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                      Hyesook;

Me desperté con un fuerte dolor de cabeza. Me sentía un poco débil e incluso algo mareada. Tragué fuertemente cerrando mis ojos por unos segundos para acostumbrarme y luego miré la hora en el reloj en la mesita de noche; eran las 2:45 de la madrugada. Giré la cabeza hacia el otro lado y me sorprendí al ver a Tae con su cabeza caída en la cama al parecer dormido.

¿Cuánto tiempo lleva ahí?

Me le quedo mirando, y llevo una mano hacia su cabello color rojo acariciando sútilmente los mechones de este.

—Realmente eres un imbécil, Kim
—murmuro para mi—. No me defiendes delante de tu madre pero siempre estás conmigo. Realmente no te entiendo.

Pasé lentamente mi mano sobre sus cabellos rojizos. Y él se comenzó a mover; aparté mi mano en seguida desviando la mirada.

Vi de reojo como se incorpora, y me analiza casi al instante.

—Sook...que bueno que despiertas —habla, aliviado.

No respondo y sigo sin verlo.

—Perdón... —habla entonces y presiono mis labios conteniendo las ganas de llorar que se instalaron en mi pecho.

—Eres un cobarde —susurro.

—Ya lo sé. Puedes llamarme cobarde, imbécil, estúpido, patán... todo lo que tu quieras que no me enojaré y lo aceptaré sin rechistar.

Lo miro con seriedad.

—Eres un imbécil...—susurro mirandolo. Él no aparta la mirada—...un patán, un estúpido, un idiota, un cobarde, un mimado. ¡Eres de todo lo peor Kim Tae Hyung! –le grité al final con rabia porque no aguantaba más el enojo y la impotencia que estaba sintiendo.

—Sook...—murmuró viéndome triste y afligido.

—Eres mi amigo, ¿no es cierto? ¿Por qué ni siquiera me ayudaste? ¿Por qué no evitaste que tu madre me pegara? ¡Jamás en la vida me habían dado una bofetada, TaeHyung! Y-y ni siquiera lo impediste. Tu madre me habló alto y hasta insinuó que me enrrollé con Sehun, ¡sólo por que fue el único que me ayudó! —mi garganta dolía del nudo que sentía.

Tae me atrajo hacia él rodeandome con sus brazos en un abrazo con fuerza mientras acariciaba mi espalda.

Me alejé un poco, sin apartarme del todo.

—Te odio —murmuré mirándolo—. Me dijiste que...que ibas a estar conmigo siempre. Sobre todo ahora que iba a estar sola y que no iba a estar con mis padres. Sobre todo q-que iba a necesitar apoyo. Y no lo hiciste. En serio te odio mucho...

El me profundizó con sus ojos color miel, y se fue acercando a mi lentamente. Mientras bajaba de vez en cuando, su mirada a mis labios.

—No lo haces —murmuró con la voz ronca, en lo que se acercaba.

—Si te odio...—susurré en lo que apretaba con mis ambas manos fuertemente, cada uno de sus hombros.

Su nariz chocó con la mía y tragué saliva. Él ladeó la cabeza, solo un poco, y se acercó más.

—No. No lo haces —y me besó.

Demoré en darme cuenta de que me estaba besando. Y cuando lo hice, me entregué a su beso. Sus labios era suaves, y carnosos. Abrí mi boca lentamente y deje que su lengua se abriera paso en mi boca, y se enrrollara con la mía. Estas comenzaron un sin fin de juegos, mientras se enrrollaban y se soltaban. Mientras sus labios apretaban los míos y viceversa, mientras sus dientes mordían mi labio inferior lentamente en cortos períodos de segundo.

Mi mano derecha había ido a parar hacia su nuca dónde estaban sus mechones de pelo rojo mientras que la otra estaba en su mejilla derecha. Sus manos estaban ambas en mi cintura acariciando suavemente esta; se separó lentamente de mí, ante la falta de aire.

—No me odias, HyeSook —susurró y yo tenía los ojos cerrados todavía.

—Okey...no te odio —musité—. Pero no tenías que haberme besado...

—Quería hacerlo —respondió.

Abrí mis ojos, y me lo encontré mirandome fijamente.

—Joy-

—No pienses en nada de eso ahora, HyeSook —murmuró.

Acarició con su pulgar, mi labio inferior y volvió a acercarse a mi para besarme de nuevo. Lamió mi labio inferior, e introdució su lengua en mi boca una vez más. Enredó su mano en mi cabello, mientras me pegaba a él.

Cogió una de mis manos, sin dejar de besarme, y la llevó hacia los botones de su camisa. Comenzó a moverme los dedos, haciendo que cada botón se safara. Y sin si quiera darme cuenta, quité su camisa...

TaeHyung adentró sus manos, dentro de mi blusa de pijama, mientras me besaba. Justo dirigía sus manos a mi pecho, cuando detuve estas un poco agitada.

—TaeHyung, no...—murmuro—. No lo haré. No estoy lista.

—HyeSook confía en mi...—susurró.

—Y-yo...—susurré mirandolo y lo miré un poco avergonzada—. Tengo hambre.

Él se me quedó mirando y soltó una queja.

—¿Ahora, HyeSook? —me mira algo frustrado y podría decir que hasta adorable con un leve puchero en sus labios.

Asiento rápidamente llena de vergüenza. Él suspira y se pone nuevamente la camisa.

—Vale, llevas días sin comer, así es entendible. Iré a prepararte algo —dice antes de salir.

A los pocos minutos regresa con una bandeja con una sopa en uno de los pozuelos. Lo miro en silencio y coloca la bandeja encima de mis muslos.

—Tienes que tomártela toda ¿si? Te hará bien.

—Gracias —murmuro cogiendo la cuchara.

Durante el tiempo que comí, TaeHyung no me quitó la mirada de encima. Observaba todos mis más pequeños movimientos y habían veces que nos veíamos por segundos a los ojos.

—Nuevamente gracias —le respondí al finalizar. Me sentía un poco mejor luego de comer algo.

Él asintió y colocó el pozuelo vacío con la bandeja, en la mesita de noche. Se volvió a sentar en el borde de la cama.

—Tengo sueño...—susurré mirandolo.

—¿Es una manera indiscreta de echarme del cuarto? —me mira.

—¡No! —exclamo en seguida sinceramente—. E-en serio tengo sueño, Tae.

—Lo sé, tontita. Sé que debes estar cansada —suspira—. Te dejaré dormir ¿si?

Me acomodo y me cubro con el edredón colocando este hasta mi barbilla.

—Buenas noches —susurró antes de besarme en la cabeza y acariciar mi frente para salir seguidamente del cuarto.

Y pensé durante unos minutos más en el beso hasta quedarme completamente dormida.

¶Casada con mi Mejor Amigo__ⓣⓐⓔⓗⓨⓤⓝⓖ BTS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora