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Capítulo cinco: ¿Borracho?, hechicero y gritos.

Jamás me vi capaz de lastimar a alguien y mucho menos a mamá.

Si, tal vez a veces pensaba algunas maldades hacia ella, pero nada fuera de lo común. Si, tal vez deseé que se golpeara la cabeza y que dejara de reñirme por ser asocial. Nada fuera de lo normal como dije.

Lo que no supero, es la cara de temor que hizo, mamá me tuvo miedo a mí, su hija la que no lastimaría a nadie, excepto a los mosquitos y los animales que hacen ruiditos molestos y parecen ninjas.

—Te enseñaré a controlar tu sed —dijo alguien entrando en la habitación.

Me sorprendió ver a Damian entrar en mi habitación, esperaba al imbécil de Stewart como una excusa para que lo disculpara.

—¿Damian? —pregunté aún sin creérmelo.

—No estúpida, soy Christian Grey ahora acuéstate te castigaré por haber salido —Lo miré impactada y reí tan fuerte que casi me hago pis, metafóricamente claro.

En mi vida pensé que Damian iba a decir algo gracioso, esa es una señal de que el fin del mundo vendrá.

—No seas estúpida Margaret, también tengo sentido de humor como Stewart y para tu información soy más guapo que él —dijo tocándose el cabello dramáticamente.

¿Está borracho? Se supone que los vampiros no pueden emborrachase, entonces ¿qué es?

Lo miré arrugando mis ojos.

—Espero no seas Rayan y esta sea una mala broma por parte de Stewart, porque de ser así te juro que le corto los huevos que no sea cien por ciento hombre no significa que no tenga unos —dije amenazándolo.

Damian o Rayan, hizo una cara de espanto.

—¿Stewart es gay? —preguntó asustado o impactado, no logré distinguir.

Agh, sólo hay dos opciones para esto: es realmente Damian o Stewart le dio una buena porción extra de ratas a Rayan.

—¿Stewart le da porciones extra de ratas a Rayan? —preguntó incrédulo—. Oh ese imbécil me las pagará.

Okay, probablemente sea Damian.

—Lo soy.

«¡Deja de leer mi mente estúpido!» Le grité tan fuerte que él me proporcionó un buen golpe en el estómago para callarme.

—¡Hey! No sé si lo sabes pero los caballeros no golpean a una dama y mucho menos a una belleza cómo Margaret Wood —dije sentándome en el suelo con una aire de superioridad, el rió.

Un momento, esto se va a descontrolar.

Damian se ha reído, oh por las santas ratas ¡Damian se ha reído! Wiu wiu wiu llamen a los bomberos que esto se va a incendiar.

—¡Margaret ya basta! —dijo haciendo una corta pausa para seguir riendo y su risa era tan graciosa que me fue inevitable acompañarle.

Me alegra saber hago reír a las personas.

—¿Cuándo has dejado de hacerlo? tu siempre causas eso en los demás.

No sé si ofenderme o tratarlo como un cumplido.

—Creí que te caía mal —dije al calmarme.

—No me caes mal, es sólo que cuándo te conocí estaba molesto con lo que Stewart y su famosa fiesta causarían, pero creo que ya lo asimilé —Explicó sentándose en el suelo a la par mía.

Besos color sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora