Con otros ojos.

19 1 0
                                        

Lo bueno es que ya ando mejor, tan solo tengo que traer venda en mi tobillo a manera de protección, ya puedo regresar a bailar, aunque, siendo sincera, no es o que quiero, o bueno bailar, en mi antiguo lugar, con otra pareja que no sea Eduardo.
Estoy a nada de entrar al salón de danza, apenas unos segundos antes el profesor tuvo que salir, por lo tanto estará fuera una parte del ensayo, justo ahora, logro ver a Eduardo ensayando, solo, se le ve feliz, se le ve tan lindo así sonrojado y con sus ojos entre cerrados cubiertos por sus pestañas, pero no, por él yo no puedo sentir nada de esto, comenzando porque no me quiere de pareja, ni de amiga, ni de nada, sino quiso a Mónica, ¿cómo me podría querer a mí? Estaba tan perdida en mis pensamientos que no vi el momento en el que Mónica y Andrea se acercaron a mí para saludarme y preguntarme qué tal estaba el día de hoy.
-¿Como sigues?
-Sí, es verdad,  ¿ya puedes bailar o quieres que cubra de nuevo tu lugar?- Ambas hicieron sus preguntas tan tiernas, aunque era obvio la ilusión que le hacía a Mónica volver a bailar.
-Estoy mejor, la verdad ya puedo apoyar el pie, solo tengo que usar la venda un par de días más por cualquier situación.- Las dos hermanas se alegraron de que ya estuviera mejor, seguimos platicando un par de cosas más hasta que Andrea se fue al otro extremo del salón, Mónica permaneció a mi lado, ella notó mi desconcentración total el día de hoy.
-¿Qué más te sucede? Es obvio que no estás solo así por tu tobillo, ¿o sí?- No podía mentirle si se estaba preocupando por mí, ¿o debería hacerlo?, no, si le digo la verdad, probablemente ella me podría ayudar, ella ya pasó por esto.
-Cuando tú bailaba con Eduardo Chihuahua, ¿ya sentías algo por él?
-Claro que sí, en ese tiempo él ya me gustaba, de hecho ese lapso en que él me trataba de una forma rara, ya sabes a lo que me refiero.- Claro, era el tiempo donde él jugaba con los sentimientos de ella.- Pero, ¿por qué preguntas?, no me digas qué...-
-Sí, ahora soy yo la que siento algo por él.
-¡Oh, por Dios! Eso sí que no lo veía venir.- Era obvia su sorpresa ante mi abertura de sentimientos, la única que conocía mi situación era Katia, más sin embargo ese día no pudo asistir, sino fuera por Mónica estaría completamente sola ahogandome en mis pensamientos y emociones.
-Cómo ya he pasado por tu situación, la verdad, como tú amiga, y porque te quiero mucho, lo único que puedo decirte por ahora es que no permitas que él se entere de nada, sino quieres que tu autoestima, tu ego y tu corazón queden en el suelo a manos de él, créeme no lo vale.- Concluyó ese comentario con un abrazo y dando media vuelta se preparaba para ensayar.
Creo tenía razón, quizá no valía tanto la pena, sentir demasiado por alguien como él, pero, ¿qué se supone debía hacer? Si cada vez encontraba algo que me hacía empezar a verlo de otra manera... No, no me puedo enamorar de él, no debo hacerlo, con él nunca pasaría nada, Eduardo y yo, no.

Mi primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora