(14)Vuestro plan

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Hoy no fue una mañana tan del asco como todos los días.

Despertarse tan temprano no le pareció tan doloroso como siempre, el agua fría le provocó unas cuantas cosquillas en la espalda, pero el mal humor no se mostró en todo el rato. Se miró al espejo y decidió que su cabello así de alborotados eran perfectos y desayunó pensando lo increíble que se sentía el día de hoy.

Salió de casa sin detenerse a ver que tan bien iba de tiempo, pues sabía que llegaría de sobra temprano. Aunque solo un pensamiento se adueñó de todos los demás en el momento en que puso un pie fuera de casa y era sobre aquella fantástica sonrisa que jamás podría imitar, pero que con gusto la miraría una y otra vez.

-¡Buenos días Kacchan!- Escuchó de parte del menor, siendo esto algo tan normal que si alguna vez no escuchase su nombre en la mañana, su día automáticamente apestaría.

-Hola Deku.-Soltó un tanto más cómodo al sentir su compañía.

-¡Veo que te despertaste animado!- Puntuó el de cabellos esmeraldas, removió un poco su mochila para así tomar su lugar y caminar junto a su amigo de la infancia y ahora nuevo novio.

Y las cosas eran magnificas, claro, pero esto es la vida real, no un fanfiction, y ambos eran unos adolescentes vergonzosos que no sabían como actuar al tener pareja, porque no había tenido nunca y la inexperiencia los hacía sentir vulnerables.

-Kacchan...- Deku había progresado mucho con su trato hacia Katsuki, ya no le temía y eso todos lo podían notar, pero no indicaba que no pudiese estar un tanto inseguro con su actuar. Al contrario le llamó la atención ser nombrado por lo que respondió con un sonido para que continuara hablando.-¿Ya que, bueno, tu sabes, s-somos, no-v-vios... Te gustaría sostener mi mano?- Contuvo por unos segundos su aliento.

-No.-

-Oh.- Esa respuesta fue demasiado cortante para su gusto, y más a sabiendas que hoy se había despertado de buen humor. Se lo pudo esperar, a fin de cuentas era Bakugou y aunque su relación fuese intima, su forma de ser no cambiaría tan severamente y no se convertiría en un oso de peluche. No era para nada su punto fuerte

Bakugou estaba asustado y un tanto nervioso con lo que le pidió su novio, no lo iba a negar, tenía miedo de no saber que hacer en una situación romántica o con sus compañeros de salón, tendría que hablar de esto con Izuku, eso lo había leído en una vieja revista de cotilleos de su madre, "las relaciones florecen si las cuidas mediante el habla", tratando de enseñarle a las chicas que deben de informar cada vez que algo no era de su agrado.

"Estupidas revistas de maquillaje" sentenció para sus adentros.
Pero un eco le hizo saber que esas revistas no eran del todo basura.

Se avergonzó de su forma de hablarle, aunque no sabía como pedirle las debidas disculpas. El propio Izuku estaba un tanto enterado del escaso control que Katsuki tenía en sus emociones, sin embargo, no iba a empezar a disculpar al rubio solo por ello todo el tiempo.

Hubo un silencio incomodo que solo duró cinco pasos, hasta que Katsuki cedió a la propuesta.

-Bueno bueno... quizás solo un rato, pero cuando estemos en clase no va a ver más cursilerías.-Protestó el más alto tomando la mano de su novio de un momento a otro. El de cabellos verdosos sabía que ellos aprenderían a sobrellevar esas emociones que tanto los dominan.

Y sin más, antes de entrar a la UA sus manos fueron separadas automáticamente por ambos, ya saben, adolescentes vergonzosos...

Izuku sentía que aquel día en particular sería bastante bueno, se despertó fenomenal, le sonrió diferente al mundo, ya que hasta ese momento todo iba de maravilla, inclusive Katsuki despertó feliz y la pequeñez de no mostrarse al mundo es únicamente por nervios al azar que cualquier joven adquiere.

Solo él, ¡Maldita Sea! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora