AUN NO...

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Ya era Viernes, 22 de marzo, digamos que toda esta semana ha sido de lo más confusa, es como si desde el día del concurso, la relación con él se hubiera vuelto un poco más cercana con el pasar de los días, simplemente el martes, se acercó a mi salón, se quedó observando un par de minutos y más tarde, un mensaje de él apareció en mi celular:

"TE VI HOY EN TU SALÓN Y ESTABAS HERMOSA"

Lo acepto, puede que me haya gustado un poco recibirlo, pero no me podía entusiasmar, en ningún momento él le ha dicho nada más que me quiere como amiga, por lo tanto no significa nada.

Además, ayer justo después de mi examen de Inglés, pasé por el salón de Mónica y Andrea, además ahí estaba Cinthya, mucho más callada que todas, tan solo tarareaba una canción y bailaba discretamente, yo aproveché para charlar con Mónica de lo sucedido estos días.

-Sí, pues ha andado un tanto "cariñoso" y la verdad no sé que pasa, de repente le sigo la corriente pero después quiero cambiar el tema.
-Te entiendo- Respondió un poco dudosa ante eso- Mira, conmigo también ha andado así, incluso me ha dicho que salgamos, aunque no sé el porqué, ¿desde hace cuánto anda así contigo?-
-El sábado, un día después del concurso.
-Conmigo desde el lunes, pero mira no le hagas caso y yo le digo de forma indirecta que no hable así contigo- dijo con una sonrisa cómplice que más que ir dirigida a mí, iba dirigida a Andrea.

Desilusionada regresé y esa tarde no quise hablar con Eduardo por mensaje.

Pues hoy, en la mañana otro momento incómodo fue cuando dije que no había llevado una sudadera para la escuela, lo mencioné en el mensaje para Eduardo, a lo que él me respondió.

"CUANDO LLEGUE, ME ACOMPAÑAS AL SALÓN DE DANZA POR UNA SUDADERA QUE TENGO AHÍ"

U

nos minutos después, íbamos de ida al salón, saco su sudadera y para mi sorpresa no era para él, sino que era para mí. Me había pasado su sudadera por los hombros y me la abrochó.

-No era necesario
-Lo es, cuídala y en el ensayo de hoy me la devuelves.

Trate de disimular mi emoción, pero me sentía como un niño con su juguete nuevo, solo que en esta ocasión, el juguete era su sudadera y eso ya era un tesoro que cuidaría con mi vida, durante 7 horas.
Katia ese día andaba triste, su pretendiente Manuel, la visitaría hoy, sin embargo canceló a último momento y ella estaba algo agobiada, mi emoción de ese día solo la haría estar peor.

Por más calor que ya estuviera haciendo, no me quitaría esa sudadera, me encantaba, era entre un color gris y negro, de lo más suave y lo mejor, me quedaba muy muy grande. De un momento a otro Katia paso a estar mejor, por mí, ya que yo estaba muy emocionada aunque de me hacía de lo más injusto.

Un par de amigos y nosotras dos, paseabamos por los pasillos de la escuela, cuando nos topamos con Eduardo, me ganó la risa que tuve que dar media vuelta para esconderme entre mis amigos, cuando uno de ellos, Óscar, hizo una pregunta con un tono de voz demasiado alto.
-¿Ese de allá es tu novio?

-Aun no, pero en eso ando- Fue lo que repondió Eduardo con una voz demasiado baja para él y posteriormente siguió su camino lejos de nosotros.

En danza gracias a Dios no ensayamos juntos, yo permanecí con Katia, Mónica y Andrea, comentando lo de ese día y lo próximo a suceder, ya que esa tarde, él estaría en mi casa.

Mi primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora