Tenía menos de la mitad del día para terminar el portafolio, para mi suerte la biblioteca central estaba prácticamente vacía y podía concentrarme mucho mejor, no había visto a Marco en todo el día y tampoco me había escrito, lo cual no era algo extraño ya que, al ser semana de entregas, de seguro él estaba igual de ocupado o más que yo, revisando cada trabajo de literatura.
Eran las ocho de la noche y aunque ya no me faltaba mucho decidí ir al baño a lavarme el rostro para terminar de la mejor manera sin estropear el trabajo de horas, deje todo en la mesa que estaba ocupando y salí del lugar no sin antes darle una pequeña sonrisa a Mónica, la chica encargada ese día de la biblioteca, la había visto un par de veces, siempre muy amable y dulce con todos.
De regreso en la biblioteca note un pequeño papel rosa en la pantalla del computador que decía:
Salón 504 en media hora.
Mire para todos lados, pero nadie parecía extraño, ni siquiera fuera de lugar, termine el trabajo lo más rápido que pude, guarde mis cosas en el casillero y me dirigí al salón de la quinta planta, no solía frecuentar este piso, pues no era parte de mi especialidad, se centraba más en la escultura, o pintura en óleo.
Crucé un pasillo oscuro con puertas a lado y lado, cada una con un pequeño letrero plateado al lado que indicaba que salón era, todo estaba oscuro así que decidí encender la pantalla de mi celular para ver mejor, sin embargo, tenía que ser cuidadosa se suponía que a esta hora nadie podía estar visitando los salones, cuando encontré el salón correcto me sudaban las manos, estaba realmente nerviosa y lo peor es que no sabía exactamente por qué, di vuelta al pomo de la puerta y empuje, esta se resistió un poco al movimiento soltando un pequeño crujido, busqué el interruptor de la luz, pero para mí mala suerte este no funcionaba, en ese justo momento oí un sonido parecido a una nuez rompiéndose, al girarme vi un pequeño encendedor en medio de la oscuridad que me dejo contemplar la silueta de un hombre, este se agacho y prendió algunas velas, lo que me permitió ver claramente una mesa blanca cubierta con un pequeño mantel rojo encima del cual habían dos cajas de pizza, unas servilletas y un vino.
Marco se acercó con cuidado a mí.
Todo el miedo que tenía hasta el momento se trasformó en emoción.
-Hola bonita- dijo dándome un pequeño beso en la frente.
-Hola- dije con una sonrisa que dejaba en evidencia el huracán de emociones que estaba sintiendo- ¿Cómo sabias que seguía acá? – pregunté.
-Hable con Teresa y me dijo que te quedarías hasta tarde terminando algunos trabajos, y quería comer contigo así que, si no podía sacarte del instituto para llevarte a un restaurante, entonces traería el restaurante al instituto.
Lo abrace con todas mis fuerzas, por la diferencia de altura podía escuchar sus latidos de su corazón, que para mi sorpresa esta igual de alterado que el mío.
-Muchas gracias, no tenías que hacer todo esto, es demasiado lindo- dije dándole un pequeño beso en los labios.
Marco estiro su mano y me indico el camino para sentarme frente a la mesa, luego tomo lugar al lado opuesto de la mesa, justo al frente de mí.
-No sabía cuál era tu sabor favorito de pizza, así que confié en que fuéramos de gustos similares- dijo abriendo las dos cajas, una era una pizza de peperonni y la otra de piña.
-Veo que te arriesgaste demasiado, pero es tu noche de suerte, me gusta la pizza con piña.
- ¿enserio? - dijo más sorprendido de lo que esperaba- para ser sincero creo que eres la primera persona que conozco que le gusta.
Sirvió el vino y me miro por unos segundos, era una mirada que no había visto antes.
- ¿estás bien? - pregunte intentando descifrar la profundidad de sus sentimientos.
- Sí, no podría estar mejor- dijo mientras se estira un poco sobre la mesa para acariciar mi mejilla con su mano.
Comimos y hablamos un poco, no supe cuánto tiempo paso, pero no quería que esta noche terminara.
- ¿Cómo sabias que este salón estaría vacío? – pregunte.
- No lo sabía con certeza, pero escuche a unos alumnos diciendo que el cuarto y quinto piso siempre estaban libres en las noches- hizo una pequeña pausa- pero si entra alguien podemos decir que estamos en una monitoria extracurricular- finalizo con una sonrisa.
- Claro, eso tiene más sentido, un profesor de literatura con una estudiante de último año de medios audio visuales en un salón en mitad de la noche comiendo pizza y bebiendo vino, es la escena ideal para aclarar algunas dudas sobre el renacimiento- dije riendo.
Marco rio y se quedó mirándome directo a los ojos adoptando una postura más seria.
-Katri, la verdad no soy de hacer este tipo de cosas, tiendo a ser más relajado y solo dejar que todo fluya, pero quiero hacer las cosas diferentes contigo, quiero que sepas que realmente me importa tener algo serio, y por eso, te tengo que preguntar- hizo una pequeña pausa algo nervioso- ¿quieres ser mi novia?
La pregunta me tomo por sorpresa, nunca nadie me había preguntado eso, es más, siempre pensé que era algo que se daba por sentando luego de algunas citas, sin embargo, me emocioné, me sentí especial, pero sobre todo sentí que algo había cambiado, que no era un simple romance pasajero, si no que al igual que yo, él también esperaba que funcionara.
-Sí- dije sintiendo como todo mi cuerpo cosquilleaba- desde ese día en la feria siempre fue sí- finalicé.
Marco se acercó y beso mis labios tiernamente, me daba seguridad y paz.
Luego de algunos minutos limpiando el salón salimos del edificio, Marco había puesto algo de música en el camino, y aunque él vivía más cerca del instituto no pareció importarle ya que me llevo hasta la puerta de mi casa.
- Buenas noches bonita- dijo mientras me daba un corto abrazo.
- Buenas noches- dije bajando de su auto mientras sonreía maravillada con la velada que acababa de tener.
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Unknown
Mystery / ThrillerA lo largo de la vida nos encontramos con diferentes personas, unas son efímeras, otras duraderas, con algunas vivimos aciertos, con otras desgracias, varias son difíciles de olvidar y unas cuantas difíciles de recordar. Sin embargo, tengo la certe...