capítulo 12.

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Billie.

-______, bebé.--susurro, deslizando un brazo sobre ella. Presiono los labios contra la curva de su hombro. Se mueve, luego jala las sábanas sobre su cabeza.--______, es hora de despertar.

Se da vuelta para mirarme, pero permanece debajo de la manta. La levanto sobre mi cabeza hasta que las dos estamos cubiertas. Abre los ojos y frunce el ceño.

-Hueles bien.--dice.--No es justo.

-Tomé una ducha.

-¿Y cepillaste tus dientes?

Asiento, y su frente se frunce.

-Eso no es justo. Quiero lavarme los dientes.

Levanto las mantas de su cabeza y coloca una mano sobre sus ojos y gime.

-Entonces date prisa y cepíllate los dientes para que puedas volver y darme un beso.

Se arrastra fuera de la cama y se dirige al baño. Escucho como el lavabo comienza a funcionar, pero es rápidamente ahogado por los ruidos que vienen de abajo. Ollas y sartenes chocando, puertas de armarios cerradas de golpe. Es como si alguien estuviera limpiando. Miro el reloj y son casi las nueve.

Dos horas más.

La puerta del baño se abre y ______ corre por la habitación y se sube a la cama, tapándose a toda prisa con las mantas.

-Hace frío ahí fuera.--dice, con sus labios temblorosos. La acerco a mí y presiono mi boca contra la suya.--Mejor.--murmura.

Y eso es lo que hacemos mientras intento perder la noción del tiempo. Nos besamos.

-Billie.--susurra mientras desciendo hasta su cuello.--¿Qué hora es?

Me estiro hasta la mesita de noche y miro mi teléfono.

-Nueve y cuarto.

Suspira, y sé con exactitud en qué piensa. Lo mismo que estoy pensando yo.

-No quiero olvidar esta parte.--dice, mirándome a través de ojos que parecen dos corazones rotos.

-Yo tampoco.--susurro.

Me besa de nuevo con suavidad. Puedo sentir su corazón acelerado dentro de su pecho, y sé que no es porque nos estamos besando bajo mis mantas. Es porque se siente asustada. Y me gustaría poder llevarla a donde no sintiera miedo nunca más, pero no puedo. Solo la acerco más a mí y la abrazo. Me gustaría tenerla aquí para siempre, pero sé que hay cosas que deberíamos estar haciendo en este momento.

-Podemos esperar lo mejor, pero creo que debemos prepararnos para lo peor.--le digo.

Asiente contra mi pecho.

-Lo sé. Cinco minutos más, ¿sí? Vamos a quedarnos bajo la manta cinco minutos más y pretender que estamos tan enamoradas como solíamos estarlo.

Suspiro.

-En este momento, pretender no es necesario para mí, ______.

Sonríe y presiona los labios contra mi pecho.

Le doy quince minutos. Cinco no es suficiente.

Cuando nuestro tiempo termina, me deslizo fuera de la cama y la levanto.

-Debemos desayunar. De esa forma si llegan las once y nos volvemos locas de nuevo, pasarán un par de horas antes de que tengamos que preocuparnos por la comida.

Nos vestimos y vamos abajo. Cuando entramos a la cocina, parece que Ezra se encuentra limpiando las cosas del desayuno. Mira a ______ frotándose el sueño de los ojos y levanta una ceja en mi dirección. Piensa que tiento a mi suerte con ______ en esta casa.

Jamais, jamais (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora