02. chats archivados.

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— ¿de tu relación con changbin? — repitió su madre, su hijo mayor asintió. — oh, ambos están hechos el uno para el otro... tendrán un buen futuro, ambos son hombres de provecho y no tendrán ningún problema.

— oh... — bajó su mirada, soltando una risa entre nerviosa y tímida. no estaba satisfecho con tal respuesta, aún sabiendo que era la única que obtendría.

ladeó su cabeza, era su hijo y sabía que algo aún le molestaba. — ¿qué ocurre, seung?

su pregunta provocó una mueca en el nombrado, no sabía si era correcto seguir indagando en ese tema. su madre tampoco era demostrativa, era capaz de enumerar las veces que ella lo había abrazado, podía predecir cual sería la respuesta ante aquella pregunta que tanto le estaba dando vueltas en la cabeza. aún así la pregunta escalaba por su garganta, no quería quedarse con esa duda haciendo presión sobre su pecho. — ¿por qué no eres demostrativa con papá?

la mayor soltó una pequeña risa, como si lo hubiera esperado. — no es necesario, tu padre sabe cuánto lo amo... no necesitamos estar de la mano o dándonos besos, ya sabes, ese tipo de afecto, somos más de pasar tiempo juntos, a mí me gusta cocinarle, a él darme regalos, simplemente sabemos que estamos ahí. — habló restandole importancia a sus palabras.

hace un tiempo el peligris había leído algo relacionado, los cinco lenguajes del amor; palabras de afirmación, tiempo de calidad, dar regalos, actos de servicio y contacto físico, ese que seungmin poseía como principal. con eso había intentado defender a changbin de arriba a abajo, pero no podía sentirse mal cuando changbin no le decía que lo amaba, no pasaba tiempo con él por su trabajo, solo llegaba con rosas y chocolates luego de discutir, no solía hacerle favores espontáneos o no le devolvía las caricias.

— ¿por qué lo dices? ¿changbin no es cariñoso? — preguntó su hermano soltando una risa.

por la interrupción su cabeza salió de esa burbuja que se convertía en el mismo bucle de siempre. hizo una mueca al ver a jeongin, rodando sus ojos después; detestaba que su hermano estuviera ahí parado, escuchando toda la conversación.

negó con su cabeza. — no... él no lo es. — suspiró. — él ni siquiera me besa al vernos o antes de dormir, si yo no lo hago, él tampoco, — se acomodó en la cama, jugando con sus pulgares de una manera nerviosa, sintiendo sus manos temblar. — ¿eso es malo?

— no todo en la vida son besos y sexo, min. — el menor hizo una mueca, asqueado por el simple pensamiento

— no me refería a eso, jeongin, — bufó. — que tontería...

— ah, chicos, dejen de discutir. — su madre frunció levemente el ceño. — ambos hermanos se hicieron una mueca de burla, actuando como si realmente fueran dos niños pequeños que estaban peleando por un jueguete. — no te preocupes por eso... — continuó hablando, llamando la atención de su hijo mayor con un ligero toque en su mano. — tu padre se preocupa por mí, quiere cuidarme cuando salimos, cuando estamos aquí y yo siempre le estoy dando un pequeño detalle, me gusta cocinarle su postre favorito o comprarle claveles, hay tantas formas de amar, sung... mira el lado bueno, changbin es un buen hombre, no hay nada de que preocuparse. — él asintió con su cabeza como respuesta, entonces ella continuó hablando. — bien, ahora ve a probarte el traje.

seungmin volvió a asentir, tomando el dichoso traje de entre las manos de su madre. se dirigió al vestidor que tenían dentro de la propia habitación, mientras esas palabras daban vuelta por su cabeza se colocó cada una de las piezas de ropa que había en esa percha. se encontraba modelando el atuendo frente a un espejo, observando como el mismo le quedaba desde diferentes ángulos.

— creo que deberíamos ajustarlo a ti. — habló mientras acomodaba el traje sobre el cuerpo de su hijo una vez este le dio permiso para entrar al provador.

— yo creo que está bien... —  comentó jeongin, asomándose por la puerta. — como sea, solo será un día. — rodó sus ojos y, aburrido de la conversación, se retiró del lugar.

seungmin aún se miraba en el espejo, con un pequeño brillo en sus ojos. había soñado con probarse aquel traje desde que tenía memoria, anhelaba algún día poder compartir su vida con la persona que tanto amaba. cada vez su sueño estaba más cerca de cumplirse y eso lo emocionaba; el día en el cual daría ese tan esperado "sí" estaba a la vuelta de la esquina y todo estaba saliendo más que perfecto.

[ 💍 ]

un nuevo día se había hecho presente, el sol salía y daba el inicio al amanecer, al igual que una nueva jornada de trabajo; abrió la puerta de su empresa mientras acomodaba un poco su camisa. jisung ya se encontraba allí, suponía que había adelantado algo de trabajo como todas las mañanas.

— ah, bien... nos vemos a la noche, cariño. — el pelicastaño se encontraba en su oficina, acomodando su propio cabello de manera coqueta, apesar de que nadie lo estaba mirando. soltó una pequeña risa. — ja, adiós. — se despidió, antes de colgar la llamada.

el chico de cabellos grisáceos entró a la habitación, frunciendo su ceño.

— ¿"nos vemos a la noche, cariño"? — cuestionó, quitándole de las manos su móvil. — ¡han jisung, estás trabajando!

el nombrado rodó sus ojos, volviendo a tomar aquel aparato. no le daba tanta importancia a sus ligoteos ni a la situación en general, no era la primera vez y tampoco sería la última que hablaba con un tercero estando en horario laboral.

— solo estaba hablando con un... amigo, ¿te importa mi vida privada? — alzó una de sus cejas.

— en lo absoluto, pero te recuerdo que ese celular — apuntó a dicho aparato. — es de la empresa. soy tu mejor amigo, pero también soy tu jefe, yo pagué tu celular. — su tono sonaba molesto, provocando una risa en su amigo.

— relajate, minnie... solo me veo con algunas personas. — se encogió de hombros. — disfruto de mi soltería. además, archivo a cualquiera que no sea del trabajo.

el menor ladeó su cabeza, cuestionando las palabras del contrario, quien solo guiñó uno de sus ojos. era la primera vez que encontraba al mayor coqueteando con alguien más en el trabajo, pero no le sorprendería saber que tuviera más contactos indebidos en el celular que poseía.

— ¿archivas...? — preguntó, soltando un bufido.

— observa. — mantuvo el chat presionado hasta que las opciones se hicieron presentes en la pantalla, presionó "archivar". — ahora, está oculto, no molesta a los contactos importantes. — mencionó, pasando a la pantalla de archivados que la aplicación tenía.

quien ejercía como jefe tomó el móvil entre sus manos, bajando la pantalla y observando la cantidad exagerada de gente que había oculta.

— ¿¡hablas con todos ellos!? jisung, ¡son muchísimas personas! — exclamó con preocupación.

— ¿no es genial? de todas formas, no todos son de este año... trabajo, gano dinero y ligo con chicos. — volvió a tomar su celular, guardandolo en su bolsillo.

— voy a bajar tu sueldo.

— oh, no podrías. — soltó una risa, comenzando a encender la computadora que había en su escritorio. — ahora, vete, tengo que trabajar, tengo taaaanto trabajo.

frunció su ceño, a veces odiaba aquella personalidad que poseía su amigo, ni siquiera recordaba porqué comenzaron a ser amigos en un primer lugar.
ahora sabía con que se distraía en los ratos muertos que se la pasaba frente su celular y, en ese momento, prefería no haberlo sabido nunca o, en su defecto, no haber visto todos aquellos chats. agradecía que jisung fuera alguien dedicado en su trabajo porque, de no haber sido así, ahora estaría más que despedido y no tendría resentimiento alguno.

comenzó a caminar fuera de la oficina del mayor. — ¡estoy vigilandote, jisung! — gritó con un ligero tono burlón.

el castaño esbozó una sonrisa y asomó un poco su cabeza para encontrarse a seungmin haciendo una seña con su dedo índice y dedo del medio, apuntando a sus ojos y luego a los propios, lo que desencadenó una risa en el empleado, aunque no tardó en volver al trabajo; luego de borrar algunos e-mails no deseados, procedió a responderle a un nuevo arquitecto que se encargaría de la nueva casa de su mejor amigo.

la boda de mis sueños. (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora