Capítulo 8. ¡Smile, my dear!

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Después de dejar a Alastor en la planta baja, Charlie colocó el libro sobre la cama para ir a asearse y al volver, repasó rápidamente las páginas restantes confirmando que aquella era la única manera descrita para volver. Rituales, formas de manipular los recuerdos, invocaciones, ¿pero solo describían una forma posible para que un demonio de la realeza pueda atravesar un portal? Ella no quitaría una vida a costa de abrirlo, ¿entonces no volvería a ver a sus padres? ¿Razzle y Dazzle?; lo que era peor, leyó en las páginas siguientes que, si permanecía demasiado tiempo en el mundo humano sin la energía obtenida a través de más sacrificios, moriría. La princesa del infierno lloró rebasada por la situación mientras abrazaba sus rodillas hasta que el cansancio, que no se había visto saciado, la hizo caer rendida.

~♤~

Mientras preparaban el desayuno, Alastor resintió el ensimismamiento de Charlie por lo que encendió la radio esperando verla brillar nuevamente, pero aquello no sucedió, ella continuó con la mirada baja y su expresión entristecida y eso lo incomodaba.

–¿Todo bien darling?

–Sí. Gracias por preguntar.

Frustrado por la evidente mentira, Alastor tomó con delicadeza el mentón de ella para elevarlo y atraer con ello su mirada; él acercó su rostro al de Charlie consiguiendo que la princesa abriera los ojos con sorpresa.

–Es un crimen ver a tu rostro privado de tu hermosa sonrisa my dear. –Charlie no cabía de la impresión–. You're never fully dressed without one. –Para sorpresa de Alastor, las mejillas de Charlie se encendieron de un rojo distinto al rubor que solían adornarlas, antes de que ella apartara la mano de él con delicadeza.

–He estado un poco cansada. Lamento si te incomodé –declaró Charlie con un esbozo de sonrisa. Al escucharle decir aquello, Alastor notó las perceptibles marcas de cansancio bajo sus ojos, por lo que llevó su mano a su mentón en ademán pensativo segundos antes de tomar a Charlie de la mano y hacerla girar una vez.

–Es evidente que necesitas algo de esparcimiento my dear y qué mejor día que mañana para que conozcas otro poco más de nuestra bella Nueva Orleans. –En inmediata respuesta el rostro de la princesa se iluminó con la noticia, complaciendo al hombre frente a ella que no perdía detalle de sus expresiones.

–¡Sería maravilloso!

–Considéralo hecho. Pasaremos el día fuera recorriendo las calles del French Quarter.

Y el resto del desayuno estuvieron hablando de ello.

–¿Pero no llamaré demasiado la atención? –preguntó Charlie un tanto preocupada. Pese a que no mostraba su cornamenta y sus ojos rojos, aún habían otros ligeros rasgos que la hacían lucir diferente.

–Según lo que he leído –aclaró él con tono despreocupado–, los demonios en éste plano lucen como humanos ante los ojos de la mayoría, para evitar que quienes los vean puedan enloquecer. –Charlie se había olvidado de aquello, su atención se enfocó en otro objetivo mientras leía–. Pero si me permitieras el libro esta noche, podría comprobarlo por ti. –Pese a la sonrisa perversa de Alastor, Charlie no notó la doble intención y asintió encantada; Alastor quería comprobar lo de aquel pentagrama.

Nuevamente la charla se alargó por lo que Alastor tomó sus cosas con mientras Charlie lo acompañaba a la puerta.

–Hoy llegaré tarde my dear, por lo que puedes adelantarte a comer si así lo deseas.

–Está bien. Ten un maravilloso día.

–También tú sweetheart.

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Hubo una vez en Nueva Orleans (Charlastor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora