CAPITULO 12: CONFESIONES

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Miru se quedó pasmado con aquella pregunta. "¿Qué tipo de relación tienes con Kanao?" es una pregunta muy incómoda en ese momento.


-Somos amigos.


Es verdad, somos simples amigos, la conocí porque Saori le habló primero. Posteriormente se juntó con nosotros, desde que Saori se fue, ella ha sido mi compañía en estos 3 meses.


-Ya veo.- comentaba Hellen.

-Lo más importante, cuando fui a la enfermería de la escuela, me dijeron que tus papás fueron por ti.

-Disfracé esa información. Yo sola me fui al hospital.

-¿Sola?- dijo Miru.

-No me queda mucho tiempo.- dijo con voz desgarradora.


"Tiempo. El peor enemigo de la humanidad, te roba muchos momentos, muchos atardeceres, muchos días nublados. Te quita edad, sueños, incluso... la vida".


-¿A qué te refieres? Comentaba Miru.


Hellen fue corriendo al baño. Miru solo se quedó observando como la joven corría con desesperación.

Se escuchaba el sonido de la puerta al cerrarse. Miru se acercó a la puerta, al instante la tocó.


-¿Quieres contarme?

-¡NO!, mejor vete. Ve a tu casa.- gritaba Hellen.


Como puedo decirle que él de algún modo me atrae. ¿Será solo un gusto? Desde que lo vi en la librería, cuando se puso nervioso, no pude evitar sonreír. ¿A esto se le llama amor a primera vista?


-Hellen, no me iré. No quiero dejarte sola.


El latido de Hellen se intensificó. El joven japonés de quien se enamoró se encontraba en su departamento. Solos, ella no es una chica de esas. Pero como nunca ha tenido una relación no sabía cómo reaccionar a dicho acontecimiento.

El sonido del picaporte del baño indicaba que Hellen poco a poco abría la puerta.


-¿Estás seguro?

-Si, además, el ramen se está enfriando.

-Jeje. Tienes razón- dijo Hellen.


Al salir, Miru le extendió los brazos, indicando que puede darle un abrazo. Ella sin pensarlo lo abrazó, las lágrimas en sus ojos caían en sus mejillas rojizas.

Fueron al comedor. Miru sirvió la mesa. Hellen se dirigió hacia el refrigerador, sacando una cerveza.


-¿La cerveza para quién?- preguntó Miru

-Es para mí. ¿También quieres una?

-Un momento, ¿Qué edad tienes?- preguntaba con asombro Miru.

-21 años, legalmente ya puedo tomar bebidas alcohólicas.


Tiene razón, el consumo legal de japón es a los 20 años.


-¿21 años? Un momento, si tienes esa edad, ¿Por qué no estás en una clase más avanzada?

-¿A qué te refieres?

-Kanao y yo tenemos 17 años.- expresó Miru.

-O sea, ¿Cómo?- dijo Hellen.

-Ya deberías estudiar la Universidad.

-Ah, perdí 4 años de estudio, por lo de mi enfer...


Hellen se llevó las manos a la boca. Miru solo la miraba.


-¿Qué enfermedad?

-Miru...tengo leucemia.


Miru se quedó callado, no sabía cómo reaccionar a tal confesión.


-Me dijeron que es crónica, pero voy empeorando. Siento que pronto me iré de este mundo. Por eso casi me he desmayo en la escuela. Me pongo muy débil.

-¿Estás llevando tratamiento?

-Sí, desde los 17 años he estado tomando medicamentos.


Pero si todo empeora, no sé si sobreviva a la quimioterapia.


-Haré de lo que te queda de vida, sea los mejores momentos.

-No juegues conmigo. - decía Hellen entre llantos.

-No es juego, verás que hay más en esta vida. Haré que pases todos los días como si fuera el último.

Más allá de una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora