CAPITULO 7: SANGRE

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-¡SAORI!, Háblame... ¡Saori!

Escucho que me llaman... El olor a sangre es placentero... ¿Sangre? Ah, ya recuerdo. me corte las muñecas. Lo siento Miru.

El incidente pasó años atrás, Saori ya iba a pasar a secundaria, pero antes de entrar le dieron la noticia que sus padres se iban a separar. Una noche su padre regresó a la casa con una mujer más joven, su esposa en ese tiempo no aceptaba la infidelidad de que pensaba sería el hombre de su vida.

"Me iré, simplemente me casé porque estabas embarazada." "Nunca he querida a esa niña" esas serían las palabras de rompiera el corazón a la pequeña niña de 12 años.

En medio de la habitación se encontraba Miru abrazando a Saori, entre gritos le llamaba. No sabía el motivo de tal acto. Ambas muñecas de la joven han sido cortadas.

- ¿Dónde está tu madre, Saori?

Miru, registra un mueble con ropa, la cual toma una camisa y la rasga para formar dos torniquetes para evitar que siga el sangrado. Al momento llama una ambulancia y posteriormente a su madre.

-Madre, ven aquí a la casa de Saori, se cortó las venas.

Cuando llegó la ambulancia, la madre de Miru y él subieron a la unidad.

Pasaron dos días para que Saori reaccionara.

-¿Dónde estoy?

En un costado de la cama, se encontraba Miru, para su sorpresa el sostenia la mano de Saori. Ella podía sentir su calor, el llanto se hacía presente en ese momento.

Perdóname...

Saori apretó su mano, en ese instante Miru se despierta. Al verla, veía como su mirada era de frustración, en ver que no resulto su suicidio. Él se abalanza sobre ella, la abraza y ambos suelta el llanto, se escuchaba hasta en la sala de espera del hospital.

En el pasillo se invadía de pasos, el personal médico y la madre de Saori asomaron por la habitación. Su madre estaba llorando, le pedía perdón por dejarla sola en ese momento.

Al terminar que los doctores evaluaran a Saori, Miru pidió un momento a solas con ella.

-¿¡Me puedes explicar que pasaba por tu mente en ese instante Yamashita!?

Es la primera vez que Miru me llama por mi apellido.

-Perdóname, solo quería dejar de sufrir...

-Explícate.

-Solo fui un enganche para que mi padre se casara con mi madre.

Para entender el "enganche", resulta que Hirano (la mamá de Saori) era hija de un padre que tenía un patrimonio asegurado en millones de Yenes. Aijin (ex padre de Saori) aprovechó en embarazar a Hirano para tener dinero fácil.

Cuando Saori le explicó la situación, Miru solo la miró, mostrando empatía pero a la vez enojo.

-Es horrible, en pensar que tu padre hiciera algo así para aprovechar la fortuna que heredaría en un futuro tu madre, aun así, no te dejes el lujo de morir.

-Pero Miru, ya no tengo motivo para vivir.

- ¡Sí lo tienes!

-Solo ponte a pensar, dejarías a tu madre sola, tú eres el motor de ella. Y que sería de mi si te perdiera. Mi mundo se tonaría gris.

Somos unos niños apenas... pero siento amor por Miru...

Si fuéramos adolescentes, quisiera que el fuera mi novio.

Me protege, se preocupa por mi...

-Lo siento, simplemente pensé que solo soy un estorbo... siempre me han humillado, me lastiman... hasta que tu apareciste cuando me defendiste de Ryoko y todo cambio.

-Tonta... no te dejaré sola de nuevo.

Una promesa de niños... hasta que Saori se fue a Canadá por una beca.

-Oye Miru, ¿estás bien? – preguntaba Hellen. ¿Hola?, Tierra llamando a Miru.

-Perdona, estuve recordando algo. ¿Cómo sigues? Me preocupe que no estuviste en la enfermería de la escuela.

-No pasa nada. Solo me sentía mareada, es todo.

-Pero estas conectada a...

-No es nada...

Quiero preguntarle.

-Oye, sé que apenas y nos conocemos, quiero saber porque tus ojos son diferentes. Cuando te conocí en la librería, mostrabas el ojo azul, pero en la escuela muestras el marrón.

-Tengo heterocromía, cuando me iba a mudar aquí, supe que la belleza japonesa es muy "estricta" y quise ocultar mi defecto. Así que en la escuela muestro el marrón.

-Yo creo que debes ser quién eres. No es un defecto.

-No entenderías.

¿Será?

-¿Es todo lo que querías saber?- contestaba Hellen en un tono agresivo.

-Creo que sí, bueno te puedo hacer compañía.

-Bueno... creo que no me vendría mal estar un rato contigo.

Ambos jóvenes empezaron a entablar conversación. Pero en su mente de Miru andaba girando. ¿Será que solo fue un simple mareo? El celular de Miru empezó a vibrar.

-¿Sucede algo?- pregunto Hellen.

-No, es un correo. Verás hace dos meses se fue una amiga muy querida a Canadá.

-¿Motivo?

-Fue seleccionada para estudiar por medio de una beca.

-Que afortunada. ¿De verdad te preocupaste por mí?

-Este... si, ¿no debía?

-Cuando entraste, te quedaste en shock.

-Me dirás paranoico. Pero cuando te vi...

Tocaron la puerta de la habitación de Hellen, era una enfermera y el doctor que estaba a cargo de ella. La enfermera le pidió amablemente a Miru que se retiraba. Él accediendo se despidió de Hellen.

Saliendo de la habitación, varios enfermeros entraron en ella, con una camilla y con bolsas de sangre.

Sangre. Siempre apareces en mi camino.

Tomó su celular y abrió el correo. Anexado tenía un numero de celular con un mensaje.

"Llámame hoy en la noche".

Más allá de una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora