Capitulo 8

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| Abril |

Despues de llegar a casa de el loco lo primero que hizo fue encerrarme en la celda solo que ya no estaba Albert, solo yo y cadenas que ahora estaban mas fuertes que antes y si que dejaran marca pero eran mas largas ahora, tanto que podia acercarme un poco a la puerta.

—¡Escuchame bien estupido! Se que me estas escuchando, diosito maldijo a tu madre cuando quedo embarazada de ti, seguro que te dejaron caer al nacer porque estas acciones que ejecutas no son de una persona cuerda ¡Por tu bien hijo de perra espero que Paula este a salvo! —grito enfurecida temiendo por mi amiga, pego un pequeño grito cuando la puerta se abre de un portazo logrando ver al hijo de perra que al parecer se estaba bañando pero claro era necesario venir aqui en toalla y luego dicen que la loca es uno.

—¿Y si no lo esta que? —me cuestiona desafiante, su pregunta se la puede meter por el ano que si no esta lo matare con mis propias manos a ese desquiciado que tuvo la osadia de irme a buscar a Carolina, ni que estuviera tan buena, si lo estoy pero tampoco es para tanto, bueno si es para tanto pero no es como si yo quiero un acosador.

—Si logre salir de aqui puedo hacerlo otra vez ¿No lo crees? Y cuando lo haga...

—¿Que? Cuentame mas, no lograras salir de aqui esta vez y si lo haces te matare, no sere tan piadoso contigo esta vez —confiesa echando su cabello para atras que si fuera otra situacion me lo hubiera comido enterito pero no Abril, el te tiene encerrada como un animal, casi te asfixia lo unico que quiero es meterle un palo entre la cabeza a ver si se la arreglo, eso es.

—Disculpame ¿Cuando lo haz sido —interrogo confundida con algo de ironia en mis palabras lo cual parecio no agradarle, lo cual poco me importa.

—Agradece que estas con vida —intenta finalizar para irse pero como yo soy mas rapida.

—Prefiero estar muerta.

—Lo estaras si sigues molestandome.

—Perdon flor, si te marchite —me cruzo de brazos molesta y desvio la mirada a la pared pero pronto vuelvo a verlo al escucharlo.

—Haz silencio o la que pagara no seras tu sino tu amiguita Paula —amenaza sonriendo de lado,

—Como si la tuvieras —bufo riendo sin gana mientras ruedo los ojos, este psicopata en serio que saca lo peor de mi, cuanto daria por tener uno de esos bates de beisbol de hierro o era metal? Bueno no importa, lo que quiero es uno de esos bates para romperlo en su carota de soy rico y hago lo que se me pegue la gana.

—¿Tu crees? —su sonrisa de lado se agranda y gira la cabeza con diversion, eso si que me dio algo miedo se parece mucho a chucky, maldito psicopata.

—Si eso creo, asi como estoy mas que segura que te dejaron caer al nacer y que seguramente saliste de culo porque de cabeza no fue, minimo cortaron el cordon umbilical con un papel, estoy segura que tus neuronas se quedaron ahi —nuevamente veo para otro lado, creo que me va a salir otro ojo de tanto enojo, es que madre mia que dios le da batallas a sus soldados sin una ametralladora Browning M-2 de calibre 50.

—Entonces ¿Quien es esta? —me volteo a verlo por simple curiosidad, no se de donde saco un telefono pero me mostro la pantalla y no pude evitar soltar una lagrima, Paula se encontraba ahi, no estaba sola alguien se encontraba dandole latigazos.

—¡No! ¡Por favor! ¡Ya no mas! ¡Dile que pare! —grito ya llorando, estaban lastimando a mi mejor amiga por mi culpa ¿Que clase de maniatico es este? Si esta era la forma de conseguir mi rendicion lo ha conseguido, mis amigas son lo mas preciado para mi, nunca les pedi que vinieran conmigo ni que me ayudaran cuando era secuestrada, ellas lo hicieron porque me apreciaban y aunque me parecia una idea loca ahi entendi que pasamos de ser amigas a hacer familia, ellas son mi familia y si tengo que seguir las reglas de un maniatico para protegerlas eso hare.

Encadenada al AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora