¶Casada con mi Mejor Amigo__ⓣⓐⓔⓗⓨⓤⓝⓖ BTS [TERMINADA]

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Hyesook;

-Respira -TaeHyung me animó, una vez que estábamos delante de la habitación en la que nos informaron que estaban la reina, la gran reina y el rey.

-Creo que no quiero disculparme -digo dándome la vuelta queriendo huir.

TaeHyung me sujeta de los brazos evitando esto.

-Yo voy a entrar contigo, Sook -me mira comprensivo-, sólo muestrate bastante arrepentida y haz una prolongada reverencia. Eso siempre funciona.

Asiento y suspiro.

-Okay -es lo que murmuro, antes de tocar dos veces en la puerta.

Pasaron unos segundos para que alguién invitara a pasar desde adentro. Empujo la puerta y una vez adentro, el rey, la reina y la gran reina me miran. TaeHyung se dirige a un sofá y se sienta, mirándome expectante.

-Vine a disculparme -susurro.

La reina se acomoda en su sofá con una ceja levantada. Y me tomo unos cortos minutos antes pronunciar las siguientes palabras.

-Siento mucho lo que hice. Sólo...me sentí asfixiada por un momento. No quería ser irrespetuosa y mucho menos, acabar con el momento. Lo siento mucho.

He hice una reverencia. Y me mantengo así durante un tiempo. Creo que pasaron minutos, porque mi espalda comenzaba a doler de estar tan inclinada.

-Puedes erguirte -me dice la reina. Me pongo recta y sentí una pequeña punzada en mi espalda bajada. Ay...

¿Cuanto estuve así?

-Que bueno que te disculpaste porque lo que hiciste fue una estupidez -marcaba su acento en cada palabra que decía.

-Perdón -repito manteniendo mi cabeza baja.

-Está bien querida. Ya estás perdonada -la gran reina me sonríe amablemente-. Pero temo que ya la cena no se hará. Tae conociste a tu futura esposa en una circunstancia completamente opuesta a la que teníamos planeada, pero no importa. Lo bueno es que ya se conocen y por fin podremos empezar la ceremonia. La cuál será dentro de dos días. Querida -la gran reina me miró-. Dejarás de ir a tu Instituto, hasta que pase la boda ya que tienes que saber el guión de lo que harás.

;;;

Esa misma tarde-noche, la misma limusina en la que había ido, me había llevado de regreso a casa. Una vez adentro, Minnie me comió a preguntas, y mis padres, aunque no preguntaron nada, estaban claramente intrigados. Yo solo dije que estaba cansada y que quería dormir. Así que me acosté en mi cama, y sin siquiera comer, me dormí completamente agotada.

Ya a las 9:00 de la mañana, del día siguiente, tuve que levantarme y prepararme para ir a el templo donde conocí a la gran reina, pues ahí, era dónde me iban a decir lo que tenía que hacer y decir sobre la ceremonia y todo eso. Me vestí completamente casual, pues no pensaba usar vestidos incómodos sólo para cosas simples.

Por eso me puse un short de mezclilla, y un común suéter largo y grande de color blanco, con rayas negras. Me puse unos par de converses negros bajos. Y luego me hice un apurado moño. Ya que no tenía tiempo para perder con mi divino cabello -nótese el sarcasmo-. Una limusina me esperaba delante de la casa cuándo salí, mordiendo mi sándwich con mayonesa. En todo el trayecto escuché música en mi teléfono, y olvidando de que mi vida iba a cambiar en tan solos unos días. Y que a pesar de que intenté que no pasara y me negué rotundamente, nada sirvió.

El auto se detuvo dentro del templo, y antes de que el hombre se bajara a abrirme, yo salí en un salto.

-Pero princesa -me dice.