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El tiempo avanzaba veloz, sanando las heridas que aún quedaban en los corazones de Taehyung y Seokjin. Ellos habían reforzado su confianza en el otro, trabajando en su relación sin nombre aún, dándose el espacio que cada uno necesitaba, para conseguir reestablecer lo que tenían, en una versión mejorada.
- Minnie, hoy Jinnie me invitó a cenar al departamento – comentó un animado Taehyung, dando brinquitos de emoción. Su amigo recordó con claridad las primeras citas de ese par, con el rubio luciendo exactamente igual de entusiasta, y sus mejillas rojas – Quiero verme bonito para él, ¿puedes acompañarme al estilista?
- ¿Vas a cortar tu cabello? – dudó Jimin, considerando que tal como estaba, era hermoso.
- No, quiero cambiar el color – aclaró, tomando una hebra entre sus manos, tratando de verla – El rubio se ha perdido y parece una peluca vieja – hizo un puchero infantil, tan típico en él.
- Nada de eso, eres muy bello, Taehyungie – lo animó el pelinegro.
- Aún así, lo pintaré – dijo decidido.
- Bien, iré por mi billetera y salimos – informó, subiendo las escaleras.
Para cuando salieron del local, dos horas después, ambos lucían diferentes. Jimin aprovechó la ocasión para recortar un poco las puntas, aclarando su tono azabache, por uno más rubio, en tanto Kim, portaba un sobrio tono castaño, que le daba un aspecto tierno y joven, que quedaba muy bien con él.
- ¿Crees que le guste? – Taehyung se miraba en cada vitrina o vidriera donde se reflejaba – Porque a mí, me encanta.
- Eso es lo único que importa – aseguró Park – Si a ti te gusta, entonces está bien.
Nada más llegar al departamento de sus amigos, se puso su mejor atuendo, y salió con los nervios a flor de piel, de camino hacia su antiguo hogar. Todo se sentía como si lo viviera por primera vez, con alguien que recién conocía, y al mismo tiempo, una sensación cálida y familiar lo abrazaba, al saber que se trataba de Seokjin, el mismo chico que le cantó una romántica serenata para pedirle ser su novio y que cruzaba toda la ciudad para conseguir sus pasteles de arroz favoritos. Ese hombre que podía componer una canción inspirado sólo en su sonrisa o en la manera en que hacen el amor. Ese Seokjin que tenía la certeza que amaba, que nunca dejó de amar, y al que amará por siempre, sin importar lo que pase.
Llamó a la puerta, secando luego sus manos sudorosas en el pantalón, esperando que el pelinegro abriera la puerta. Kim Seokjin apareció frente a él, vestido impecablemente, como si fuera el día más importante de su vida, haciéndolo sentir fuera de lugar, por ir con un atuendo tan casual.
- Estaba esperando por ti – dijo el mayor, en más de un sentido. Taehyung entró, descalzándose, observando, al mismo tiempo, su antigua casa. Nada había cambiado en esos dos meses. Ni un solo cuadro se había movido de lugar en su ausencia, provocándole vívidos recuerdos a donde sea que mirara. Aquel lugar almacenaba los tres años más maravillosos de su vida, entre esas cuatro paredes.
- Que lindo está todo – comentó el menor, quitándose el abrigo y el gorro, que ocultaba su pequeño cambio.
- ¿Qué...? – el otro lo rodeó, mirándolo de frente, analizando su nuevo color de cabello – Woah... - sus ojos oscuros capturaron la imagen de Tae y su pelo castaño, como en una fotografía, almacenándola en el fondo de su corazón – Luces tan hermoso.
- Gracias – se sonrojó el menor.
Jin lo invitó a sentarse en la mesa del comedor, donde toda una cena de cinco estrellas estaba servida a la perfección, con rosas blancas y rojas en un lindo jarrón, y algunas velas iluminando la estancia por mera decoración.
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¨Forgetting¨ [JinTae]
Fiksi Penggemar[TERMINADA] Seokjin despierta después de una noche de fiesta, sin recordar nada de lo que pasó, y con Taehyung yéndose con sus maletas del departamento que comparten hace tres años, diciendo que lo odia. Jin tiene que buscar las piezas perdidas en s...