Capítulo 3

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Julie suspira mientras termina de leer su libro favorito, Orgullo y Prejuicio.

Es la décima vez que lo lee. Ama ese libro como respirar. Para ella, tal obra es una eminencia, una novela digna de Miles de premios Nobel.

Al dejar su libro en la mesita de noche, escucha ha su amiga susurrar desde la peinadora:

— Ni tú ni yo nos podemos pasar la noche aquí aburridas. ¡Tenemos que salir!

Julie palidece al verla maquillada y vestida para matar de un infarto a cualquier hombre.

— ¡Eliza! ¿Pero qué pasa contigo? ¡Quítate eso! Cualquier baboso puede mal interpretar tu vestimenta. ¡Ese vestido muestra demasiado!

— Ay por favor… —Rueda los ojos— Eres modelo de revista, haz mostrado tu cuerpo más que yo. ¡Déjame ser!

— Pues sí, pero nadie ve mi rostro. Además, mis fotografías son artísticas. Tampoco es que ando mostrando mis partes íntimas.

Eliza palidece.

— ¡No me digas que se me ve una buby! ¿Oh la cosita?

Julie se cubre el rostro con la palma de su mano derecha y niega con la cabeza para luego sonreír y vociferar:

— ¡No saldré contigo mientras vistas así! Por favor… Ya deja de bromear.

— Bueno, bueno. ¡Está bien! Aburrida.

Ambas se visten con unos vaqueros de color negro ajustados a su figura, combinadas con una blusa de tiras de color gris.

Cómo si fuesen gemelas.

Hace mucho que no hacían ese tipo de payasadas o mimos. Pero Eliza lo propuso para hacer sonreír a Julie y para animarla ha salir, aunque sea un rato.

A las dos les gusta bromear ante los demás que son hermanas, cuando ambas se visten igual.

Aunque no se parezcan en lo absoluto.

Una hora después…

— No deberíamos estar saliendo cuando tienes que ir a trabajar a primera hora Eliza.

Esta rueda los ojos y suspira.

— Ya deja lo aburrida mi Julie, solo saldremos para distraernos unas horas, ¡No hasta el amanecer! Aunque eso me encantaría…

Julie suelta una carcajada y Segundos después se pone de pie al escuchar el taxi llegar cuando éste estaciona frente a la casa de hospedaje y toca la bocina dos veces.

Entusiasta, Eliza camina danzante hasta el auto y le abre la puerta ha su amiga.

— Adelante señorita.

— Muchas gracias. —Julie susurra mientras ríe y se adentra en el auto— Ciao, buena Notte. —Ella saluda al taxista de unos cincuenta años y este le sonríe de vuelta.

— ¿Hacia donde le signore? —El pregunta y Eliza se apresura hablar.

— ¿Sabes usted de un buen lugar donde se pueda tomar un rico vino y echarse una cantada sin importar los tragos demás?

Julie se sonroja de la vergüenza ante lo que su amiga le ha dicho al taxista y éste se priva de la risa.

— Sí bellissima. Ya las llevo al mejor lugar de la ciudad.

                               ******

Marcos deja su auto antiguo en el estacionamiento privado del establecimiento y camina lentamente hacia la puerta de emergencia mientras juega con las llaves del auto. Toca dos veces  la puerta y uno de los hombres de seguridad le abre de inmediato.

LA NOTTE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora