Capítulo 2: Juego Desconocido

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—¿Enserio? —preguntó en el audio Samanta. Ella era mi mejor amiga.

—Sí, fue horrible —respondí con otro audio—. No sabes, los asquerosos a veces se atrevían a tocarme para darme las gracias —bufé con desagrado al recordar a aquellos mendigos tocándome—. Y para cerrar con broche de oro, se nos pinchó una llanta...

—¡Ay, no! ¿Y qué hicieron?

—Pues mis padres pidieron ayuda a un desconocido. ¡Fue tan humillante! Quería que la tierra me tragara...

—Mmmm... lo bueno es que pudieron solucionarlo. ¡Oye! —subió la voz emocionada—, ¿qué crees?

Cortó el audio ahí y me dejó con el suspenso mientras grababa el siguiente.

—¡Rodrigo quiere verte!

Casi me caigo de la cama al escuchar aquello. Rodrigo, el hombre más sexy, guapo y misterioso que mis ojos habían visto ¡por fin quería verme!

—¿Estás hablando enserio, Samanta?

—¿Alguna vez te he mentido? —dijo con tono de indignación—. Le dije lo del tatuaje... —casi podía ver la maliciosa sonrisa de mi amiga—, porque no sé hasta cuándo planeabas decírselo tú...

—¡Ok, ok, gracias! —respondí igual o más emocionada que ella—. ¿Y cuándo quiere que nos veamos?

—Esta noche. En su fiesta privada...

Me quedé sin respiración.

—Así que, tienes que lucir hermosa, porque ya sabes lo que va a pasar...

Claro que lo sabía o, al menos tenía una idea...

***

Esa noche quedé impactada por todas las cosas que miré. A demás de la música, baile y bebidas, también había drogas ilegales, mujeres y hombres casi desnudos fungían de meseros y de... otras cosas.

El ambiente estaba que reventaba y de pronto, un hombre se puso de pie sobre una mesa. Claramente estaba ebrio, muy ebrio.

—¡¡QUE COMIENCE EL JUEGO!! —gritó.

Rápidamente todos fueron hacia el centro del lugar y formaron un círculo. Curiosa yo también los seguí; aunque no dejaba de mirar a todos lados, buscando al anfitrión. Rodrigo no se había presentado frente a mis ojos desde que llegué. Hasta pensé que Samanta me había mentido y que, aquella suntuosa fiesta para nada era de él.

—¿Quiénes serán los primeros? —preguntó una chica voluptuosa que hondeaba una manguera transparente con su mano.

<<¿Los primeros?>> pensé <<¿Los primeros en qué? >>

Un hombre grande y fortachón se abrió pasó y se colocó en el centro del círculo. Para mi sorpresa, Samanta también pasó al centro, se acercó al gran hombre y luego de acariciarle el pecho de forma seductora, lo empujó con ambas manos. Todos gritaron con euforia; todos menos yo, pues no dejaba de preguntarme de qué se trataba ese extraño juego.

Una de las mujeres semi desnudas se acercó con un gran dado en sus manos y lo puso justo en medio de los dos.

—Primero las damas... —señaló el hombre con mirada y sonrisa socarrona.

Samanta asintió y se volvió hacia nosotros.

—¿Cuál quieren? —preguntó levantando las manos.

El alboroto no se hizo esperar, algunos gritaban "el número dos", otros "el cinco" y así sucesivamente... Samanta sonrió y tomó el dado entre sus manos. Luego de hacer un baile sensual, lo lanzó hacia arriba y al mismo tiempo gritó "¡Uno!".

Tesoro Escondido © (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora