Capítulo XIII

31 2 0
                                    

Detective Smith.

Luego de terminar su taza de café, el detective Smith saco su pequeña libreta color escarlata del ultimo cajón de la derecha de su escritorio, tomo la pluma negra con ápices grises que le había regalado su difunta esposa y como si se tratara de un pequeño ritual la llevo a su frente dando golpecitos, luego la bajó a sus labios para repetir el procedimiento, hizo esto dos o tres veces bajando y subiendo, hasta que se encontró escribiendo a gran velocidad en la libreta todas las posibles situaciones en donde pudiera encontrar una pista del homicidio, ideas efímeras pero consistentes que pasaban de volver al lugar donde se había encontrado el cuerpo hasta ir a la casa del interrogado.

Luego de terminar con su lluvia de ideas, enumero cada una, dando principio y final a sus anotaciones, formando un camino para empezar su búsqueda, el primer paso era ir al lugar donde se encontró el cuerpo, revisar si había tiendas cercanas, si era una calle concurrida, si había propiedades privadas cerca o algún detalle que le permitirá adentrarse en la mente del asesino.

Salió de la oficina y se subió en su auto, un volkswagen voyage modelo 2012 plateado, no le gustaban las camionetas o los carros grandes, aun cuando su sueldo le hubiera permitido comprar uno.

Siguió el camino noreste desviándose a la derecha rumbo al puente que se colocaba a unos metros encima del rio Makong, al llegar pudo notar que desde la orilla del puente se podía ver la escena del crimen aun sin tener que bajarse del vehículo, aparco unos metros más adelante, al bajar sintió como el frio chocaba contra su rostro, se ajustó más su chaqueta he introdujo ambas manos en los bolsillos.

Para poder llegar al punto exacto donde se había encontrado el cuerpo, tenía que rodear el lugar y descender por la vía peatonal que marcaba el inicio del recorrido por el bosque. Cuando estuvo lo suficientemente cerca respiro hondo y se acercó a la cinta amarilla con letras negras que prohibían el paso, observo con detenimiento el hoyo profundo en la tierra, a su derecha el agua descendía con una velocidad lenta pero constante, Smith sabía que cuando era temporada de lluvias, el nivel del agua crecía y arrastraba consigo parte de la orilla, pero el asesino enterró a su víctima a una distancia prudente para que esto no pasara, probablemente también había elegido este lugar porque allí solo se encontraba un brazo del rio, que no crecería demasiado como para alcanzar el cadáver, ese detalle lo hizo pensar que el asesino no quería que el rio se llevase el cuerpo, lo cual era extraño, puesto que si el cuerpo seguía el curso del fluvial, terminaría en un espacio amplio, profundo y poco concurrido por pescadores o embarcaciones, lo cual de alguna forma garantizaba la pérdida del mismo, no obstante, muchos asesinos sentían un vínculo especial con sus víctimas, así que las enterraban en lugares que frecuentaban, conocidos o íntimos para luego volver y recordar la satisfacción que les produjo arrebatar esa vida.

El detective sabía que no había sido un accidente o una discusión que termino en malos términos, si no que las heridas encontradas en el cuerpo revelaban odio, el asesino no solo mato a su víctima, hizo que el proceso fuera doloroso, lento y tortuoso.

Luego de examinar todo el lugar, volvió a subir para ver si encontraba algo relevante, el puente no era muy concurrido, solo pasaban los vehículos que se dirigían al este de la ciudad, que era en su mayoría rural, se percató del semáforo que estaba justo en el lugar donde se tendría que estacionar un auto para poder ver directo la escena del crimen, pero era casi imposible saber que vehículos habían pasado por el lugar entre los días 23 a 25 de Abril del año pasado, pues no había cámaras o retenes cerca, unos metros más adelante pudo divisar un pequeño Oxxo al lado izquierdo de la carretera, esto último no le favorecía pues desde ahí no era posible ver la orilla del rio, así que solo le quedaba dos opciones, buscar más sobre homicidios parecidos, pues sabía que no había sido obra de un principiante o esperar que su análisis fuera correcto y que el homicida volviera a la escena del crimen al enterarse que su preciado secreto había sido desenterrado.

Subió a su auto, prendió la calefacción y se limitó a pensar, tenía que entrar en la mente del asesino, involucrarse en el caso, para así poder seguir las pistas que ahora parecían invisibles pero que él sabía que estaban allí, luego de unos largos minutos tomo la carpeta que descansaba en el asiento del copiloto y repaso una vez más el caso, su siguiente paso sería ir a ver a Mickey Fichert, sabía que siempre se podía conseguir más que una pequeña declaración, y espera que con las preguntas correctas pudiera obtener algo que lo condujera al asesino.

Arrancó y antes de parar en el Oxxo vio un letrero que indicaba que estaba cerrado por una remodelación que prometía no durar más de dos semanas, así que siguió su camino a la comisaría, tenía que informar sobre su visita a la casa del señor Fichert antes de presentarse en ella, encendió la radio dedicando unos minutos a las noticias de las seis de la tarde del canal capital para luego poner un viejo disco con treinta canciones de las cuales solo escuchaba dos, la melodía de Oh, pretty woman inundó el auto, esa canción le recordaba a su esposa, pues además de encajar a la perfección con todo lo que ella había sido para él, también le traía a la memoria el momento en el que la vio por primera vez, en ese restaurante de carretera donde era camarera.

Sucedió una tarde luego de un largo día de trabajo en la comisaría como policía de turno, tomo la carretera panamericana y se dirigió a la primera salida, era un lugar con una hermosa llanura que permitía contemplar el atardecer en su mayor esplendor, luego de unos veinticinco minutos conduciendo vio las luces neones del Couple restaurant, aunque en un principio se pensaría que este lugar era el punto de encuentro al que acudían parejas adolescentes, la realidad era que la mayor parte de su clientela eran policías, Nicholas había escuchado hablar de este restaurante un par de veces, sin embargo, no llevaba mucho tiempo en la comisaria como para tener con quien ir, no obstante su curiosidad era tanta que decidido ir a ver con sus propios ojos el lugar del que todos hablaban, aparco su auto cerca de un hidratante de incendio, y bajo de su auto, abrió la puerta de vidrio que tenía dos líneas azules en la mitad con un letrero de siga, al entrar en el local reconoció la canción que sonaba, Oh,pretty Woman, un clásico de Roy Orbison, dio un pequeño vistazo al lugar, habían alrededor de treinta mesas rectangulares blancas, con dos sillas a cada lado en forma de sofá recubiertas por lo que parecía cuero sintético color rojo, el piso alternaba cuadros negros y blancos, las meseras iban de un lado a otro en patines de cuatro ruedas, todas utilizaban una falda blanca con tirantes rojos sobre una camisa manga corta de color azul cielo, que dejaba ver un pequeño gafete con imán adherido a su pecho con sus respectivos nombres.

- ¿Está usted solo? – le pregunto una de las meseras con una amable sonrisa.

- Ehh... estoy esperando a un colega no creo que tarde en llegar – dijo Nicholas intentando sonar lo más relajado posible, no quería parecer un tipo raro que conducía media hora para comer solo.

- ¡Excelente!, siga por acá, al fondo tenemos una mesa disponible, no es en mi área, pero le aseguro que el servicio aquí es increíble- dijo la mesera adelantándose un poco con una habilidad increíble en sus patines

Nicholas la siguió hasta el final del pasillo y se sentó en la mesa que la chica le indico. Espero un poco hasta que una nueva chica se acercó a su mesa.

-Es realmente hermosa - pensó, tenía un cabello castaño claro recogido en una coleta alta, que dejaba ver sus finos rasgos, sus cejas bien pobladas de un tono más oscuras que su cabello, su tez parecía de porcelana lo cual contrastaba a la perfección con sus labios rosados, era delgada y esbelta, y sus ojos tenían una combinación perfecta entre el verde olvida y amarillo, era la chica más linda que Nicholas había visto.

- ¡Hola!, soy Elizabeth y estaré encantada de tomar su pedido, señor...- dijo la linda chica esperando que Nicholas respondiera.

Paso una eternidad donde el silencio gobernó entre ambos, Nicholas estaba embelesado con la mesera, mientras que ella lo miraba con una mueca de confusión que se acentuaba a medida que el tiempo pasaba.

-Nicholas Smith- se aclaró la garganta- es decir... Nicholas solo Nicholas, o si te gusta más Smith también está bien, mi madre me llama así en honor a mi padre.

-Uhmm...Está bien, Nicholas Smith– dijo Elizabeth notablemente confundida por las palabras de aquel hombre- ¿Qué deseas ordenar?

- La especialidad de la casa- dijo Nicholas dando un rápido vistazo al menú sin querer apartar su atención de Elizabeth.

- Lo traeré en seguida- dijo la mesera mientras le dedicaba una pequeña sonrisa para luego alejarse de la mesa.

Nicholas la siguió con la mirada hasta que desapareció por las puertas de la cocina, y en ese momento supo que ese restaurante seria su nuevo lugar favorito.

UnknownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora