capítulo 1.

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______.

Lo primero que noto es el latido de mi corazón en el pecho. Es muy rápido y doloroso. ¿Por qué un corazón necesitaría latir así de fuerte?

Respiro hondo por la nariz y abro mis ojos cuando exhalo.

Y me echo hacia atrás.

Por suerte, estoy en una cama y caigo sobre un colchón. Ruedo lejos de la mujer que me mira intensamente, y me levanto. Doy un vistazo hacia ella, retrocediendo. Me sigue mirando, pero no se ha movido. Esto hace que los latidos de mi corazón se reduzcan un poco. Un poco.

Ella es joven. No es una mujer, tal vez está en la adolescencia o en sus veinte años. Siento la urgencia de correr. Una puerta... necesito encontrar una puerta, pero si quito mis ojos de ella, podría...

-¿Quién diablos eres?.--pregunto. No importa quien sea. Necesito distraerla mientras encuentro una salida.

Está callada por un momento mientras se levanta.

-Estaba a punto de preguntarte lo mismo.--dice.

Su voz hace que deje de moverme por unos segundos. Es tranquila... calmada. Muy calmada. Tal vez estoy exagerando. Quiero contestarle —lo cual sería lo más razonable cuando alguien te pregunta quién eres— pero no puedo.

-Yo te pregunté primero.--digo. ¿Por qué mi propia voz no suena familiar? Pongo la mano en mi cuello.

-Yo...--duda.--¿No lo sé?

-¿No lo sabes?.--digo con incredulidad.--¿Cómo es que no sabes?

Veo la puerta y me acerco, manteniendo mis ojos en ella. Está de rodillas en la cama, pero parece que es alta. Si se acerca a mí, dudo que sea capaz de pelear contra ella. Mis muñecas lucen pequeñas. ¿Lucen pequeñas?

¿Por qué no sé que mis muñecas son pequeñas?

Este es el momento. Tengo que hacerlo.

Me muevo con rapidez hacia la puerta. Está solo a unos metros de distancia; si logro abrirla, puedo correr para pedir ayuda. Grito al tiempo que corro. Es escalofriante, un verdadero dolor de oído. Mis manos hallan el pomo y veo hacia atrás, para ver dónde está ella.

Sigue en el mismo lugar, con sus cejas levantadas.

-¿Por qué gritas?

Me detengo.

-¿Por qué... por qué no vienes por mí?.--estoy frente a la puerta. Técnicamente puedo abrirla y correr lejos de ahí antes de que ella salga de la cama. Lo sabe, y yo lo sé, así que ¿por qué no está tratando de detenerme?

Se pasa una mano por la cabeza, suspirando profundamente.

-¿Cuál es tu nombre?.--pregunta.

Abro la boca para decirle que no es de su incumbencia, y me doy cuenta, que no lo sé. No sé cuál es mi maldito nombre.

En ese caso...

-Delilah.

-¿Delilah...?.--pregunta.

Se encuentra oscuro, pero puedo asegurar que está sonriendo.

-Sí... ¿no es lo suficientemente bueno para ti?

Sacude la cabeza.

-Delilah es un buen nombre.--dice.--Escucha... Delilah. No sé exactamente qué es lo que estamos haciendo aquí, pero atrás de ti hay un pedazo de papel pegado a la puerta. ¿Puedes arrancarlo y leerlo?

Tengo miedo de voltearme y que me ataque. Busco atrás sin tener que voltearme. Jalo el pedazo de papel de la puerta y lo pongo frente a mi cara.

¡______! ¡Todavía no abras esta puerta! Esa chica en el cuarto contigo... puedes confiar en ella. Camina hacia la cama de nuevo y lee todas las notas. En ellas viene todo explicado.

Jamais, jamais (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora