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llegó a su lugar de trabajo aún acomodando un poco su ropa y también su cabello. al cruzar la puerta principal pudo visualizar a jisung queriendo escapar de su madre que, aún, seguía hablando de comida, el castaño, apenas escuchó la puerta abrirse, levantó su vista hacia el chico de cabellos grisáceos y alzó sus cejas pero no lo iba a cuestionar demasiado, solo quería librarse de la señora kim.

— ¡oh, seungmin! volviste... — se levantó del sofá, dirigiéndose al nombrado. — tu madre tiene unas muy buenas ideas para el menú, ¿por qué no eligen algo juntos?

— sí, no hay problema. — sabía que el mayor solo quería alejarse de su madre, no le importaba, ciertamente lo divertían sus acciones.

se acercó a su madre y, cuando estaba a punto de sentarse junto a ella, jisung lo tomó del brazo.

— tú y yo debemos hablar. — murmuró cerca de su oído para luego retirarse hacia su oficina.

seungmin observó a su mejor amigo por un momento, pensando en que quería hablar con él. jisung nunca le había dicho aquella frase y, ciertamente, lo asustaba, aún así solo devolvió la vista a la mujer presente.
no había prestado mucha atención a lo que decía su madre, sabía que estaba hablando de comida pero no podía pensar en otra cosa que no fueran las palabras de su mejor amigo. aún así, ella, como era costumbre, había decidido todo sin pedir opiniones sobre lo que elegía. estuvo algún rato hablando antes de irse hacia su casa, dejando a seungmin a cargo de otros preparativos que se necesitaban para la boda.

subió hacia su oficina, aunque frenó en seco al ver de reojo la oficina del castaño. soltó un suspiro y se dirigió a aquella habitación.

— ah, ¿sabes de lo que te voy a hablar? — cuestionó el mayor sin separar su vista del monitor.

— de hecho, no.

— lo sé, me evitarías si lo supieras. — soltó una pequeña risa, dirigiendo su vista hacia él. seungmin, sin entender muy bien, se sentó en el asiento frente al escritorio.

— ¿hice algo malo? — alzó sus cejas, intentando decifrar que era lo que quería el contrario.

el chico mayor soltó un suspiro, acomodándose un poco, conocía a su amigo y, de todos modos, no hacía falta conocerlo demasiado para saber que algo había cambiado en su vida, no era difícil leer al menor.

— ¿lo hiciste? — soltó una pequeña risa. — te conozco, minnie, volviste agitado, tu camisa está mal acomodada y tu cabello... se ve indomable. — el contrario se quedó callado por unos segundos, ¿acaso jisung lo había notado? — ¿con quién te acuestas? — preguntó sin siquiera esperar una respuesta a sus anteriores palabras.

el menor mordió el interior de sus mejillas, ladeando un poco su cabeza. — con changbin, ¿con quién más lo haría?

soltó un suspiro. — si no te conociera, diría que lo estás engañando... — seungmin guardó silencio, sin saber exactamente que responderle a su amigo; estaba claro que sabía más de lo que debería, pero no quería que lo supiera de su propia boca. — ... lo haces, ¿cierto?

— agh, jisung, claro que no... es una estupidez. — rodó sus ojos, desviando su mirada.

— ¡sé que estás mintiendome! mordiste tus mejillas — hizo una pausa para señalar la parte del cuerpo nombrada. — antes de responder a mi pregunta sobre con quien te acostaste, haces eso cada vez que mientes. — seungmin soltó un bufido, odiaba que el contrario pudiera leerlo tan bien. — puedes confiar en mí, sabes que pienso que changbin es un imbecil.

— no digas eso, es mi prometido.

al escuchar aquella frase el rostro del castaño pasó de tener una sonrisa burlona a una mueca de confusión. — espera... ¿aún vas a casarte? — preguntó confundido, acercándose un poco a él, apoyando sus antebrazos en el escritorio.

la boda de mis sueños. (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora