento. Alastor contemplaba el brillo de aquella mirada con una ceja alzada y Charlie, al percatarse, retrocedió un paso y jugó con sus manos de manera nerviosa antes de adelantar la derecha y presentarse.

–Hola, soy Charlie.

–¡Alastor, es un verdadero placer! –Él estrechó con vivacidad la mano de la rubia antes de soltarla y adelantarse hasta dónde había estado sentada, dando un rápido vistazo al lugar–. Noté que admirabas el cielo y en seguida me di cuenta que no eres de por aquí. –Charlie rio con nerviosismo; consideró la idea de que aquel hombre hubiese visto sus rasgos demoníacos pero la descartó al ver su actitud hacia ella.

–Bueno...

–Debe ser una molestia llegar a un nuevo lugar y sentirse perdido, por ello de ser necesario me sentiría encantado de poder ayudar. –Alastor no perdía detalle de las expresiones de su interlocutora y pese a que sospechaba de su procedencia, estaba intrigado en cómo había terminado allí.

–A decir verdad –Charlie miró entorno suyo nuevamente; seguía fascinada y abrumada por aquel nuevo mundo–, recibir algo de ayuda sería maravilloso, pero creo que va a ser un poco complicado –concluyó descendiendo la mirada mientras recapitulaba en su cabeza lo sucedido antes de caer en el portal. Mientras tanto Alastor continuaba, con ambas manos en su espalda y su arma al hombro, con su rastreo del territorio hasta que sus ojos se toparon con un objeto en el suelo y su sonrisa se amplió.

–Esto solo confirma que el lugar del que vienes no es de tan difícil acceso my dear. –Alastor elevó con facilidad el objeto para que ella lo viera y Charlie reconoció el libro que había visto en las manos de Octavia por lo que, con los ojos muy abiertos volvió a avanzar con premura hacia él, no obstante, a punto de tomar el libro, Alastor lo elevó dejándolo fuera de su alcance.

–Así que el infierno. –Y de manera repentina se inclinó hasta que su rostro quedó muy cerca del de Charlie–. Hoy descubrimos que los demonios son muy encantadores, a diferencia de lo que se cree. –Charlie, tras salir de su impresión volvió a alejarse de aquel hombre que la miraba como si estuviese divirtiéndose a costa de ella.

–Claaaaaaro. Ahora, ¿podrías entregarme el libro por favor?

–Mmm... –Alastor, con su mano libre en su mentón, meditó la petición por un instante–, muy bien, aquí tienes.

–Gracias. –Charlie respiró aliviada al sentir el libro entre sus manos.

–Ahora que mis servicios ya no son requeridos –dijo él–, debo retirarme dulzura. Solo un último consejo antes de marcharme, mantente alejada de los lugares peligrosos, porque algunas criaturas podrían querer devorarte. Nueva Orleans está repleto de esos lugares y cierto es, que hay gran variedad de esas criaturas, de todas las especies. Ahora, si me disculpas. –Alastor hizo una reverencia antes de dar media vuelta y comenzar a avanzar mientras tarareaba una melodía.

Hubo una vez en Nueva Orleans (Charlastor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora