Capítulo diez: Lideres, ven con nosotros y estúpida Margarita.Veía a las personas correr de un lado para otro, a otras murmurando, todos estaban ocupados arreglando o escondiendo algo, mientras yo estaba sentada cómodamente en un rojo sofá situado al centro de la habitación que da conexión a todos los pasillos, me imagino que en sus tiempos de lujo era donde las personas esperaban, más bien conocido como el lobby.
Stewart andaba muy preocupado y se le notaba demasiado; caminaba de un lado para otro mordiéndose las uñas, despeinando su cabello y mirando hacia el techo, como si este lo iba a salvar del lío en el que se había metido.
—¡Basta Stewart! —dije exasperada por su actuación de niñato.
Para actualizar esta escena debo mencionar que luego de que mamá se haya dormido, papá y yo hablamos sobre que iba a hacer y llegamos a la conclusión de que estaría a salvo en el castillo. Así que volví al castillo la mañana siguiente, mamá se despidió de mí y entre besos y abrazos me dejó partir.
Al llegar al castillo Stewart estaba raro y ni él, ni Damian me decían el porqué, pero soy Margaret Wood y ya saben lo curiosa que soy, me escabullí entre el pasillo de la habitación de Damian en la que Stewart y él hablaban sobre el regreso de los líderes, comprendiendo por qué Stewart estaba tan nervioso.
En resumen, los líderes vendrían y me encontrarían a mí y, con la noticia de que Stewart había roto el tratado de paz.
Luego de que notaran mi presencia y me reprocharan por invadir su privacidad, me contaron lo que ya había escuchado, sin embargo, deje que Damian gastara su saliva, disfrutando que cada vez que este mencionaba la palabra "lideres" Stewart se pusiera nervioso.
—¿Te olvidas que tienes a la hermosa heredera como amiga? —Pregunté con suntuosidad.
—Ah claro, lo olvidaba. Ahora ya puedo respirar tranquilo su majestad —dijo con un molesto tono sarcástico.
—Está bien pero cuando me veas salvar tu pellejo tendrás que agradecerme besando mis pies.
Pudimos escuchar a lo lejos a un chico gritar: "Ya llegaron, los líderes ya están aquí".
Stewart tragó en seco e intentó vanamente parecer tranquilo.
—Vamos, tenemos que recibirlos —Damian tomó a Stewart del brazo y lo obligó a moverse. Stewart a rastras y después de unas cuantas maldiciones lo siguió.
Yo me quedé ahí, decidiendo en irme o quedarme ahí y defender la prometida muerte de Stewart. La verdad no sabía qué hacer, porque a pesar de quien sea yo, los líderes han mandado e impuesto reglas muchísimo antes de estar yo acá y si de mí dependiera; entre ellos y yo, les temería más a ellos, porque por el momento no he matado o sacrificado a alguien.
Me senté en el sofá y esperé no más de diez minutos para que un grupo de nueve vampiros con el físico entre cuarenta y cinco y cincuenta años llegaran y me analizaran con la mirada. Sin embargo, ninguno de ellos dejó de caminar.
—Avanza —Susurró Stewart empujándome, di un tropiezo, pero no me caí.
¡Uf menos mal! Se imaginan caerse enfrente de unas leyendas, que vergüenza.
¿Por qué tenía yo que seguirlos?, es decir, quien tuvo la idea de todo fue Stewart y también fue Damian por dejar que lo hiciera.
Confundida seguí caminando, siguiendo a Stewart y Damian. Necesitaba saber porque yo también caminaba con ellos, es decir, a los que deben matar son a ellos no a mí.
—¿Nos van a matar? —pregunté con una mueca triste—, soy muy joven para morir —Chillé—, además acabo de descubrir que tengo otra familia, que soy una dhampir y...

ESTÁS LEYENDO
Besos color sangre
UpířiMargaret ha amado a los vampiros desde que tiene memoria, luego de unos años llega a la conclusión de que estos no son más que ficción. Sin embargo, su vida da un drástico giro al conocer a Stewart quién le demuestra que los vampiros si son reales. ...