CAPITULO 9

6.2K 512 108
                                        

La mirada de Bellamy confundida se hizo paso a mi campo de visión, el miedo recorrió mi sistema cuando vi que en su mano derecha cargaba su pistola. Mis ojos se agrandaron al ver como más delincuentes se acercaban con piedras en las manos. 

Quiero ir a casa... 

Recordé que siempre le decía eso a mi madre cuando me llevaban al laboratorio, pues ya sabía que me dormirían e investigarían a que tantas cosas podían someter mi cuerpo sin matarme. 

Pero ahora mi madre ya no estaba conmigo. Y tampoco tenía un hogar al cual huír. 

"Él te delató, él les contó de lo que hiciste."

El miedo fue sustituido por el enojo y el odio. Voltee a ver a Bellamy una vez más, viendo que, no había guardado su pistola. 

—Tu les dijiste—acusé con mi voz cargada de decepción.  Pero pensándolo bien...

Bellamy no me debía nada. No tendría por qué sentirme así. 

—Yo no he sido—dijo con voz tranquila acercándose a paso cauteloso. Lo miré indignada. 

—Tú eras el único que sabía de mi—dije con la voz ronca. El llanto amenazaba con una opresión enfermiza en la garganta.

Bellamy miró al suelo analizando mis palabras, pero una sonrisa -puedo jurar que era una- se asomó por sus labios. Pero la borró rápidamente para después verme con el ceño fruncido. 

—¿Estás seguro que solo yo sabía de ti?—sus palabras hicieron que un filo helado atravesara mi estómago. 

¿Quién más sabía de mi?.

Con mi mirada recorrí todo el campamento y vi a un montón de ojos juzgandome. Me sentía como una niña pequeña acusada de haberse comido el postre antes de la cena. 

Mi mirada cayó sobre la entrada de la nave y fue cuando la vi, con una mirada seria pero preocupada, sin ningún atisbo de culpa. 

—Debí imaginarme que tu madre no se quedaría callada—dije amargamente mientras caminaba hacia ella. 

Pero una pared de criminales se atravesó en mi paso, Clarke abrió la boca para replicar pero el grito desgarrador de Jasper inundó el lugar. Sus ojos azules me miraron de una forma extraña y con la cabeza me indicó que fuera la nave con ella. Pero la chica rubia de hace rato gritó oponiéndose. 

—¡¿Vamos a dejar que ese fenómeno esté entre nosotros?!—cerré los ojos esperando que los delincuentes gritaran a su favor. 

Pero para mi sorpresa el silencio se hizo presente. Creando una tensión abrumadora. 

—¡Vamos! No me digan que le tienen miedo a esa bruja—dijo el chico pálido, apuntándome con su huesudo dedo. 

Bueno, a este ya se lo llevó la muerte sin necesidad mía. 

—Yo opino que hay que exiliarla—dijo el rubio que me habló en la mañana. Algunos murmuraron una respuesta, pero no alcancé a oírla—Nadie nos asegura que no vaya a matarnos. 

—Si quisiera matarlos,—dije caminando hacia él—Ya lo hubiera hecho desde el primer día, ¿no crees? Y sin embargo, siguen aquí. Escuchando su estúpido discurso. 

—Leí que a las brujas las quemaban en un pueblo llamado Eslamen—dijo la rubia intentado causar un conflicto. 

Alcé una ceja la escuchar el nombre del... pueblo. 

—Elena no es una bruja—escuché la voz de Murphy entre la multitud. Apareció con su típica actitud despreocupada—Y es Salem, idiota. 

Reía por lo bajo haciendo que la rubia se molestara, alcé la vista solo para encontrarme con su puño. Llevé mis manos a mi mejilla justo cuando estaba por perder el equilibrio. Sentí como su cuerpo cayó sobre el mío y empezaba a arañarme las manos. 

TORMENTA |Bellamy B.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora