-(••÷[ ♠️ ]÷••)-
En el pasado
Lilith Becker era una mujer adorable.Nunca fue poseedora de una belleza sobrenatural, sin embargo, era difícil no prendarse de ella al verla, ya que si bien, llamaba la atención, su hermosura era dulce, sutil, elegante.
Tenía unos preciosos, y enormes ojos color miel, y su cabello castaño -grueso, lleno de vida- le caía sobre los hombros con elegancia.
Se movía con gracia y firmeza, robando miradas de aquellos con alma de artista, quienes se creían frente a una musa.Y pese a su actitud jovial y amable, escondía tras de sí, un tormentoso pasado.
Nacida en una familia disfuncional, su madre los había abandonado cuando ella era muy pequeña, y su padre, era adicto a las sustancias.Jamás fue capaz de recordar el momento exacto en que su vida cambió, pero sí era muy consciente de la mirada vacía y sin vida que le sostuvo su madre, antes de salir por la puerta, y no volver jamás.
También viven en su memoria, las imágenes de jeringas usadas en el baño, en el cuarto de sus padres, y a veces, incluso en la sala.Es por eso que vivía para salir adelante.
Siendo la mayor de dos hijas, durante años, se encargó de criar a su pequeña hermana.Nunca tuvo pasión por algún pasatiempo, y en realidad, tampoco tuvo tiempo.
Con trece, apenas salir de la escuela, ya llevaba de la mano a la dulce Chalice.
Caminaban por las callejuelas de su barrio, y llegaban a una diminuta construcción -que apenas podía llamarse casa- ahí siempre encontraba el piso sucio de algún extraño líquido, y a veces, vomitado por su padre.
Era casi rutina encontrar a aquel hombre, si es que se le podía llamar así, yaciendo inconsciente (o bajo efectos de la droga) sobre el suelo de su habitación.
También era costumbre para ella, pasar interminables noches ahogándose en lágrimas, y prometiéndose que jamás se dejaría vencer.
Creció viendo a otras personas hacer cosas naturales en una joven de su edad: asistir a cumpleaños, eventos de la escuela, posteriormente, el baile de graduación, tener novios: disfrutar la vida.
Una vida que ella no tenía.
Ella no tenía nada, salvo a Chalice, y un empleo de medio tiempo que le permitía pagar las cuentas que su padre, -mejor dicho, el hombre inconsciente en la habitación- no podía pagar.Pese a eso, no le guardaba rencor aparente, y lo aseaba siempre que podía, lo alimentaba, e incluso a veces, sólo a veces, le contaba cosas que sucedían durante el día, y lo llamaba 'papá'.
Entendía que sus padres habían sido adolescentes sin preparación cuando ella nació, que vivieron infelices desde el primer momento, y que a pesar de todo, habían hecho lo más que fueron capaces: resistir lo suficiente hasta que ella, la pequeña Lily, estuviera lista para convertirse solamente en Lilith.
En Lilith Becker.
Con los años, Chalice fue necesitándola menos, y tomando sus propias decisiones, alejándola lentamente de su vida, agradeciéndole sus sacrificios con malos tratos, quizá debidos a la ira contra sus figuras de autoridad.
ESTÁS LEYENDO
Los rosales de Crowe
Paranormal𝑺𝒊𝒏𝒐𝒑𝒔𝒊𝒔 Crowe es el nombre que se utiliza para representar al ave de la muerte. En cierto modo, eso es lo que soy. A mi alrededor moran las fatalidades de lo que puedo ver y hacer. Desde que soy un niño he sido esclavo. Los recuerdos me ato...