XVII

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- ¿Puedes correr más rápido? – se quejó Seokjin, subiendo las escaleras a toda prisa, deseando llegar lo antes posible - ¡Quiero atrapar a ese tipo antes de que se vuele!

- Hyung... - le llamó casi sin aliento, el pelimorado – Yo te alcanzo después – se resignó, al verlo subir los escalones de dos en dos.

Como un rayo, el pelinegro corrió, hasta llegar al piso donde residían sus amigos. Hubiera subido por el elevador, pero una pareja acababa de tomarlo, no dándole más alternativa que las escaleras. Maldecía todo a su paso, el tráfico que los retuvo, el tiempo perdido y el hecho de que no tendría nada si no se apresuraba, ni una confesión ni una prueba real.

Llamó a la puerta, sin importarle nada, esperando impaciente a que ésta se abriera. Jimin lo miró con una expresión que el mayor no supo interpretar.

- ¿Dónde está? – fue lo primero que salió de su boca.

- Ya se fue – respondió Park.

- ¡Mierda! – gritó, deseando darle un golpe a algo - ¿Por qué lo dejaste ir?

- ¿Qué pasó? – apareció Namjoon, agitado, poniendo una mano en su pecho, que quemaba por falta de aire.

- ¡El tipo se nos voló! – comunicó Jin, completamente embravecido - ¿Ahora, cómo demonios voy a probarle a Taehyung que todo se trataba de una trampa? – toda la ira murió, quedando sólo la tristeza en sus palabras – Ya no tengo una prueba... no podré demostrar que yo no provoqué lo que pasó – continuó hablando.

- No hace falta – la suave voz de Taehyung, apareció desde la sala – Ya lo oí todo.

Los ojos sorprendidos de Seokjin, buscaron al dueño de aquella grave voz, encontrándose con la mirada brillante de su ex novio. Ellos se miraron, como si el tiempo se hubiera detenido a su alrededor. El corazón del pelinegro se saltó un par de latidos, antes de comenzar a agitarse como loco. Taehyung seguía viéndose tan hermoso como siempre, con su rostro más delgado, pero con su encanto natural intacto.

Jin, con pasos vacilantes, se acercó a su ex novio, sin saber cómo contener las ganas que lo carcomían por alzarlo en un abrazo, estrecharlo contra su cuerpo y perderse en un beso. No, él no podía hacer nada de eso, porque, a pesar de que estaba demostrado que era inocente, seguía sintiéndose mal por lo ocurrido, como si realmente él lo hubiera causado. Tae también caminó hacia él, tomándolo con la guardia baja, cuando abrió sus brazos para abrazarlo. Seokjin no dudó en aceptar el gesto, quedando envueltos en un necesitado abrazo, que ambos pedían a gritos.

El mayor se sintió de regreso en casa, al sentir su suave perfume y el calor de su cuerpo delgado. Taehyung, por su parte, se perdió en la cálida sensación de seguridad que experimentaba cada vez que estaba entre los brazos del pelinegro.

No fueron conscientes de cuánto tiempo estuvieron así, sólo abrazándose, reconociéndose, en un reencuentro que los dos necesitaban.

- Te extrañé – la quebrada voz del rubio, resonó en los oídos del otro, sintiéndose en la gloria al oírle decir aquello – Gracias por no rendirte conmigo – continuó, con las lágrimas cayendo libres. Tae ya no tenía energías para retenerlas más – Y, también, por aclarar las cosas...

- Voo... - sollozó Jin, presionándolo con más intensidad, contra su pecho.

- Aún tengo los recuerdos de esa noche – volvió a hablar – Pero, me voy a esforzar en reemplazar esas imágenes feas, con nuevos momentos hermosos – prometió, haciendo explotar el corazón del pelinegro.

- Nunca me hubiera rendido, porque se trataba de ti – Seokjin tomó la palabra – Y tú eres el amor de mi vida... ¿Cómo podría vivir sin ti? – preguntó, riendo al tiempo que lloraba.

¨Forgetting¨ [JinTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora