Su mirada se oscurecía a base de dos cosas: Ira y miedo. En ese momento no sentía nada más que un profundo y agotador temor, sus ojos lo delataban también. Se quedaba frío al momento en el que sudor empañaba su piel, el terror no lo dejaba pensar con claridad, no lo dejaba hacer absolutamente nada, ni siquiera parpadear. Incluso estaba desorientado, no sabía en dónde se encontraba el norte, sur, este y oeste. Tenía una leve sensación de náuseas, pues todo ese desastre le estaba provocando un fuerte dolor de cabeza. Aún no podía procesar que su hermano había pasado a mejor vida.
Brumas tambalearon en su mente, sentía que el tiempo ni siquiera avanzaba, sino que, retrocedía como si fuera una especie de maldición. A cada instante de espejismos se sentía más agitado, sus piernas se estremecían ante cada ráfaga de viento, al parecer, no podía aguantar su propio peso. Respiró por la boca antes de mover los ojos, agregó el poder movilizar el cuello para apreciar de manera panorámica todo, quería que alguno de esos árboles se le hiciera familir, para tener una pista de cómo debería regresar a su casa. No entendía de dónde demonios era que había salido esa tipo costumbre de siempre terminar deambulando por esas zonas tan macabras.
Hasta que su mirada se clavó en un punto inexacto de toda esa tierra que lo rodeaba, las hojas marchitas que habían descendido de los árboles hace eones de tiempo, habían crujido, podría ser que alguien las hubiera pisado. Y sintió un escalofrío en la nuca pensando que pudo haber sido alguien más, que no estaba solo como él pensaba que sí lo estaba. Intentó restarle importancia aunque eso retumbaba en su mente. Entonces regresó la mirada al frente. Y ahí fue cuando pegó un brinco, una persona había hecho una repentina aparición frente a él, dejándolo pálido del susto. Como las personas cuando mueren... como su hermano la noche anterior a esa.
Del sobresalto Brian había retrocedido un poco, pero terminó tropezando siendo él un poco torpe con sus pies, se golpeó la retaguardia con el frío suelo, también la columna; por lo que más se quejó en ese momento. Pero no tenía tiempo ni para sentir dolor, desde ese ángulo que tenía con el contrario, se sentía mucho más pequeño de lo que no era delante de él, se sentía más indefenso. Su labio temblaba al igual que su cuerpo. Y su cerebro se vio aprisionado, pues también quería irse, pero no podía. Sentía que el alma se le iba por los labios.
Desde ahí, sus ojos hicieron contacto con ese par de orbes oscuros que pertenecían al dichosos brujo. Este último, se agachó con gentileza quedando a su altura, intentando parecer lo más amigable posible cuando su aspecto daba a entender todo lo contrario a ello. Le sonrió amable, siendo algo tiránico, no existía mayor prueba de falsedad que esa, Brian dedució que simplemente quería tentarlo de alguna manera, dando en el punto más débil que tenía hasta el momento. Así que sólo quería irse; escapar de él, algo dentro de su ser se lo imploraba, sentía que sus células picaban, que la sangre se volvía más densa, mucho más fría. Sabía que acabaría muerto.
—Hola, Bri —saludó con dulzura, mientras que con una mano acariciaba los pronunciados rizos del menor. Hacerlos rebotar en su palma era divertido —¿Qué ocurre? ¿Estás triste? —hizo un breve puchero, pues luego de eso, su rostro tenía una mueca de diversión maliciosa plasmada tan a secas que generaba mucho temor. Era inhumano.
—Tú mataste a mi hermano... —lo señaló con el dedo, entrando en profunda razón, como si hubiera encontrado el sentido al acertijo, su cerebro se estaba volviendo loco. Como señal de defensa, se olvidó de aquello por un momento, estaba nervioso y medio ido, se acababa de olvidar de lo que ese brujo pudo haber hecho con Cristopher. Pero no cabía duda alguna, él había sido él responsable de todo —Quiero que te alejes de mí... No quiero que me lastimes —con el entrecejo fruncido se alejó con torpeza, el pelinegro solamente se volvió a acercar. Brian ante eso no pudo resistirse, entonces lo empujó bruscamente con ambas manos, siendo intrépido.