III

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Sin perder más tiempo, despidiéndose de Namjoon, esperando que el moreno no tuviera problemas con su pareja por pasar un rato consolándole, se encaminó al origen de todo su problema. La casa de Jung Hoseok, donde la maldita fiesta se había llevado a cabo hace dos noches. Si quería respuestas, debía buscarlas, y qué mejor que ir al último lugar que su mente recordaba.

Condujo algo vacilante, no muy seguro de si estaba en el barrio correcto, pues sólo estuvo allí una sola vez, y de noche todo luce muy diferente. A plena luz solar, la casa residencial parecía familiar y tranquila, en comparación con el aspecto que tuvo aquel fatídico día. Llamó a la puerta y esperó, pasando, de vez en cuando, una nerviosa mano por su pelo azabache, animándose a sí mismo a que obtendría más de una pista de lo ocurrido. No podía ser tan despiadada su suerte.

- ¿Hola? – de pie, vistiendo un pijama de pantaloncillos cortos, Hoseok le saludó, con el cabello rojo revuelto, como si acabara de despertar.

- Hola, espero no molestar – se apresuró en decir, tratando de parecer amable.

- Pues, sí lo haces, porque estaba durmiendo... – respondió, luciendo más despierto ahora, mirándolo con el ceño fruncido – Y, no sé qué haces aquí.

- Am... lo siento, yo... – Seokjin detectó el rechazo en el tono de voz empleado por el pelirrojo – Me imagino que ya sabes que... Taehyung y yo... - las palabras se quedaron atoradas en su garganta, sintiéndose incapaz de decir aquello en voz alta, temiendo que, si lo hacía, la realización lo golpearía directo en el pecho. Él no planeaba renunciar a su amor.

- Todo el mundo lo sabe, bro – comenzó a hablar el chico, destensando su postura – Te portaste como un verdadero hijo de puta – se encogió de hombros y entró a la casa, dejando la puerta abierta para Jin, quien lo siguió hasta la sala – No podías esperar que Tae no te diera una patada en el culo.

- ¿Qué? – balbuceó. La confusión tatuada en toda su cara - ¿Qué fue lo que hice?

- ¿Me estás jodiendo? – Hoseok rio, incrédulo, pero notó que la expresión en el rostro del pelinegro, era auténtica – Tienes que estar bromeando.

- No, ojalá pudiera decir que es una broma... pero... - Kim soltó un suspiro de frustración – No sé qué pasó esa noche, porque no puedo recordar una mierda... Mi cabeza está en blanco...

- ¿Qué rayos bebiste, bro? – se mofó el otro, aún sin poder creer que todo era verdad – ¿Un barril de sedante?

- Según lo último que recuerdo, sólo una cerveza... - Seokjin atrapó su cabeza entre las manos, apoyando los codos en sus rodillas – Esto es absurdo... yo jamás me emborracho... con nada – aseguró, volviendo a alzar la vista.

- Pues, algo fuerte tuviste que tener en tu sistema, para todo lo que hiciste – la burla no abandonaba el tono de voz del pelirrojo y comenzaba a irritar al otro.

- Y... ¿qué fue exactamente lo que hice? – preguntó, con la ligera esperanza de que el chico le dijera todo de una vez.

- La pregunta es... ¿qué no hiciste, bro? – Jung se puso de pie, yendo hacia la mesa de café, tomando su computadora – Tus hazañas están por todo internet.

- ¡¿Qué?! – se alarmó el pelinegro, maldiciendo internamente.

- Algún drogado las subió en la página de la universidad – informó, rebuscando en la laptop, hasta dar con el álbum titulado "Actividades Extra", y dejándole ver al otro – Por eso, todo mundo sabe lo que hiciste... Bueno, todos menos tú, al parecer.

¨Forgetting¨ [JinTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora