04. manos perfectas.

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salió de la casa de sus padres bastante enojado, había rastro de lágrimas por sus mejillas. dentro de su ser guardaba estrés debido a la organización de su boda y su propia presión para que todo saliera más que perfecto y no pudo digerir que su familia haya criticado el traje que tanto deseaba usar para ese momento tan importante en su vida, sabía que no era correcto desquitarse de esa forma pero pensaba que, tal vez, estando con su prometido todo mejoraría un poco y eso lo animaría a disculparse con su madre y su hermano.
al entrar a su departamento se dirigió directamente a su habitación, encontrándose allí a chabgbin, dejó su bolso en elsuelo y se tiró boca abajo en la cama.

— ¿tuviste un mal día? — preguntó el azabache, sin separar su vista del portátil que reposaba en su regazo.

— algo así. — respondió con la cabeza hundida en la almohada, provocando que fuera difícil entenderle. — conseguí a alguien para que comenzara a construir la casa... — comenzó a hablar, levantándose para poder buscar un pijama para cambiarse.

— oh, eso es genial, ¿por qué te ves tan mal entonces? ¿no era exactamente lo que querías?

— no, no es eso... discutí con mi madre y con jeongin — hizo una mueca, dejando la ropa que se pondría sobre la cama y comenzando a quitarse la que traía puesta.

— ¿qué ocurrió? — cuestionó, cerrando la tapa del aparato eléctrico y dejándolo sobre la mesa de noche, para, por primera vez en el día, ver el rostro de su prometido.

— el traje... — negó con su cabeza mientras terminaba de vestirse con la ropa más cómoda. — creo que solo me desquité con ellos, nada importante, ¿cómo fue tu día?

el contrario alzó sus cejas, esperando a que su novio explicara su pregunta, el menor se volvió a recostar en la cama, esta vez cubriéndose con las sábanas de la misma y acomodando su cuerpo cerca del mayor.

— ¿cómo estuvo tu día? no me has hablado hoy... — se encogió de hombros.

— estaba trabajando. — se acomodó un poco para poder recostarse también.

— como siempre. — soltó un pequeño suspiro, dirigiendo su vista al contrario, el mismo asintió a ese comentario.

— sí, como siempre. — afirmó.

un pequeño silencio se formó entre ambos, estaban mirándose a los ojos, sin emitir ruido alguno. seungmin quería hablar, preguntarle el motivo de su frialdad ante su relación, iban a casarse, entonces, ¿por qué parecían tan lejanos? se sentía como en esa etapa de las primeras veces, como si realmente no lo conociera. hizo un pequeño amague para hablar, pero se detuvo en seco ante esa acción; por algún motivo, lo asustaba pensar en posibles respuestas a su pregunta y no estaba del todo seguro de querer una.
estiró un poco su mano para acariciar la mejilla de su novio, teniendo la esperanza de que simplemente aceptara su movimiento. obtuvo una pequeña risa.

— ¿qué es lo que haces? — peguntó el mayor, colocando una de sus propias manos sobre la del contrario, provocando que frenara su acción.

— soy... soy cariñoso contigo. — respondió mientras volvía a acomodar su mano, que ahora estaba temblorosa por el rechazo, lejos del rostro de su pareja.

— nunca lo eres.

— tú tampoco.

nuevamente, el silencio volvía a invadirlos, esta vez era algo incómodo, por lo que seungmin bajó su mirada pero changbin decidió romper el mismo con un suspiro.

— ¿por qué no lo eres? — el menor se apresuró a hablar.

el pelinegro lo observó por unos segundos, no tenía una respuesta para él así que decidió acercarse y rodearlo con sus brazos, apegandolo a su pecho para luego besar su cabeza.

la boda de mis sueños. (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora