Capítulo 7

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Ya en la avenida, Marcos toma de su mano y de forma cariñosa deposita un beso en la parte superior de esta. Julie desvía la mirada de las calles de la ciudad, para observar a Marcos y sonreír ante su gesto.

—Por favor dime, ¿Qué deseas conocer primero? —Le sonríe— ¿La catedral? ¿O las plazas y tiendas de sus alrededores?

Julie le devuelve la sonrisa y con su lindo gesto pensante, se decide que conocer.

Aunque primero le pregunta…

—¿Tú qué me sugieres?

Marcos deja de mirarla para observar con detenimiento hacia el tránsito.

—Todo en realidad. Milán tiene muchos lugares asombrosos, desde los sitios más lujosos hasta los más cálidos y naturales. Cómo también antiguos, no por algo Italia es el país con más patrimonios de la humanidad cuando de obras arquitectónicas se trata.

—Uy… En eso tienes toda la razón. Creo que en efecto, me he sacado la lotería con este informado guía turístico.

Marcos suelta una carcajada.

—Ya vez… —El susurra y vuelve a tomar de su mano.

Julie vuelve la vista al frente y se queda viendo las edificaciones. Sin duda alguna, en Milán no prevalecen los grandes rascacielos, de hecho, son muy pocos los que logra ver.

—¿Por qué mejor no me sorprendes? —Ella susurra en un hilo de voz a lo cual el asiente.

—¡Hecho!

Marcos estaciona el auto antiguo de su padre frente a la catedral y Julie palidece.

—¡Oh por dios! Marcos, esto es…

—Una belleza ¿Cierto? —El sonríe, a lo cual ella aprieta de su mano la cual el aún sostiene con fuerza.

Juntos caminan tomados de la mano hacia la catedral y ambos se persignan al ingresar al majestuoso lugar. 

Tomando asiento en una de las bancas, uno al lado del otro, Marcos le pregunta:

—¿Y qué te trajo a Milán? —El frunce el ceño al ver su expresión— ¿Se puede saber?

—El engaño de mi ex novio. —Julie dice sin más y sin pelos en la lengua— Me traicionó con una de mis compañeras de trabajo, lo hacía desde hace cinco meses.

—Oh wow… Lo siento mucho Bellísima.

—Yo también lo lamento, sobre todo por los casi cuatro años de mi vida que desperdicie en una persona que no lo vale. —Ella traga con fuerza al sentir el nudo en su garganta— Una persona que no supo valorar lo que tenía. Años que jamás volveré a recuperar.

Marcos asiente con la cabeza para luego sonreír.

—En definitiva, no los vas a recuperar, pero sí puedes mejorar los venideros. —El suspira— Ten paciencia Julie. El tiempo de Dios es perfecto. Te lo aseguro.

—Gracias… —Sonríe.

Ambos dejan de mirarse para volver la vista al frente. La estructura de la hermosa Catedral es una obra maestra. Una majestuosidad.

Sus detalles, cada centímetro que lo asemeja, es como si hubiese sido hecho por los dioses del Olimpo.

—No puedo dejar de observar este lugar Marcos. Gracias…

Julie vuelve la mirada hacia él y se lleva la sorpresa de que su profunda mirada ya está sobre ella.

Y desde hace largos minutos.

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