Capítulo trece: sangre llama sangre, tutor y déjà vu.
Incomodidad. La única palabra que describía en su totalidad, la situación en la que me encontraba. Permítanme explicarles por qué, verán, luego de ese abrazo grupal y una cena en familia en donde en una conversación me pidieron explicaciones sobre cómo había empezado la obscuridad en mí y se las di, incluyendo lo de los líderes y mis amigos, nos quedamos en la sala a ver una película y de la nada surgió nuevamente el tema de Rose ayudándole a papá, pero no fue eso lo interesante, no, resulta que a papá se le ocurrió qué, no había nada mejor que la persona que le enseño a controlar su obscuridad me lo enseñara a mí también y sorprendentemente mamá acepto aquello.
Así de fácil y de sencillo que decidimos dejarlo para la mañana del siguiente día y acá estábamos, un día diferente, con ropa de mamá y una hora antes de empezar el insti.
Claro que no contábamos con el hecho de que no fue sólo para que me ayudara no, mami quería interrogar a mi otra mamá -nótese que mi mamá biológica será llamada como mamá y mamá será mami- y esas preguntas eran tan tóxicas que sólo me causaba gracia aquella actitud inmadura de mami.
—¿Y qué pasaría si William se enterara de todo? Digo, le mentiste a tu esposo para ayudar al mío, aun cuando ambos son enemigos inmortales —Elevó una ceja curiosa hacía mamá quien había actuado paciente con la actitud de mami.
—Pues, si me hubieras preguntado esto antes, creo que se hubiera enfurecido, sin embargo, ahora el ha cambiado gracias a nuestra pequeña Daisy, quién le ha dado cierta paz interior y gracias al hecho de que "hemos" encontrado a Margaret —Elevó sus hombros esbozando una sonrisa hacia mí, fue tan dulce que no me importó lo que dijo de Daisy e inevitablemente se la devolví—, ahora lo único que hace es planear como recuperar a Margaret —Mamá rio sin gracia.
—Oh vamos cariño, dile que se rinda desde ya porque a mi hija nadie me la quita —Hizo un gesto con su cabello.
—Oh no tranquila, nadie habló de quitar, ella vendrá a nosotros cuando esté lista, después de todo como ustedes los humanos dicen: sangre llama sangre.
Santas ratas, me sentía en un programa de Caso Cerrado en donde peleaban por la custodia y era tan incómodo notar como peleaban por mí. Nunca me sentí tan deseada.
—Ustedes los vampiros pueden llegar a ser muy molestos cuando se lo proponen ¿cierto? —Papá entró a la habitación salvando y aliviando el incómodo aire.
El le regalo una gran sonrisa a mamá y sin pensarlo dos veces se acercó a abrazarla, miré a mami tensando su mandíbula y ni siquiera me inmuté en espiar sus pensamientos, su mirada hablaba más que mil palabras y seguramente lanzaban mil dagas llenas de fuego.
—¡Rose! ¡Mírate, luces hermosa como siempre! —dijo al separarse de ella.
—Ventajas de ser vampiro —elevó sus hombros—, ya sabes, no envejecemos como los humanos —Su mirada se dirigió a mami y por la expresión de su rostro supe que esto no iba a terminar bien.
—Cuanto deseo tener mis armas en estos momentos —Murmuró mami enfurecida. Todos escuchamos aquellas palabras llenas de odio.
—Antes de que esto termine mal —decidí interferir aquel aire—, tengo una pregunta, papá dijo que en agradecimiento por cuidarme tu lo habías ayudado con eso de la obscuridad, pero luego tu dijiste "hemos encontrado" —Ella asintió comprendiendo mi punto y luego miró a papá—, e inclusive aquella vez que me viste perdida te pusiste feliz al verme. No se si entiendes el punto de mi pregunta —Arrugué los labios porque no había logrado formular la pregunta.
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Besos color sangre
VampiroMargaret ha amado a los vampiros desde que tiene memoria, luego de unos años llega a la conclusión de que estos no son más que ficción. Sin embargo, su vida da un drástico giro al conocer a Stewart quién le demuestra que los vampiros si son reales. ...