26. Siempre juntos.

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Miro el hermoso atardecer junto a mi novio, ambos estamos sentados sobre capo del Jeep en el mirador natural de Beacon Hills.

Todo se ve tan mágico, el cielo se ve de un tono rojizo con partes rosas y amarillas, el viento remueve mis cabellos constantemente dándome una sensación de relajo.

— Te amo —dice repentinamente Adam.

Volteo a verlo, admiro su perfil pues él se encuentra mirando el cielo.

— Yo también te amo —respondo segundos después.

Él gira su cabeza en mi dirección, sus labios forman una sonrisa y sus ojos azules me ven con ternura y cariño.

— Sabes... —comienza a decir— Mi madre quiere que le demos nietos.

Me atraganto con la saliva al escuchar eso.

— ¿Que? —alzo la voz, siento como mis mejillas han tomado color.

Adam suelta una risa divertido por mi reacción, creando un puchero en los labios le doy un golpe en el pecho, aunque debo decir que me dolió mas a mi la mano que a él el golpe.

— Ya, perdón, lo siento —se disculpa entre risas al ver mi cara de enfado— solo que... Jaja... Hubieras visto la cara que pusiste.

— Adam —digo su nombre entre dientes cuando volvió a reírse.

— Ya, ya, me calmo —aprieta sus labios.

Lo miro atentamente, desde la noche en que por fin pude entregarme a él y en todo este tiempo lo hemos hecho, ya han pasado mas de dos meses, pero esta es la primera vez que él habla sobre bebes, siento una pequeña molestia instalarse en mi pecho, sus palabras, a pesar de que solo las dijo para molestarme, han tocado una parte de mi.

Estoy consciente de que yo no puedo darle hijos, después de todo no soy mujer y eso me entristece, yo no puedo darle lo que tal vez mas desea en la vida, conmigo no puede formar una familia, por la simple razón de que soy un hombre que no puede quedar embarazado, osea, jamás a ocurrido algo así.

Volteo la mirada hacia el cielo que ya a tomado el azul oscuro, pues él sol ya se a ocultado. Las estrellas están comenzando a aparecer lo que hace que el cielo se vea mas hermoso de lo que ya es.

Hijos, mi mente no me deja en paz con esa palabra.

— Stiles —me habla Adam— ¿Sucede algo? —suelto un suspiro sin voltear a mirarlo.

— No —respondo con pesadez.

— Tu aroma no dice lo mismo y ese suspiro no es algo normal en ti —refuta— algo te molesta, ¿Puedo saber que es?

— Yo... —busco las palabras correctas para hacer la pregunta— ¿Tú... te gustaría tener hijos? —pregunto al fin.

— Claro que me gustaría —responde de manera rápida y eso hace que mi pecho duela mas— pero aun somos jóvenes por lo tanto no pienso mucho en eso —declara— podemos esperar unos años mas para tener hijos —finaliza.

— Yo no puedo darte hijos Adam —cuestiono.

— ¿Por que dices eso? —se incorpora del capo quedando sentado en ella.

Imito su acción para así mirarlo directamente a sus orbes azulados.

— Adam, por si no te has dado cuenta, soy hombre —sentencio— los hombres no pueden embarazarse.

— ¿Y eso que? —lo miro confundido por sus palabras— hay muchas formas de ser padres, entre ellos adoptar —baja de un salto del capo para meterse entre mis piernas.

Príncipe Heredero - S.S Donde viven las historias. Descúbrelo ahora