Tratado de paz

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Phoenix.

El auto se detiene frente a un cementerio como supuse desde hace un rato,
Robin conduce, al lado de ella va mi abuela y atrás vamos Venecia y yo.
Aunque en mi cabeza me intente preparar para lo que viene no puedo controlar el sentirme triste, sé a quién vamos a visitar así que me es complicado.

Robin ayuda a bajar a mi abuela que lleva el ramo de amapolas a la silla de ruedas con delicadeza, un proceso largo y silencioso.
Cuando por fin termina empezamos a adentrarnos pasando lapida tras lapida con inscripciones distintas.
Nos detenemos frente a una bastante ancha.

Señor y señora Bellami. Que en paz descanse y que sean felices en la eternidad.

-Ponlas tú, creo que le gustaría- me pasa el ramo de flores.
Con las manos temblando cambio las flores secas dejando las nuevas.
Simplemente no puedo evitarlo y empiezo a llorar en silencio.
Es la primera vez que vuelvo a estar cerca de ellos, pero desearía que no fuera en estas circunstancias.
Nadie dice nada y lo agradezco, necesito mi tiempo para superarlo.
Tengo frente a mí la lápida de granito de mis padres, rodeada de flores pequeñas y otras tantas lapidas iguales.
Estoy destrozado interiormente pero intento no sacarlo a relucir, las lágrimas se me siguen desbordando y secando con el frio viento.
Venecia se arrodilla junto a mi dándome unas palmaditas en la espalda, me apoyo en ella llorando como un bebe al cual ella abraza.
Recobro mi compostura después de unos minutos, no recordaba haber llorado así en mucho tiempo.

Me levanto sin dejar de ver la tumba.
Se que jamás podre olvidarlos y fingir que mi vida antes de ser adoptado no existió, aprendí esa lección a las malas.
No puedo volver a ser Gael Bellami, seria quedarme estancado en ese pasado, pero Phoenix Williams es mi escape de él.
No quiero empezar de nuevo con ese debate, no es el momento.
Nos alejamos de la zona de lapidas hacia unas bancas en las que mi abuela nos pidió detenernos.

- ¿Podemos hablar a solas tu y yo Phoenix? - Venecia me miro a mí y Robin a mi abuela con duda.

-Bueno...Venecia, mientras tanto ¿te gustaría dar un paseo conmigo? - Robin suaviza la orden de mi abuela, Vene acepta dándome una palmadita en la espalda antes de irse.

-La lapida es algo nueva, Robin mando a cambiar la inscripción hace unos años...siendo sincera no sé de qué hablar contigo, desde ayer estuve intentando organizar un tipo de guion.
Hay tantas cosas que creo que podríamos discutir, pero también pienso que ninguno quiere.
Antes que nada me disculpo por mi actitud ayer, estoy muy acostumbras a la compasión de mis familiares por lo que tengo la lengua suelta sobre George, debo ser más cuidadosa.

-...

-Sabes, entiendo que no me quieras hablar,
¿No soy la persona más agradable verdad? De cualquier manera, me gustaría que me escucharas.

-La escucho.

-En cuanto a la historia creo que no me hace falta contarla, te la debes saber tan bien como yo, tampoco creo tener que explicar mi rencor hacia tu padre.

-Y tiene razón, la comprendo, yo sentiría lo mismo si me pasara algo parecido, lo único que sigo sin comprender es porque nunca se le ocurrió que mi familia no tenía el mismo sentimiento, estoy seguro de que a mi madre no le hubiera importado romper con esa distancia.

-No lo sé y no hay día en que no piense en eso, estoy en una edad que lo único que puedo hacer es ver mi vida y pensar que hice... no fui la mejor madre lo acepto, no tengo excusa, pero tampoco creo que quieras una disculpa, llegue tarde para eso.

-Talvez, por el momento solo deseo regresar a mi vida normal.

-... ¡Al menos me alegra conocerte! en una circunstancia un poco limitada, pero algo es algo, nunca pensé en tener una charla con el hijo de Roxy.
Lamento nunca haberte contactado, o acogido en la familia, o siquiera saber de ti.

El Amor No Lo Olvida Todo...¿Verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora