CAPITULO 8: UNA ORIENTAL EN CANADÁ

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Retrocediendo dos meses, Saori se encontraba durmiendo en el asiento del avión. Su cabeza estaba sostenida por la ventana. Con audífonos en forma de gato escuchando su grupo idol japonesas favorito.


"Atención a todos los pasajeros del vuelo 324, en breve de unos minutos empezaremos a descender".


Poco a poco la pobre abría los ojos, no es nada fácil 13 horas de diferencia. Desbloqueo su celular para ver la hora, pero era la hora de japón.


¿Te habrás enojado por irme sin avisar?


En su cuerpo sentía como el avión iba bajando. El escalofrió invadía la piel. Aun así, tenía la duda de la hora, a su derecha estaba una señora de piel blanca con cabello rubio. Le toco su hombro para preguntarle la hora. La señora amable le dijo que era las 2:00 pm.

Los pasajeros comenzaron a levantarse.


"Agradecemos su preferencia por volar con nosotros"


Al bajar, encaminando hacia la terminal. Una japonesa con un cartel escrito "Yamashita Saori-san" se encontraba con una gran multitud también con carteles para localizar a sus pasajeros.


-¿Señorita Yuko?- comento Saori

-¿Usted es la señorita Yamashita?

-Sí.


La señorita Yuko era encargada de la escuela donde Saori comenzaría su nueva vida.


-Se bienvenida a Toronto, Canadá.


Se subieron a un automóvil, donde Saori admiraba todos los paisajes, la cuidad era casi igual de grande como la ciudad de Tokio.


-Como era su vida antes señorita Yamashita? Preguntaba Yuko.

-Normal.

-Es para una evaluación. Por favor conteste con más claridad.

-Disculpe, mi madre es divorciada, así que todo el día está en su trabajo. Yo me enfocaba en mis estudios. Al salir de secundaria recibí un premio por mejor promedio.

-Ya veo. ¿Su padre sigue dando un apoyo?

-No.


La mirada de Yuko se dirigió a sus manos de Saori, observando que estaba algo nerviosa.


-Linda pulsera.

-Gracias, es mi hilo rojo.


Lo que más le llamó la atención era la marca en ambas muñecas, unas cicatrices muy gruesas. Una era desapercibida por la pulsera. Si Yuko encuentra ese tipo de conductas, la beca seria negada.


-Quiero preguntarte algo. ¿Prácticas eso de cortarse?

-No. Eso... fue de un accidente que tuve.

-Ya veo.


Saori le explico con detalle lo que sucedió cuando era una niña. Yuko quedó impactada.


-Al parecer ese tal Miru es tu hilo rojo.

-Sí, gracias a él sigo viva.


Sus ojos brillaban al momento de recordar los momentos que pasaba con Miru. Los suspiros no podían evitar salir, mientras estaban en el viaje, solo pensaba en como seria regresar a Japón para platicarle todo lo que aprenderá en Toronto. Yuko le explico que debe cambiar su chip de su celular, ya que no tendrá internet ni señal.

Al llegar a la institución, se dio cuenta que era como un internado. Era una escuela muy impecable. Los corredores eran inmensos, grandes casilleros, bebederos en cada esquina.


-¿Señorita Yamashita?- preguntaba Yuko.

-Perdón es que, es grande este pasillo, disculpe, esos lockers ¿ahí se guardan los zapatos?

-No señorita, ahí guardará sus libros. Aquí no se cambian los zapatos a la hora de ingresar a clases.

-Ya veo. Creo que tardaré en acostumbrarme.

-La acompañaré a su dormitorio.


Salieron del instituto y se dirigieron hacia un pequeño corredor que estaba hacia la izquierda. Al caminar por ahí se observaban pequeñas casas.


-Aquí están los dormitorios de las estudiantes. Este es el pasillo de las mujeres, así que te sentirás más cómoda y evitamos accidentes.


¿Accidentes?


-Aquí dormirás. Este será tu dormitorio.


Al abrir la puerta, en ese dormitorio se encontraba dos jovencitas más. Una de ellas tenía un cigarro en la mano. Yuko levantó la voz regañando a Daniela, una joven de cabello pelirojo, con ojos marrón claro y piel semi-bronceada.


-Daniela, te he dicho que aquí se prohíbe fumar.

-Maldita sea. No me tiene porque recordármelo- contestó Daniela apagando su cigarro.


¿Cuántos años tiene? ¿Se puede fumar a esa edad?


-Sonya, te dije que vigilarás la puerta.


Sonya era la otra joven, su estatura era de 1.50 parecía una niña a pesar de ya estar en preparatoria, cabello negro con corte bastante bajo. Sus ojos eran verdes esmeraldas.


-Hola soy Sonya, mucho gusto.


Ella es muy diferente a la otra.


-Hola, un gusto.

-Vaya tu inglés es muy bueno. Creí que estaría con mi traductor en todo momento- dijo mientras reía.


Mi vida aquí tomó un giro de 180°


En una esquina se encontraba Saori sin gafas, con un cigarro en mano. Cabello cortado de los laterales y decolorado. El uniforme desarreglado.


-Espero que mellames... Miru.

Más allá de una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora