Capítulo 18

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Ambos toman asiento en la cama de Julie y ella se sienta en las piernas de Marcos al este no dejarle alternativa.

Ya más tranquilos, el sonríe al abrazarla con fuerza. No quiere soltarla, por nada del mundo.

Sentir que la había perdido, así solo hubiese sido por unas cuantas horas, fue sumamente doloroso para él.

Así que tenerla en sus brazos y en su regazo, es como todo un sueño.

— Eres tan preciosa… Hasta llorando. Pero no lo hagas, me hiere si es por mi causa y aunque no lo fuese, también. —Susurra contra su cuello.

Ella se gira para así poder estar frente a él y verlo a los ojos.

Esos ojos tan exóticos.

Tan hermosos…

¡Me tientan como loca! Con esa mirada le perdonaría todo. Lo que sea, lo que fuese.

Aunque no debería, su mentira me a dolido más que nada. Pero no puedo evitarlo, todo con él es tan diferente…

— ¡Basta! —Ella gime extasiada.

— ¿Qué? —Susurra burlón a lo cual Julie pone los ojos en blanco.

— ¡Tu sabes lo que haces! —Le da una palmada juguetona contra su amplio pecho.

— ¿Y según tú qué hago?

— Mirarme… —Ella se muerde el labio— Mirarme así como lo haces.

Marcos sonríe de punta a punta al mismo tiempo que siente sus mejillas arder por la sonrojes.

Me descubrieron…

— No sé de qué hablas… —El desvía la mirada y se lame los labios.

Julie suelta una gran carcajada y lo abraza al rodearle el cuello con sus suaves y delicadas manos. Ella cierra los ojos al sentir como él aspira con fuerza cerca de su oído, para luego escucharlo decir:

— Quiero explicarte las cosas. —Se detiene para aspirar con fuerza otra vez, pero ahora ya no contra su piel sino contra su cabello y le encanta esa fragancia de shampoo— Hueles delicioso. ¿Jazmín?

— Sí. —Ella asiente para luego dejar de abrazarlo— Shampoo con fragancia de jazmín, rico en vitamina C.

Él asiente al mismo tiempo que le acaricia su hermoso cabello corto.

— Me gusta tu cabello… —Susurra y una sonrisa lo delata— ¿Hace mucho que lo llevas así de corto?

— Sí. Toda la vida. —Ella suspira y le corresponde la sonrisa— Como sabrás, el clima de Londres no es tan bueno cuando se trata de peluquería. El frío, las lluvias y la humedad no ayudan a la hora del secado u planchado, hacen que duren muy poco. Y no me gusta la idea del secado diario, creo firmemente que ese tipo de mantenimientos pueden dañar de maneras terribles mi cabello.

Marcos asiente prestándole mucha atención.

Le fascina escucharla, su voz tan fina y delicada, su manera de expresarse y sus gestos faciales.

LA NOTTE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora