Desperté en mi cama con un dolor impresionante de cabeza, no sabía cómo había llegado ahí, definitivamente me había pasado de copas. Puse la almohada sobre mi cabeza intentado que la luz del sol no me diera de manera directa, luego de unos minutos recordé lo que había pasado, la pena me consumía con cada imagen que llegaba a mi mente, los tragos me habían jugado una mala pasada.
Flashback
Cerré mis ojos esperando que Marco redujera la poca distancia entre nosotros, lo siguiente que sentí fue un beso tierno y cálido, pero no en mis labios, él beso mi frente.
-Debería llevarte a tu casa, ya es tarde- dijo separándose un poco de mí.
-S-sí, gracias – dije intentando apaciguar los nervios que habían crecido en mí y que ahora estaba siendo reemplazado por la vergüenza más grande que había sentido.
Caminamos hasta el estacionamiento, a lo lejos pude ver el auto negro, el viaje fue incomodo, quería desaparecer, Marco me había rechazado, y no es como si jamás me hubieran rechazado, pero esta vez era diferente, no era un chico cualquiera, era mi profesor, el cual seguiría dándome clase por lo que quedaba del año.
Al llegar a mi casa bajé lo más rápido que pude mientras le agradecía por traerme.
- ¿estás bien? - pregunto mi hermano.
- Si, solo creo que tome de más- Matías me observo por un momento y luego bajo su mirada a su celular.
- Mamá llamo, te mando saludes, dijo que no la olvides por más que ya seas grande.
-La llamaré la otra semana- dije y me fui a la cama.
Matías y yo siempre fuimos muy independientes, desde que tenía 18 y el 23 vivíamos juntos, nos habíamos mudado lejos por su trabajo, y daba la coincidencia que en esta ciudad también se encontraba uno de los institutos de artes más reconocidos, en el cual estudiaba actualmente.
Fin del Flashback
Recordar ese momento me hacía sentir muy apenada, no sabía que estaba pensando Marco, no quería que las cosas cambiaran entre nosotros, mientras mi mente divagaba en esos pensamientos mi celular sonó, eran casi las dos de la tarde un sábado, era extraño que alguien me llamara, tome mi celular y vi su nombre.
-Hola - hablo Marco al otro lado de la línea- aun te debo el helado por aceptar entrar al castillo de terror conmigo.
Hubo un silencio, estaba petrificada.
- ¿Katrina?
- Si perdón, se cortó un poco la llamada- mentí mientras intentaba actuar lo más normal posible.
- Escuche de un lindo lugar cerca al mirador, ¿está bien si paso por ti a las cuatro?
-Sí, estaré lista.
-Entonces nos vemos más tarde.
Me di una ducha rápida, sequé mi cabello, me puse un vestido con unos tenis blancos y me maquillé un poco.
Me preguntaba si Marco recordaba lo que paso anoche, él se veía muy sobrio, tal vez aprovecharía esta salida para aclararme su posición como profesor y dejar claro que solo me veía como una buena amiga.
- ¿saldrás con el chico que te trajo a noche? - pregunto Matías.
- Si, iremos por un helado.
-Deberías presentármelo.
-Vamos Mati, es mi profesor.
- ¿Estas saliendo con tu profesor? - dijo muy sorprendido.
- No estamos saliendo, somos buenos amigos, nada más.
- No creo que solo lo veas como un amigo, no recuerdo verte tan nerviosa por una simple salida con un amigo, es más, ni siquiera recuerdo la última vez que saliste con alguien.
- Tu exageras todo, duré mucho tiempo con David- dije refiriéndome a mi ex novio.
-Katri, eso fue hace más de dos años.
-No quiero hablar más del tema- dije riendo.
- Si te vas a meter con tu profesor al menos ten los pantalones de admitirlo querida- dijo soltando una carcajada.
Mi celular vibro, era un mensaje de Marco avisando que ya había llegado.
-Y quita esa cara de estúpida- Dijo mi hermano mientras me lanzaba un cojín.
Me peiné y me dirigí hacia el auto de Marco, era un día soleado, y de no ser por los nervios que me consumían, hubiera podido disfrutar del delicioso aroma que desprendían los lirios del jardín delantero.
-Hola- salude mientras me abrochaba el cinturón.
-Hola - dijo Marco encendiendo el auto- te ves linda.
-Gracias, tú también- dije sonrojada.
- ¿Yo también me veo linda? – dijo riendo.
-Sí, te ves hermosa- respondí riendo.
La ruta hacia el mirador era maravillosa, se llegaba subiendo la montaña por una calle llena de robles, al llegar al lugar nos bajamos del auto y Marco me guio hasta la heladería, era un hermoso lugar, había una pequeña carpa donde podías pedir el helado, rodeada por un jardín con mesas florales y sillas en forma de columpio.
Luego de pedir, un helado de fresa para mí y uno de caramelo para Marco, nos sentamos en una de las mesas disponibles.
- Marco - hice una pequeña pausa- lo siento, creo que no soy tan tolerante al alcohol como pensaba, sé que pude confundir las cosas, tu solo estabas siendo amable conmigo, y sé que hoy me vas a dejar en claro las cosas, pero no te preocupes ya entendí.
Hubo un silencio que sentí eterno, el cual concluyo cuando Marco rio como si el mejor chiste le hubiese sido contado, no podía creerlo, se estaba riendo de mí.
- ¿te estas riendo de mí? – pregunte enojada.
- Un poco si – dijo aun riendo.
Me pare dispuesta a irme, ¿A dónde? No lo sabía, pero no quería estar ahí, una cosa era que me rechazara, lo cual entendía perfectamente, pero algo muy diferente era que se burlara de mí.
-No espera Katri- dijo tomando mi brazo lo que hizo que quedáramos frente a frente.
- ¿Qué? - dije un poco enojada.
- Anoche no te bese no porque no quisiera- dijo poniendo un mechón detrás de mi oreja y dejo su mano en mi mejilla- no lo hice, porque quería que cuando pasara estuvieras cien por ciento consiente de que eso era lo que querías.
Acercó su rostro al mío, se inclinó un poco de manera que nuestras narices rosaron.
- ¿puedo besarte? - dijo con una voz ronca que desprendía un deseo profundo.
No esperó mi respuesta y me beso, sus labios eran cálidos, guardaban ese sabor a caramelo que el helado había dejado en ellos, estábamos en sincronía, nuestros labios encajaban a la perfección, fue un beso profundo, era mucho más que la unión externa, todo en nosotros se estaba conectando.
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Unknown
Misterio / SuspensoA lo largo de la vida nos encontramos con diferentes personas, unas son efímeras, otras duraderas, con algunas vivimos aciertos, con otras desgracias, varias son difíciles de olvidar y unas cuantas difíciles de recordar. Sin embargo, tengo la certe...