03. chico perfecto.

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quería concentrarse en su trabajo pero le era imposible; estaba demasiado ocupado eligiendo los centros de mesa que quería para su gran día, quizá unas flores blancas o algún arreglo con luces, como aquel que había dibujado cuando era niño, suspiró pesadamente, sabía desde muy pequeño que planear su boda sería estresante pero no había pensado en llegar a ese punto en el cual solo querría cerrar sus ojos y desaparecer por un rato. colocó su codo sobre el escritorio para posteriormente colocar su mentón sobre la palma de su mano, aún observando diferentes fotos que tenía en su móvil. levantó su vista al escuchar unos pasos entrar a su oficina, encontrándose con su mejor amigo con unos papeles entre sus manos.

— christopher está en la sala de espera, ¿quieres verlo ahora?

el peligris ladeó su cabeza, haciendo una mueca de confusión. no conocía a nadie con ese nombre y tampoco recordaba ninguna cita para esa mañana. — ¿quién es christopher? — preguntó mientras se acomodaba en su silla, bloqueando su celular y dejándolo a un lado. — espero que no tenga nada que ver contigo, jisung.

— christopher bang. — rodó sus ojos. — es el nuevo arquitecto que contactaste, seungmin, por dios.

— oh... — estaba cansado sobre el tema de su nueva casa, por lo que soltó un bufido al escuchar a su amigo. mientras acomodaba las cosas en su escritorio habló; — sí, sí, dile que pase.

el castaño asintió levemente y se retiró en busca de aquel recién llegado, intentando que no se notara la emoción en el sonido de sus pasos.

también quería la casa perfecta, pero ninguna persona que trabajara para eso podía cumplir sus espectativas. tal vez, solo tal vez, estaba siendo demasiado exigente aunque, en su defensa, tendría que vivir allí por el resto de su matrimonio. quería la casa perfecta, junto a su hombre perfecto, con una familia perfecta y una vida perfecta. no descansaría hasta conseguir lo que quería, nunca se había rendido y esta no seria la excepción a la regla.
escuchó algunas voces desde lejos, supuso que eran jisung y christopher dirigiéndose a su oficina. no le sorprendía en lo absoluto que su mejor amigo hiciera plática con aquel chico, lo hacía con cualquier cliente o persona y, por lo que podía oír gracias a ello, el nuevo arquitecto era alguien relajado, o al menos no podía escuchar demasiada seriedad en su voz. no le estaba dando una buena impresión, no parecía el tipo de persona que entendiera sus gustos tan extravagantes o siquiera estuviera dispuesto a hacer algo como lo que quería. observó hacia la puerta y allí vio pasar hacia su oficina a un chico de cabello rubio ondulado, casi llegando a un blanco que le recordaba a la luz del sol, un poco más bajo que él, con hoyuelos marcados por su perfecta sonrisa y facciones de extranjero que se marcaban a simple vista; se quedó algunos segundos en silencio, dedicándole el tiempo suficiente para analizar cada parte de su rostro. soltó aire de forma inconsciente, ese chico era como la representación física de la perfección. el arquitecto caminaba hacia él con una carpeta bajo su brazo, así que sin pensarlo demasiado se levantó de su silla extendiendo su mano para presentarse.

— hola, soy kim seungmin. — sonrió, esperando a que correspondiera a su saludo.

sin dejar esa sonrisa brillante de lado correspondió a su saludo, estrechando la mano contraria. — christopher bang. — hizo una pequeña reverencia.

— siéntate, ponte cómodo. — apenas terminó de pronunciar aquellas palabras el australiano se sentó en la silla frente al escritorio, provocando que el dueño de la empresa hiciera lo mismo. — ¿tienes los diseños? 

— oh, bueno... cambié algunas cosas, me tomé algunas libertades, si no le importa. — dejó la carpeta sobre el escritorio, abriendo la misma y mostrándole el modelo que tenía.

hizo una ligera mueca, no le agradaba que las personas que contrataba se tomaran la libertad de cambiar sus órdenes. ya tenía en mente buscar a otro arquitecto y llamar a jisung para que consultara con otros profesionales, aún así, tomó las hojas y observó lo que sería su nueva casa. debía admitirlo, era el mejor diseño hasta el momento; su expresión cambió de inmediato, demostrando que estaba feliz con lo que estaba viendo, había prejuzgado erróneamente, ahora deseaba esa casa en su poder. christopher sonrió, satisfecho con su propio trabajo.

la boda de mis sueños. (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora