Capítulo dieciséis: hipótesis, fiesta sorpresa y veintiún años.
—Stewart mírame a los ojos y dime que no tengo cara de asesina —pedí mientras él se encontraba girando en una silla, el me ignoró y siguió con su giro, le lancé lo primero que encontré y el objeto logró detener su giro y desequilibrarlo lo suficiente para caer de espaldas, mi carcajada no tardó en salir de mis labios.
Obviamente lo que había planeado con esos cálculos de matemáticas avanzadas. Easy peasy lemon squeezy.
—Mierda Margaret casi me rompes el cráneo —luego me miro frunciendo el ceño—, por cierto, esa frase está desfasada y es tonta... totalmente tu estilo —sonrió, se levantó del suelo, sacudiéndose y se sentó frente a mí.
—¿Puedes sentir ese delicioso aroma? —Relamí mis labios y colmillos moviendo mi cabeza en busca de aquel olor.
Ambos saboreamos el aroma, no era cualquier aroma, era un aroma especial.
—Margarita eso huele a...
—Mi sangre —dijimos al mismo tiempo y fruncí mi ceño.
Mire a Stewart más que confundida, era el olor de una sangre O Rh+, sin embargo, tenía algo más, algo que llamó a muchos otros vampiros a mi puerta. Me acerqué a la fuente de olor, era Stewart quién sangraba en la parte posterior de su cabeza y me contuve enormemente de no clavarle los colmillos.
Me alejé lo más que pude y ahuyenté a los demás vampiros de mi habitación.
—¿Qué mierda está pasando? —Mi cerebro estaba a punto de explotar de tantos pensamientos, señalé su cabeza y coloqué mi puño en mi boca para evitar morderlo—, tapate esa mierda, haz algo o no me contendré más —el tonó de mi voz se agravó y mi cerebro se estaba nublando.
Stewart se colocó una almohada en su cabeza, pero no era suficiente.
Damian entró a la habitación y solamente traía bóxers puestos, calla Margaret no es momento para pensar en que parece modelo de Calvin Klein.
—Por favor haz algo —Supliqué—, estoy a nada de romperle el maldito cráneo y dejarlo como pasita —mi cerebro me decía que me alejara, pero mis piernas no reaccionaban a sus órdenes. Apreté mis puños, ya no sabía que hacer hasta que uno de los líderes apareció con Simon y se acercaron a curar a Stewart.
Damian se acercó a mi y me tomó del brazo alejándome más de Stewart.
—¿Qué pasó? ¿Por qué Stewart está sangrando y porqué su sangre huele diferente? —Lo miré incrédula ¿me lo preguntaba a mí? ¿a mí que apenas y sé de este mundo? Mi mirada le hizo entender que le preguntaba a la persona equivocada.
¿Quién pensaría que ser vampiro no iba a ser complicado?
—Puedes explicarme ¿qué hacían Stewart y tú para que se hiciera esa herida? —Lo miré y me sentí culpable, escondí mi labio superior dentro del inferior y lo miré con mis mejores ojos del gato con botas.
—Le pregunté si parecía asesina, me ignoró y decidí llamar su atención con —miré por detrás de el y me sentí aún más culpable, ¿qué diablos hacia un espejo roto en el suelo?, tragué en seco y bajé mi mirada.
Uh mala idea, sus bóxers aparecieron en mi vista, cerré los ojos para ignorar el hecho de que se encontraba en ropa interior y...
—Margarita —dijo para regresarme a la tierra.
—Lo siento —Traté de ignorar el hecho que se encontraba semidesnudo frente a mi—, tomé lo más cercano a mi y se lo lancé, sin nada de fuerza eh y se calló de la silla y luego noté su sangre... bueno todos la notamos y ahora estamos aquí con más preguntas que respuestas —expliqué.

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Besos color sangre
VampireMargaret ha amado a los vampiros desde que tiene memoria, luego de unos años llega a la conclusión de que estos no son más que ficción. Sin embargo, su vida da un drástico giro al conocer a Stewart quién le demuestra que los vampiros si son reales. ...