Era el día del festival, estaba realmente emocionada con todo lo que logramos hacer con Marco, construimos toda una narrativa que enganchaba a las personas y las hacia parte del espectáculo.
El orden era claro, las personas llegarían al auditorio principal, lugar en el que se proyectaría nuestro cortometraje para luego dar inicio a todas las actividades planeadas, era como una mini feria, había carros chocones, columpios aéreos, la gran rueda de la fortuna y muchos otros lugares de entretenimiento, también en la carpa principal se instaló una barra libre con todo tipo de cocteles y algunas golosinas.
Al llegar al lugar de encuentro, ya todo estaba montado, se sentía literalmente como un viaje en el tiempo, al staff se nos habían entregados trajes del siglo XVIII para la primera parte del espectáculo, y toda la ambientación complementaba a la perfección.
-Katrina, me alegra verte- saludo María, una de las coordinadoras del evento- ya está todo listo, Marco fue a revisar algunas cosas en la carpa principal, pero apenas llegue me gustaría que pudieran ver el video para comprobar que todo está en orden.
-Claro, Muchas gracias María.
Ya había esperado unos minutos sentada en la primera fila del auditorio cuando vi como la puerta principal se abría y Marco entraba, llevaba puesto su traje, estaba despeinado y un poco agitado, su abrigo era color vino, el cual combinaba a la perfección con su camisa blanca, realmente parecía sacado de otra época, se dirigió hacia donde yo estaba y se sentó a mi lado sin decir una sola palabra, en el silencio puede escuchar su respiración aun agitada.
- ¿Te recorriste la ciudad corriendo? - dije riendo.
-Es que te ves tan linda con ese vestido que me dejaste sin aliento- dijo con sarcasmo - Tuve que llevar una plataforma desde la entrada hasta la última estación.
-Pensé que eras más fuerte.
Se rio de mi comentario, en las dos semanas trabajando juntos nos habíamos convertido en buenos amigos, Marco era muy gracioso y me gustaba pasar tiempo con él. Luego de ver el cortometraje y comprobar que todo estaba bien, se dio inicio a la función, todo el auditorio se llenó y el cortometraje dio apertura a la feria, en los créditos todos aplaudieron y nos dieron algunos elogios.
-Ya que todo salió mejor de lo esperado, ¿vamos a disfrutar de la feria? - dijo Marco.
-Eso no se pregunta, déjame me cambio- respondí.
-Yo también, no sabes lo ansioso que estaba por quitarme este traje.
Entre al baño de mujeres, me puse un jean azul oscuro y una camiseta gris, al salir del baño entregué mi traje y me dirigí a donde estaba Marco ya cambiado, tenía un jean negro y una camisa blanca, nunca lo había visto con ropa tan informal, y de alguna manera me gustaba, se veía más joven y relajado.
- ¿Lista para entrar al castillo de terror?- dijo apenas me vio.
-No entraré, odio ese tipo de juegos- respondí.
-Vamos Katri, iras conmigo- dijo rogando con sus manos.
-Creo que eso me asusta más.
-Me lastimas- dijo llevando su mano a su pecho fingiendo dolor- solo será una vez, te compraré un helado.
- No, enserio me asusta.
-Por favor- dijo con una tierna cara de perrito.
-Estaba bien- dije sin entusiasmo- quiero un helado grande.
Tomo mi mano y corrió hasta donde se encontraba la puerta del castillo, no había mucha gente así que luego de esperar unos cinco minutos entramos, éramos un grupo de cinco personas, nos organizaron en una fila; dos chicas y un chico delante de nosotros, luego estaba yo y detrás mío Marco.
Entramos a un pasillo oscuro, había celdas a ambos lados, los presos gritaban y se golpeaban contra las rejas, avanzamos hasta lo que parecía una morgue, una luz azul tenue cubría la habitación, camillas cubiertas con sanabas blancas dejaban ver la silueta de cuerpos acostados, me fije en una camilla en particular, la sabana estaba un poco movida y dejaba ver el pie de una persona, estaba tan consumida en mis pensamientos sobre esa particular imagen, que no me fije cuando un sujeto se levantó y camino hacia nosotros con un cuchillo, al escuchar los gritos de las otras chicas volví a la realidad, lo que sentí ni siquiera lo puedo describir, el miedo me consumió, corrí hacia la salida lo más rápido que pude, cuando recupere el aliento ya fuera del lugar me percate que Marco estaba a mi lado, tomando mi mano.
- ¿Estas bien? - pregunto aun si soltarme- si hubiera sabido que había una gran posibilidad de perder mi mano, no hubiera insistido tanto en entrar.
- Lo siento- dije soltando su mano.
- No te preocupes, me sentí como el héroe de la película, quitando el hecho de que corrí igual o más asustado que tú.
Reí por su comentario, seguimos recorriendo la feria, nos montamos en casi todas las atracciones y cuando ya era tarde entramos a la carpa de barra libre.
-Te pediré un jugo, ¿está bien? - dijo riendo- eres una niña y no quiero corromperte.
-Tengo veinte años Marco, somos casi contemporáneos- dije dándole un sorbo la cerveza que él había ordenado- a demás soy muy tolerante al alcohol.
-No me convence tus argumentos, pero está bien.
Después de beber y reír por alrededor de dos horas ya sentía mis mejillas calientes.
- ¿Quieres bailar? - dijo Marco parándose de su asiento y estirando su mano hacia mí.
Tome su mano y nos dirigimos a la pequeña pista de baile en el centro del lugar, no era mala bailando, pero sin duda mi pareja era mucho mejor que yo, Marco tomo mi cintura de una manera tan sutil que casi parecía que me estuviera pidiendo permiso, de fondo sonaba una canción lenta que permitía disfrutar el momento.
-Bailas muy bien- dije viéndolo a los ojos.
-Todo se vuelve más fácil cuando tengo de pareja a una linda chica- dijo sonriendo.
Lo mire a los ojos y me acerque un poco a él, tuve que subir un poco la cabeza para no perder el contacto con sus ojos, él era por mucho más alto que yo y eso lejos de incomodarme me gustaba, me acerque hasta sentir su cálido aliento golpear contra mi rostro, unos centímetros más y sus labios chocarían con los míos.
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Unknown
Mystery / ThrillerA lo largo de la vida nos encontramos con diferentes personas, unas son efímeras, otras duraderas, con algunas vivimos aciertos, con otras desgracias, varias son difíciles de olvidar y unas cuantas difíciles de recordar. Sin embargo, tengo la certe...