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Capítulo 01:
Otro día (일상)

Los ojos no se me cerrarán

aunque los obligue a cerrarse,

tengo un sueño sin sueños.

Siempre que despierto, me falta el aliento.


•Hyunjin•

El frío gélido de la noche era su único compañero durante el insomnio. Perdido en las estrellas que abovedaban el cielo oscuro, encendió un malboro rojo, aguardando que la punta se consumiera lo suficiente. Al darle la primera calada, suspiró sonoro, cansado en verdad y con ganas que su cabeza le diese una tregua. Le era difícil conciliar el sueño, hacía mucho ya que desconocía lo que era dormir más de cuatro horas seguidas. El escozor dentro de sus cuencas lo delataban, el cansancio lo calaba justo como él lo estaba haciendo con ese cigarrillo que que tenía entre los dedos.

La calidez de un cuerpo ajeno se apegó a su espalda desnuda, y sin moverse ni un poco, le dio otra calada al cigarrillo. En un abrazo sin fuerzas se aferró a su cintura, si cerraba sus ojos, se podía imaginar siendo confortado por aquellos brazos que en sus sueños aún lo acompañaban por las noches. Sin embargo, le era muy fácil caer en la realidad. De un sólo respiro, cortó su fantasía amargamente, porque aquél agarre que tanto anhelaba estaba lejos de su vida, permanentemente.

—Deberíamos volver a la cama. —Farfulló adormilada, permitiendo que su piel se juntase con la de él, de la misma manera que horas antes mientras tenían sexo.

Fumó de su cigarrillo tranquilamente, sin siquiera contemplar la idea. Pronto amanecería, y ya a esas alturas de la madrugada no podría conseguir algo de sueño. Acarició un poco los brazos que lo sujetaban, robándole un ronroneo suave a la chica a sus espaldas. Era mimosa, demasiado delicada como para despreciarla.

—Vuelve a la cama, Yuna-yah. —Le indicó en calma, a sabiendas que era incapaz de cerrar sus ojos en la habitación.

Ella resopló en una mala respuesta, deshaciéndose del abrazo de manera infantil. Le observó de soslayo, notando cómo se cruzaba de brazos en una clara queja. Sonrió un poco por lo adorable que se veía la chica puchereando con malcriadez.

—¿Sigues pensando en ella, no es cierto? —Refunfuñó cual una niña. No le estaba reclamando con celos, era sólo preocupación, lo sabía bien—. No puedes seguir así, Hyunjin-ah. —Estiró su pequeña mano, mimando un tanto el rostro helado de él.

Cerró sus ojos ante el contacto, esperando porque el dolor en su pecho se fuese de una vez, y que en cada momento que nombrasen a la chica su mundo parase de derrumbarse. La echaba de menos, cada día, cada noche que no compartía la cama junto a ella.
Yuna no insistió más, conociendo muy bien al pelinegro como para seguir luchando contra él.

Recibió el amanecer en soledad, junto con su cuarto cigarrillo y un café expreso que él mismo se preparó. Cuando fue en busca de la chica en su habitación, no halló rastros de ella entre la desordenada cama donde alguna vez estuvo dormida horas atrás. No se extrañó al encontrarse el cursi post-it pegado a su mesa de luz que le deseaba un buen día, siempre era igual.

"Nos vemos en la oficina, Hyunjin-ah. Come un poco :)"

Sonrió arrancándolo en cuanto se dirigía a su ducha. Tomó un baño rápido, consciente que aún debía preparar su almuerzo, y escoger la ropa para el día de hoy. Aunque no tenía mucho que utilizar para la oficina, se tomó un tiempo considerable en escoger el cárdigan de tweed, a la par de una cómoda gabardina de gamuza azul marino. Le gustaba verse bien, incluso si se trataba de estar en el pequeño cubículo que le asignaron en la compañía estética.

𝐻𝓊𝓇𝓉 𝐻𝒾𝓂 [𝐻𝓌𝒶𝓃𝑔 𝐻𝓎𝓊𝓃𝒿𝒾𝓃]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora