Aire caliente sale de la boca de ambos amantes mientras un beso muy intenso los ata. Las manos recorren el cuerpo de su amante sin pausa y descaradamente, sin ninguna vergüenza. Simplemente son dos amantes que después de mucho tiempo vuelven a reencontrarse. La pierna de él, está entre las de ella, mientras que sus manos están entrelazadas dulcemente y sus pulgares se acarician mutuamente. Aun así, la dulzura no dura mucho debido a que la pasión los absorbe, dejando que ambos desahoguen esos deseos reprimidos que llevaban tanto tiempo escondiendo del mundo. Y que claramente seguirían escondiendo, después de todo nadie podía saber que ellos se juntaban para ese tipo de cosas. Su reputación caería en pecado.
Aun así, no retuvieron sus gemidos. Ambos estaban en casa de la pelirrosa, entonces estaban solos por lo cual no tenían que contener sus deseos. Siguieron besándose mientras se acercaban a la habitación principal. En el pasillo él la empujó contra la pared, besando su cuello y acorralándola contra la pared, mientras la joven se dedicaba a disfrutar de ese trato tan agresivo por parte de su ardiente amante. Sin dudarlo, ella subió una de sus piernas hacía la cintura del joven, incitándolo a que él la agarrase, lo cual hizo, facilitando que ella enroscase sus largas piernas alrededor de la cintura de él, sintiendo la rigidez masculina presionar contra su cuerpo.
Después de ese ardiente momento, al fin llegaron al cuarto y ambos se pusieron en la cama. Siguieron su tradicional ritual. Él le quitaba su camiseta y sujetador mientras la miraba a los ojos con deseo, y ella hacía lo mismo con su camiseta, dejando a la vista sus trabajados músculos. Obviamente ella pasó sus delicadas manos por su torso, disfrutando del contacto y aprovechando para satisfacer a su compañero. Él no se quedó corto, ya que se concentró en los pechos de la joven, acariciándolos y besándolos. Ambos se sentían como si estuviesen flotando, y eso que estaban siendo suaves y lentos comparados a otras veces. Aún así, aunque pasase el tiempo, seguían sintiéndolo como si fuese la primera vez. Después de ese juego de caricias y pasión mezclado con una pizca de malicia, por fin se fundieron en un solo ser. Él penetró en ella como ya había hecho otras veces y sintió su dulce calidez envolverlo haciéndole soltar un suspiro hondo. Ella también suspiró debido a la intrusión que volvía a adentrarse en ella, pero aun así enterró sus dedos en la espalda del chico, haciendo que este gimiese con una mezcla de placer y dolor. En un movimiento hipnótico se separaban y volvían a unirse, dejando que sonidos provocativos escapasen de sus bocas.
- Más, no puedo tener suficiente de ti- le susurraba él fugazmente al oído, excitándola a un más. A cambio recibía un "eres increíble" escondido en un gemido, que iba acompañado de una expresión de sus deseos íntimos.
Después de un rato acabaron y se relajaron juntos en la cama. Hablaron como tranquilamente, riendo y contando anécdotas. Cuando el reloj indicó las 9, con mucha pena, ella se levantó empezando a vestirse mientras era observada por su amante. Este se acercó a ella, empezando a morder y besar su cuello a modo de juego.
-Gaara- dijo entre risas- he de irme cariño, sabes que me espera la niña en casa.
El anteriormente nombrado se despegó de ella haciendo morritos, no le gustaba que ellos viviesen separados por el compromiso que le habían impuesto para mejorar relaciones sociales. Aún seguía intentando deshacerse de ella. Cuando ella estuvo lista, se despidió con un apasionado beso de su amante, y sonriente salió por la puerta, dejando a un Gaara también muy feliz. A pesar de que Sasuke había sido su primer amor, su primer novio y su primera relación, no era el único.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.