Capítulo 15

445 42 15
                                    


Cinco horas después…

Marcos es dado de alta y después de todos los trámites, testimonios e interrogatorios de la policía por lo acontecido, los tres por fin pueden irse de la comisaría.

Luciano conduce a casa de Marcos mientras éste duerme en los brazos de Julie, quien lo acuna en su regazo con fuerza.

Sigue sin poder creer lo ocurrido y todo lo que Marcos hizo por ella. Y también su amigo, Luciano. A quien ella le agradece al verlo estacionar el convertible frente a la hermosa casa.

Antes de que el rubio bajase del auto, ella susurra:

— Gracias Luciano.

El se gira para verla y sonriéndole asiente con la cabeza.

— Es enserio. De verdad, muchas gracias. —Su voz flaquea— Tu no tenías porque ir y sin embargo lo hiciste. Viniste junto a él para ayudarme sin saber a lo que se exponían, no lo dejaste solo, y te lo agradezco.

— Jamás lo dejaría solo. —Susurra, para luego responder burlón— Mucho menos en el estado que se encontraba, si lo hubieras visto. Después de tu llamada, palideció, estaba muy asustado por ti. Estaba como loco, yo jamás lo dejaría solo estando así.

Ella sonríe y con la vista nublada, baja la cabeza para verlo, Marcos aún duerme como todo un príncipe encantado en sus brazos. Sus largas y abundantes pestañas le dan un toque adorable a su hermoso rostro durmiente.

— Creo que el sedante lo noqueó. —Ella susurra mientras le acaricia la mejilla.

— Así parece, déjame ayudarte con él. —El murmura mientras baja del auto— Toma las llaves de la casa, te toca abrir la puerta.

Julie asiente y las acepta de inmediato, acto seguido ve como Luciano rodea el auto y abriéndole la puerta, ella con cuidado se quita a Marcos de su regazo y sale del auto y luego ayuda ha Luciano con Marcos.

Ya en la puerta de la casa, ella introduce las llaves y la abre para darle paso a Luciano, quien deja ha Marcos descansando sobre el sofá.

El rubio se gira para encontrarse con la mirada agradecida de Julie.

— Lo hiciste bien pequeña. —El se acerca y le da un casto beso en la frente— Me voy, tal vez vuelvo más tarde. Voy por Eliza.

Ella gime al recordar a su amiga y se cubre el rostro con las manos.

— Oh por favor… Te suplico que no le digas nada. No quiero que se preocupe, se pondrá muy mal si se entera de lo ocurrido.

— ¿Y no crees que se pondrá peor si no le comentas lo acontecido? —El frunce el ceño.

Julie hace una especie de puchero y asintiendo, susurra:

— Ya lo sé. Pero no quiero que se preocupe más por mí, no quiero arruinarle su trabajo con mis problemas. Ya le di suficiente susto con lo de anoche y ahora ésto. No es justo para ella.

— Julie…

— ¡Hablaré con ella mañana! —Ella le suplica con la mirada.

LA NOTTE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora