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había llegado a su trabajo como habitualmente lo hacia; llevaba una sonrisa en su rostro, sus ojos brillaban y reflejaban una felicidad que, si le preguntaran, no podría explicar porque en el mundo no existen palabras suficientes como para hacerlo. entró a la oficina de su mejor amigo con unos papeles bajo su brazo que, al estar frente al escritorio, dejó delante del castaño.

— necesito que ordenes eso, ¿bien? por favor.

— oh, hoy vienes de buen humor. — comentó el mayor al alzar la vista. — ¿qué es lo que hizo changbin por ti?

— ¿changbin? ¿a qué te refieres?

— ¿te hizo algún regalo? te ves demasiado feliz. — se encogió de hombros, aunque no se quejaba en lo absoluto.

el chico de cabello grisáceo guardó silencio por un momento, momento que bastó para que sus mejillas se tornaran de color carmín y que soltara una risa tímida mientras negaba con su cabeza. — has tu trabajo, jisung. — comentó para luego retirarse hacia su propia oficina.

se sentó en su asiento, procurando concentrarse en su trabajo, acción que no pudo realizar debido a lo perdido que estaba en sus propios pensamientos.
jugó un poco con su propio cabello, no se interesaba en los arreglos de su boda o en que su mejor amigo no ligara con chicos en las horas de trabajo, solo pensaba en la personalidad tan amorosa que aquel rubio poseía. estaba mal, lo sabía perfectamente, pero no podía evitar que su corazón se acelerara al visualizar esos perfectos hoyuelos marcados por una sonrisa brillante y sincera. ¿christopher era todo lo que necesitaba para alcanzar aquello que llamaba "vida ideal"? no sabía que era lo que deseaba, solo sabía que ese australiano debía estar a su lado.
soltó un pequeño suspiro, observando el monitor de su pantalla sin algún fin en específico, solo fingía estar haciendo algo respecto a su trabajo.

— hey, minnie. — entró su mejor amigo a su oficina, sacándolo completamente de su mundo. — tu madre está aquí.

— ¿mi mamá? — ladeó su cabeza, confundido por aquella visita. — ¿qué hace ella aquí?

— bueno... los arreglos de tu boda, ya sabes. — respondió como si fuera algo obvio, debido a que lo era.

— ¡oh, cierto! cierto... — se levantó de su asiento, acomodando un poco su ropa, dispuesto a salir hacia la sala de espera.

antes de poder cruzar la puerta de su oficina sintió como el castaño tomaba su muñeca frenando su acción y haciendo que volteara hacia él.

— ¿qué es lo que te pasa, seungmin?

— ¿qué me pasa? — cuestionó, saltándose de su agarre. — estoy bien.

— por nada en el mundo olvidarías tu compromiso con changbin.

— y no lo he hecho. — se encogió de hombros, dirigiéndose otra vez hacia donde sabía que su madre lo estaba esperando.

no tenía pensado dejar a changbin, lo amaba y le daba aquella seguridad de vida perfecta que tanto anhelaba. christopher era solo una pequeña aventura que le daba ese sentimiento que tanto le hacia falta a su relacion con el azabache.
aún deseaba que todo saliera bien en ese día tan especial, no podía tirar todo a la basura llegado a ese punto, ¿cómo lo explicaría?

encontró a su madre sentada en uno de los sofás que había en la sala de su empresa, se encontraba revisando algunos papeles, concentrada en los mismos. se acercó a ella con una sonrisa, colocando una de sus manos en el hombro de la misma para llamar su atención.

— oh, cariño. — sonrió al alzar su vista y encontrarse con su hijo mayor. — ven, siéntate. — dio algunas palmadas en uno de los sofás que estaban a su lado.

la boda de mis sueños. (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora