Capitulo 7

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Luego de amenazar de muerte a su yerno, Jacobo cayó en cuenta de que muy pronto iba ser Abuelo por cuarta vez consecutiva, ya que era abuelo de 2 que eran gemelos un niño y una niña de 6 años que eran hijos de su 3º  hijo el mayor, y una niña pequeña de 3 años de que era hija de su 4º hija mayor Sara y ahora sería abuelo por parte de su 6º hija menor Catherine, que era tan parecida a su Difunta Esposa Elisa, que tenía el mismo carácter que su hija y el mal genio cuando la conoció ese día en las Montañas De Las Afueras De Inglaterra, cuando fue a cazar solo a los 20 años y ese día había comenzado a llover y por desgracia había caído de un Barranco no muy profundo pero si lo suficiente como para dejarlo mal herido, despertó al día siguiente en una casa muy simple de ladrillo con un techo de madera resistente y se dio cuenta de que estaba vendado del pecho y del hombro dándose cuenta de que la caída le había provocado heridas, en el lugar sólo había un calentador que funcionaba con carbón, una caldera negra donde se estaba cocinando comida, y la cama en la que estaba acostado estaba hecha de paja y era muy cómoda e intentó levantarse pero apenas había puesto un pie en el suelo perdió el equilibrio cayendo al suelo y sintió el piso de madera muy áspero pero firme a la vez, vio que alguien entraba y era Elisa MonteMayor de 18 años, hija del Médico Milagroso del País Elías MonteMayor, al verla quedó impactado con lo hermosa que era llevando un hermoso vestido largo azul grisáceo con manga larga y llevaba botas cafés, vio a Jacobo en el suelo y lo ayudó a levantarse y lo volvió a meter en la cama, miró a Elisa cocinando en la caldera estofado y Elisa se percató de ello volteó hacia Jacobo y le dijo:-¿Sucede algo?

Jacobo se sonrojó un poco y volteó hacia otro lado y ella se rió un momento y siguió cocinando, luego de un rato de silencio Elisa le dio un poco de estofado a Jacobo y este se lo agradeció y comió de manera muy voraz y Elisa le dio un golpe en la cabeza y enojada le dijo:- ¡¿No tienes modales?!

Jacobo apenado se disculpó y comió como era debido, terminó de comer y le preguntó a Elisa:-¿Cómo fue que llegué aquí?

Elisa suspiró.

-Mira mi Padre te encontró muy mal herido y te trajo aquí y trató tus heridas, además tu ropa estaba demasiado rota y llena de sangre tanto que mi Padre te prestó la suya, espero que no te importe.- Dijo. -No importa, de todos modos esa ropa de caza color gris fue un regalo de una de las tantas mujeres que no me dejan tranquilo, de todos modos me gusta lo simple que es esta camisa blanca y este pantalón gris, Gracias.-

Elisa asintió, lo miró un momento y vio que era guapo rubio, ojos azules, nariz perfecta, cejas perfectamente delineadas, pero ella no le tomó tanta importancia a ello, es más pensó por un momento otra cosa, pero mejor se reservó su comentario.

-Soy El Príncipe Jacobo... ¿Y tú cómo te llamas?- Dijo estrechando su mano frente a ella. -Elisa... Alteza, aunque ya suponía quién eras.- Dijo estrechándole la mano también.

- Oh! Entiendo ¿Dónde está tú Padre? Quiero agradecerle- Dijo esperando una respuesta. -Mi Padre salió a ver a un paciente y me pidió que me quedara aquí para cuidarte y estar al pendiente de ti.

Dijo mientras mezclaba hierbas medicinales en una pequeña caldera con agua caliente, para darle su medicina a Jacobo.

Le dio la medicina que tenía un olor amargo y este se la tomó de un solo trago. Elisa un tanto sorprendida vio que a Jacobo no le molestó en absoluto el sabor amargo, ni él olor.

Se quedó varios días con Elisa y conforme pasó el tiempo Jacobo fue enamorándose de ella y después de un tiempo Jacobo un poco triste se despidió de Elisa, y fue un par de veces a visitarla.

Pero una noche Jacobo tenía una tarea importante encomendada por su Padre Jacobo I de infiltrarse en la Mansión del Primer Ministro de Inglaterra Enrique Johnson, para encontrar evidencia de conspiración contra el País, Jacobo vestía ropa negra con una máscara en la cara que dejaba ver sus ojos azules, vio a una mujer de la misma complexión de Elisa vestida de negro con la cara cubierta con una máscara del mismo tono que solo dejaba ver sus hermosos ojos grandes y cafés, cuando logró alcanzarla esta le dio un golpe en el hombro izquierdo que hizo que se le adormeciera un rato y dijo con una mirada fría:- Príncipe Jacobo, no pensé que lo vería por aquí, qué casualidad...- Dijo mirándolo con frialdad.

El Renacimiento De La Princesa  (EDITADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora