Y yo ¿De qué mundo soy?

capitulo 34

Dallas volaba con Galadriel colgada del hombro. El vampiro podía sentir el amanecer en su cara y sin embargo después de varios miles de años la piel no le ardía ni le quemaba.
Ronan volaba a su lado y el aquelarre iba tras de ellos.
Dallas bajó hasta la playa con Galadriel en brazos y se internó en una cueva rocosa.
La marea subía poco a poco, pero eso a él no le importó porque él llegaría antes de que el mar se la llevara.
Estaba medio muerta, casi completamente desangrada. Su camisón roto y ensangrentado.
—Te dejo aquí sólo un rato. , Dijo y salió corriendo de allí.
—Debe de ser por aquí... ¿Dylan? ,se oyó una voz lejana.
Dylan creyó que estaba delirando.
—¿Dylan?.. Mierda, Dylan ,se oyeron pasos que corrían hacia él. Un hombre alto de pelo rubio lo tomó de la cara y lo sacudió para espabilarlo.
Pásame la bolsa, Uriel.
—Ya está... sintió que le pinchaba en el hombro. La sustancia corrió rápido por su sangre.
—¿Nicholas?
—Sí, . Espera, vamos a sacarte de aquí.
Cayó de rodillas al suelo. Su espalda
subía y bajaba debido a la respiración. Su piel cubierta en sudor. Su sangre brillaba y chorreaba hasta el suelo.
—¿Cómo... cómo has sabido dónde estaba?
—Galadriel se comunicó con Luna .
—Se la han llevado, Nicholas.
—Lo sé, Dylan .
—¿Sabe Aine y Meandra  que...?
—No las hemos localizado. Pero todos las sith están ya en sus puestos, dispuestas a proteger lo que es nuestro.
Dylan lo miró con respeto y admiración.
—Entonces te debo mucho .
—No hemos hecho nada todavía. No me debes nada.
La había dejado sola, desprotegida. Si no se daba prisa, seguramente la acabarían matando por su culpa. Y si Dallas huía con ella al final acabaría haciéndole cosas peores.
Aceleró la velocidad y llegó a un cerro montañoso ,allí, en el interior de la montaña.
El suelo húmedo. La oscuridad lo recibía, pero a lo lejos varias antorchas iluminaban ya el camino.
Dylan buscaba con ahínco a Galadriel, pero ni la veía, ni la olía ni la percibía. Su corazón latió desbocado ante la posibilidad de que se la hubiera arrebatado para siempre. Nunca se lo perdonaría. Si eso había sucedido, él mismo se arrancaría el corazón.

Ronan por otro lado, se desvió intentando huir.
—Tú debes de ser Ronan .
Soy Aine, la madre de Melia y la abuela de Galadriel.
—No me mates. Te diré todo lo que necesites saber...
—¿Me devolverás a mi hija? ¿Dónde está Galadriel?
—No... no lo sé. Se la llevó Dallas. Tú hija... Yo... yo no quería.
—No creas ni por un momento que quiero escuchar tus explicaciones. Esto es por Melia.
Aine alzó el brazo con su barita mágica .
Ronan abrió mucho los ojos y miró hacia abajo. Ya no tenía piernas.
No me importa nada de lo que me cuentes. Mírame bien a los ojos ..Esto, es por Galadriel.
Lanzó el cuerpo de Ronan al cielo y cuando cayó y estuvo a su altura le cortó la cabeza.
Aine miró el cuerpo descuartizado de Ronan y luego buscó a Meandra con la mirada.
Dentro de la cueva ,Dylan se encontró a Dallas.
—¿Dónde está Galadriel?
—Jódete, Se está muriendo.
—¿Dónde está?..
—Seguro que está húmeda y pasando mucho frío... 
—Voy a encontrar a Galadriel. La curaré y los hijos de Fenne y las sith nos encargaremos de proteger a todo aquello que los vampiros  reclaméis. No os vamos a dar cuartel.
—¿Dylan?  era la voz de Diana.
De entre la oscuridad apareció Diana con su melena negra y los ojos almendrados claros y azules.
—¿Y Galadriel?
—Voy en su busca
—Nosotros también la buscaremos, hermano .
Dylan se dejaba guiar por la intuición.
Miró hacia abajo. Playas y rocas dibujaban la costa irlandesa.
Está húmeda y tendrá frío, eso le había dicho Dallas antes de desaparecer.
—Galadriel, háblame.
Algo en su corazón se resquebrajó y entonces descendió hasta la playa. A lo lejos unas gaviotas, las olas chocando contra las rocas, los peces chapoteando en la superficie, el viento meciendo el mar, un cangrejo caminando por las rocas e introduciéndose en una gruta... Silencio.
Un latido lento y candente. Un latido sin apenas vida, pero que luchaba por bombear en un cuerpo maltratado. Volvió a silenciarse temeroso de sólo habérselo imaginado.
Era un latido, no había duda. Inhaló profundamente y percibió ligeramente un olor a flores...
Se internó en una gruta. De allí venía el corazón. El agua estaba inundando la cueva y, flotando en el interior, un cuerpo de piel pálida chocaba contra las rocas cada vez que entraba una nueva ola.
Dylan corrió  desesperado y sacó el cuerpo inerte de Galadriel del agua.
—Dios mío... Galadriel...
... Sé que estás ahí, princesa. No te rindas. Lucha por mí. Por los dos. Sé que me escuchas .