①⑥ Acid

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Vamos a intercambiar colores para que en este concierto nos vaya bien, te voy a dar una sorpresa ya verás, hoy tenemos que vernos muy llamativos porque el descanso viene después... Mucho después.

– Ya es hora de despedirme – Gato estaba poniéndose su abrigo naranja y tomó su linda maleta

– Te extrañaremos mucho por aquí Gato – Le dijo Gato Siamés con una sonrisa

– Y yo los extrañaré a ustedes, más que todo a mi chica de buen culote. – Me sonrió Gato – Ya eres parte de nosotros siéntete feliz, somos los rechazados y juzgados, sin mencionar que somos los odiados.

– Yo los veo a ustedes cómo mis amigos, todo fue una estupidez que ahora quiero olvidar – Encendí un cigarro y me senté en la cama

– ¿La llevarás al concierto esta noche? – Le dijo Gato

– ¿Te animas? – Me dijo Gato Siamés

– Claro, si Roger me lo permitiera yo hasta usaría el bajo – Fumé

– Pero te queremos ver cantar – Sonrió Gato

– Si voy a pertenecer a la banda te diré una cosa Gato Siamés – Fumé – Una cosa.

Gato se rió y yo me reí también pero luego volví a la seriedad.

– Ya enserio. Tú cantas y yo hago tus coros, puedo ayudarte con arreglos de guitarra pero solo pocos. Soy corista ya te dije que no soy buena en la guitarra – Los miré

– Bien, me gusta esa idea pero me harás reemplazo cuando enferme o algo por el estilo – Me quitó el cigarro y sonrió

– Muy fresco tú – Sonreí leve

– Siempre – Fumó

– Espero y tengan muchísimo sexo – Dijo Gato sonriendo

– Cállate – Gato Siamés se sonrojó

– ¿Por qué? Estoy siendo sincero, quiero la nalgas de Rose en mi cara y no le veo nada de malo a eso – Me miró Gato

– Me sentaré en tí cuando mi cuerpo esté de color azul –Reí

– ¿Me lo estás pidiendo? – Gato iba a chasquear los dedos pero Gato Siamés lo detuvo

– No venimos a eso... Ella y yo vamos despacio, somos amigos – Me miró con las mejillas rosadas

– ¿Y por qué? Por Dios Syd quítale la ropa y no le pidas permiso a nadie, ella es nuestra chica ahora – Gato me miró

– De hecho no Carnaval, Syd y yo terminamos yo no tengo que ver nada contigo ni con rulitos – Le quité el cigarro

– ¿Cómo que terminaron? – Gato se quedó en blanco y miró a Siamés.

– Pasó lo que tenía que pasar, Syd se casó con otra y...

Me levanté de la cama y fui al baño para lavarme la cara, no quería recordar eso porque ya pasó. No hay herida que duela más que esa y la guardo en lo más profundo de mí. Aunque vea ahora a este chico de rizos solo somos amigos.

𝘽𝙖𝙧𝙧𝙚𝙩𝙩       | 1971©. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora